Ansiedades
Es increíble lo rápido que va el mundo hoy en día y lo poco que nos respetamos el derecho a darnos espacios para detenernos un poco, permitirnos sentir y preguntarnos hacia dónde vamos y qué estamos sintiendo con el camino que llevamos; vivimos en un mundo que nos “necesita” conectados y activos las 24 horas del día, que nos necesita productivos porque de lo contrario no servimos, un mundo que se las ha ingeniado para llenarnos de estímulos todo el tiempo, porque ya no solo son las vivencias que experimentamos con las dinámicas presenciales, si estas no se están desarrollando, tenemos la tecnología a un movimiento de nuestra mano para seguirnos estimulando cada segundo de nuestro día, se ha llegado a tal punto de no soportar el silencio con nuestro alrededor o con nosotros mismos.
Esta generación, desde pequeños, se ha desenvuelto en una sociedad que te “obliga” a mantenerte al día, a competir todo el tiempo, a integrarte a una dinámica que no para y que te establece unos moldes predeterminados que van desde que inicias tu educación básica, incluso antes, hasta el final de tus tiempos en tu trabajo o en tu papel como integrante de una sociedad. Y es que no digo que esto no sucediera desde mucho antes del momento de mi nacimiento, 1999, incluso considero que el punto donde estamos ahora se empezó a formar hace muchos años atrás, porque los cambios y el establecimiento de dinámicas no se da de un día lunes a un día miércoles, requiere de mucho tiempo, de cuestionamientos, de establecer cambios, de discutir posiciones y de implementar acciones que con el tiempo son adoptadas como costumbres.
Ahora mismo vivimos una época que tiene diferentes aspectos bastante particulares que podemos pensarnos un poco, por ejemplo, la idea de éxito con la que, por lo menos yo, crecí, los tiempos que nos establecieron para cumplir metas y que cada vez se vuelven más cortos porque parece que los humanos ahora vienen “superdotados” por unas capacidades increíbles que les permiten desarrollar un montón de proyectos al tiempo y sabérselas todas, y esa es otra cuestión: ya las personas no se equivocan, prácticamente llegan a este mundo aprendidas, nos vinculamos con la academia para “formarnos” pero debemos tener previamente todo un repertorio de saberes impresionantes para así desenvolvernos de manera óptima en este entorno, en fin, hay un montón de características que actualmente los jóvenes necesitamos desarrollar para poder encajar en el molde que está establecido y que debemos ocupar según nuestras decisiones y los contextos en los que convivimos.
Ahora bien, para cumplir un poco con los parámetros establecidos para la realización de este ensayo, digo un poco porque soy consciente de que no seguiré a pie de letra lo pedido para este, quiero relacionar esta reflexión de las ansiedades con los diferentes temas que hemos visto en la clase durante el semestre.
En primer lugar, quiero aclarar que lo llamo ansiedades porque me refiero a esos episodios específicos en los que tu mente te juega en contra con diferentes situaciones y te hace caer por un tiempo determinado en un hoyo del que no te es tan fácil salir, sin embargo, a pesar de que sufras estos episodios de autosabotaje no eres considerada una persona con la patología de la ansiedad como tal, esta sensación, implica “la combinación de distintas manifestaciones físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan ya sea en forma de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo llegar al pánico” (Sierra, Ortega y Zubeidat, 2003, p. 15). Durante el tiempo que llevo en la universidad me he dado cuenta que estos rasgos de personalidad ansiosos o episodios específicos son más comunes de lo que creemos, y no por estos ya entramos en una categoría en la que nos clasifiquen como enfermos mentales y que requiramos medicamentos.
Retomando la idea de los aspectos que debemos detenernos a pensar un poco, creo que se relaciona perfectamente con el tema actual de las plataformas y, a su vez, con la posverdad, teniendo en cuenta que este último se refiere a un fenómeno social en el que actualmente nos encontramos envueltos, que hace que diferentes realidades alternativas tomen la suficiente fuerza para involucrar a una cantidad considerable de personas y hacerlas participes y creyentes de lo que esta plantea.
Adicionalmente, se presenta el tema de las plataformas, estas llegaron a cambiar las dinámicas y las maneras de relacionamiento que, hasta ese entonces, alrededor del 2004, se desarrollaban entre los seres humanos. Con el nacimiento de la web 2.0 se abrió un mundo de posibilidades para las personas al momento de relacionarse: nos permitió gozar de una comunicación mucho más inmediata, volvernos co — constructores del contenido de la web, pasamos de ser un receptor pasivo al que le llegaba la información que diferentes personajes con un tipo de poder decidía que quería comunicarnos a poder opinar sobre esta misma información y a tener un poder de decisión sobre lo que queríamos comunicar a través de estas plataformas.
