Sobre el arte, el lenguaje y el poder

Santiago Quiroz
Pensamiento
Published in
5 min readOct 6, 2023

Siempre que me enfrento a la álgida mirada de la hoja en blanco penetra en mi mente un ruido intenso; no puede ser descrito más que con el silencio y regreso a la misma pegunta ¿qué anhelo expresar? El ser humano escarba en la pretensión de representar lo que no entiende como el amor, la muerte, los sueños y aún más impensable LA REALIDAD. Es en esa franja donde se percibe el arte, ahí, donde se observan pinturas rupestres como la representación de lo cotidiano en los primeros pasos de la humanidad, hasta la tensión descarada de un verso o los enrevesados desenlaces de una trama contada en el cine, y es exactamente que “En función de esta necesidad y posibilidad de hacer y crear, las comunidades comenzaron a generar cultura y fue esa expresión (acción cultural que trasciende) la que más tarde se denominó arte” (Calvo, 1998, p. 190)

Pero, así como tratamos de explicar lo inexplicable, configuramos a través de estas representaciones cómo nos pensamos, qué nos moviliza, a quienes elegimos para “representarnos”, qué nos limita, qué nos asusta. Por esto, el arte y el lenguaje son requeridos por quienes ostentan la producción y el poder.

Instrumentalización del arte

El arte y el lenguaje son instrumentalizados, usados como una herramienta que configura los imaginarios de lo real y es en el punto de la representación donde principalmente cruzan su ruta. El lenguaje necesita del arte para interpretar y el arte se subordina al lenguaje como mediador entre el entorno y esa interpretación

El lenguaje cumple, sin duda, una función de mediación y comunicación en las relaciones sociales y políticas entre los individuos. La existencia humana puede ser descrita como representación, apariencia o simulacro; sin embargo, para hacerla soportable necesitamos del arte y su interpretación (Ayala Blanco 2013).

Es así como los grupos que ostentan el poder usan el lenguaje, el discurso y el arte para excluir lo diferente o lo que no consideran que entra en los cánones estéticos impuestos por ellos mismos, como se explica en el articulo ARTE Y PODER: El arte como instrumento semiótico de perpetuación del poder:

Sabido es que los grupos con mayor poder en las sociedades siempre han impuesto sus valores y criterios ideológicos a través de las leyes, normas, hábitos, imágenes y también a través de las expresiones artísticas, al contar con la atribución de decidir y definir qué es arte y qué no lo es, qué es digno de ser visto y qué no lo es (Gonzalorena, 2015).

Es esta imposición la que permea el pensamiento, la manera en que nos relacionamos con las diversas formas de habitar el mundo, las representaciones que hacemos de la infinita cantidad de sensaciones que nos rodean y la forma en que construimos el laborioso tejido que llamamos realidad. Teniendo esto en cuenta, podemos evidenciar dispositivos que se encargan de separar, excluir y delimitar lo que es arte de lo que no lo es, por ejemplo, los museos, esos pasillos enormes delimitados en pequeños cubículos que indican hasta donde puedes llegar, desde donde debes observar y que debes mirar, además, enaltece las obras como lo que se debe hacer para pertenecer a ese espacio, ese ejercicio es opresivo y es una muestra más de cómo se usa el arte como herramienta de persuasión del pensamiento, como trata de explicarlo la autora antes mencionada, “la difusión y validación de algunos estilos y piezas artísticas implica, de algún modo, un mecanismo de dominación de las otras expresiones culturales, lo cual nuevamente deja de manifiesto la opresión de un grupo social sobre otros” (Gonzalorena, 2015).

Otro ejemplo claro del uso del arte cómo mecanismo de control y poder son las instituciones. La academia y la iglesia usan las representaciones para marcar acentuadamente qué es y que no es, es decir los ritos y representaciones que se hacen en estos espacios pueden verse como una puesta en escena que direcciona el comportamiento y condiciona las perspectivas y maneras de relacionarse con el entorno y por lo tanto condicionan al artista y el observador frente a sus creaciones.

En este caso desde mi perspectiva como poeta, la representación que puedo hacer del mundo se ve permeada por los conocimientos y experiencias obtenidas en mi carrera universitaria, además, terminan encasillando mi obra como válida o no válida según esos conocimientos, así perdiendo su calidad de expresión y representación que el artista (en este caso yo) quiere darle.

Mi perspectiva del arte y de la poesía

Desde mi punto de vista, sesgado por la emocionalidad y subjetividad, concibo el arte y, sobre todo la poesía, como la representación más pura de lo que sentimos, añoramos, pensamos y vivimos. El tratar de enmarcarlo en una normativa y en una estructura, no es sino, limitar la creación y representación de esas perspectivas encarcelándolas en un sin fin de monotonía, un pleonasmo sin pies ni cabeza que inunda con las mismas estructuras de pensamiento la experiencia individual de cada ser que produce y observa las obras, para mi perdiendo su calidad de arte y transformándolo en un producto de control y consumo que se capitaliza en la apropiación de los medios de producción.

En este sentido, el arte se vuelve un objeto que debe producirse en grandes cantidades, un producto de consumo y generador de capital que convierte la expresión y la emocionalidad en cansancio más que en arte. Esto puede extrapolarse a las lógicas de explotación y autoexplotación instauradas en el sistema capitalista y entendidas como “las formas en la que se ejercía la violencia sobre el otro con la finalidad de maximizar la producción, ha dado paso a la auto-explotación, haciendo responsable al trabajador del éxito o el fracaso de la producción, internalizándola como un fracaso personal” (Greco, 2018 citado en Bedoya, et al, 2021)

En conclusión, el arte y la escritura pierden su sentido de expresividad al querer encasillarlos en las dinámicas y lógicas de producción actuales dando paso a productos y no a obras con sentido y alma.

Cárcel

Cuando escribir se convierte en cárcel,

pierde toda belleza que involucra el arte.

Para escribir hay que sentirlo

no solo colocar un punto y aparte,

no solo estructurar una frase

con sentido y cohesión,

sino con sentimiento, con intención.

-Luis Santiago Quiroz

Referencias

Ayala Blanco, F. (2013). Reflexiones en torno a la relación arte y poder a la luz de la hermenéutica. Estudios políticos (México), (30), 49–60. Recuperado en 15 de diciembre de 2023, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-16162013000300004&lng=es&tlng=es.

AKOSCHKY J., BRANDT E., CALVO M., CHAPATO M.E., HARF R., KALMAR D., SPRAVKIN M., TERIGI F., WISKITSKI J. (1998) Artes y escuela: aspectos curriculares y didácticos de la educación artística”. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidós

Bedoya, P., Ilda N. M., Murillo V., Renato, A. & Huanca-, J. W. (2021). ¿Explotados o auto-explotados?: sobre el concepto de auto-explotación en la sociedad del rendimiento de Byung-Chul Han. Revista Internacional de Investigación en Ciencias Sociales, 17(2), 433–448. Epub Recuperado de: https://doi.org/10.18004/riics.2021.diciembre.433

Gonzalorena Vallejo, N. (2015). ARTE y PODER: El arte como instrumento semiótico de perpetuación del poder — Cuadernos de trabajo social. Cuadernos de Trabajo Social — UTEM. https://cuadernots.utem.cl/articulos/arte-y-poder-el-arte-como-instrumento-semiotico-de-perpetuacion-del-poder

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