Sin embargo, hoy en día, y volviendo al tema de las ansiedades, los moldes a seguir y las ideas establecidas de tiempos y éxito, estas plataformas se han convertido en el escenario perfecto para el traslado de diferentes dinámicas que anteriormente se daban de manera física y, gracias a estas, de alguna forma a los internautas se nos ha concedido un tipo de poder para poner en la web una realidad alternativa que cuenta nuestra supuesta vida. Y es que en estas plataformas todo lo que encontramos es mucha seguridad, felicidad, éxito, dinero, viajes, amor, etc. puras emociones positivas de todas las personas que habitan estos escenarios, y es que de alguna manera hemos dejado de habitar espacios físicos para pasar a habitar el ciberespacio con nuestras experiencias, opiniones y conclusiones. ¿Y por qué hablo de posverdad? Porque bien hemos empezado a conocer que muchas de las cosas que son compartidas a través de estas plataformas no son lo que realmente las personas están viviendo, porque claro, en estos ciberespacios no van a publicar lo mal que se sienten por la presión social, laboral o académica; en estos lugares siempre se publican mensajes motivadores, la mejor cara de la vida, la mejor reflexión sobre los momentos pesados y lo “fácil” que es afrontar la vida con una actitud positiva. Esta diversidad de mensajes contribuye a la creación de una realidad alternativa, que encaja dentro de lo que implica el fenómeno de la posverdad, en la que se supone todos somos felices, exitosos, bonitos y afrontamos las circunstancias de la vida desde la serenidad; es aquí donde inician las comparaciones ¿y yo por qué no soy así? ¿y por qué si ella/él tiene mi misma edad ya ha logrado x cantidad de cosas?, y empezamos a notar que a pesar de que contribuimos a la creación de esa realidad alternativa y “bonita” realmente estamos dejando de lado una parte importante que es la que nos hace humanos, lo que nos vuelve vulnerables al mundo.
Y ahora entra otro tema que causa escalofríos a quien se le plantea: la inteligencia artificial y, un poco de la mano, el transhumanismo. Y es que ya con la inteligencia artificial los seres humanos empezamos a tener unos alcances desorbitantes, comenzamos a “considerarnos Dios” y a programar tecnología que vaya destituyendo a otros seres humanos en diferentes actividades, como la máquina que le ganó al mejor ajedrecista del mundo, probando con esto que por muy rápido que vayas siempre puedes ser reemplazado y habrá gente o cosas mejores que tú y que desempeñarán tus tareas mejor que tú mismo, sin embargo, lo más asombroso viene con el transhumanismo, al querer alargar/mejorar la vida a través de la fusión con la tecnología, porque ya no es solo crear sistemas que puedan “facilitar” la existencia, ayudar al humano, reemplazarlo en algunas tareas meramente técnicas, sino que, además, ya existe un grupo de personas que desea unirse a estas tecnologías para “optimizarse”, evitando de alguna manera el proceso de evolución, aprendizaje y con intenciones de acercarse cada vez más a la perfección; la cuestión es que dentro de un tiempo entonces serán estas personas las que comiencen a gobernar el mundo, a tener el poder y a dejar de lado a los seres humanos que por cuestiones de dinero o de creencias no acceden a este tipo de alternativas para ser una persona superior en comparación con su versión de carne y hueso. Me pregunto en el futuro cuál será la transformación que atravesarán las categorías que, hoy en día, nos definen como personas importantes y aportantes para el sistema.
El mundo actual, y el que viene en camino, nos sitúa en un espacio en donde siempre debemos tener una opinión, encajar en una ideología, elegir un extremo, caber en un molde, conocer mil y un asuntos, producir, ser positivo día a día, alcanzar al que va más adelante y al que va después de ese, tener algo por decir siempre, moverse todo el día, ir a la par de tus compañeros, pensar según tu entorno, vivir la “libertad” desde lo establecido por un extremo u otro, aprender como la mayoría aprende, entender los diversos temas desde la objetividad, etc. se requieren este tipo de características para encajar en un sistema que corre más de lo que alguna vez caminó, para poder ser parte de un lugar en el que se nos ve a todos como iguales, para ciertas cosas, dejando de lado las particularidades de cada sujeto, sus diferentes tonalidades, la capas que lo componen; y es que si se da la situación en que no se cumple alguna, empiezas a ser identificado como un personaje que no es capaz con la vida, considerado débil, que no aporta a la producción de elementos relevantes para las dinámicas diarias y que no sería útil para una sociedad en la que todos necesitan correr para existir.
Quisiera cerrar expresando que, a pesar de todas estas situaciones, considero que actualmente se anda gestando una energía de cambio en la que se promueve un equilibrio entre la productividad, el descanso, el tiempo justo y la inclusión de los elementos del entorno natural a la vida del ser humano, y que con la implementación de estas cuestiones se apoyará a la transformación de las dinámicas sociales actuales; seguramente no sucederá para el día de mañana, sin embargo, el empezar a repensarnos las formas de vida actuales da una pequeña esperanza de que el mundo, en un futuro, sea un mejor lugar para vivir.
Referencias.
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