Realización propia, 2023.

Kpop: género musical, subcultura juvenil y esclavitud moderna

MATEO SALDARRIAGA BOLIVAR
Pensamiento

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Hace 5 o 6 años estaba comprando ropa en el centro de Medellín. Entré a un almacén de ropa colombiana llamado GEF. Allí el ambiente se sentía diferente pues sonaba de fondo una música extraña que se asemejaba al pop americano sin embargo, no entendía ni una palabra. A la hora de pagar le pregunté a la chica del mostrador cómo se llamaba lo que estaba sonando. Me dijo que era Kpop, pop coreano y que lo ponía porque le gustaba escuchar varios géneros musicales para variar la música del local y que no fuera siempre reggaeton o pop americano. Mientras ella me hablaba no dejé de escuchar la melodía intentando recordar el nombre del género y las palabras de la letra, aunque internamente estaba muerto de la risa porque nada se entendía. Cuando llegué a mi casa no recordaba ni el nombre del género ni el nombre de Corea, creo que incluso observé Jpop, que es el pop de Japón, pero unos días después me acordé y busqué con las palabras Corea del sur y músic, y encontré la famosa sigla del Kpop, o sea, Korean pop, la música “popular” de las clases populares de Corea del Sur.

No les puedo negar, apenas lo escuche quería más y más. Recuerdo que en ese momento vi videos de Girls generation, EXO, Super Junior, y otros grupos de primera y segunda generación. La estética, los sonidos, el baile, los escenarios y efectos visuales me cautivaron y propiciaron mi interés por este fenómeno global. Cuando conocí BlackPink mi menté estalló, pues en ese momento era lo más reciente que había junto a BTS, que era un grupo de chicos, y BlackPink, de chicas. Las cuatro jóvenes sabían bailar súper bien, sus canciones eran pegadizas, comenzaban a ser muy famosas, tenían muchos fans en Asia y el proyecto era todo un éxito. El concepto y la estética del grupo era superior a otros grupos femeninos de la época. Este éxito estuvo facilitado porque en el 2017, el año debut del grupo, la industria del cine y la tecnología audiovisual (es decir el desarrollo de cámaras, luces y demás elementos para producción musical), ya estaban muy avanzados. Plataformas como YouTube contenían millones de usuarios que viralizaban los videos en cuestión de días y horas.

El pop coreano o Kpop es el género musical y a la vez subcultura juvenil proveniente de los barrios populares de Corea del Sur. Comenzó principalmente en los años 60s cuando las personas de los barrios de clase baja se reunían en bares y cantaban baladas y música tradicional de la época. Hay que recordar que Corea fue invadida por Japón desde 1910 hasta 1945, y luego logró su independencia oficial en el mismo año, por eso los sobrevivientes y descendientes de estas generaciones se encontraban en estos bares para representar sus tradiciones musicales. Corea desde la primera y segunda guerra mundial ha sido dividida en dos bloques, principalmente por la invasión Japonesa en la península Coreana. La parte del norte con influencia comunista siempre ha estado bajo el mando de China y Japón, y la del Sur, la parte capitalista, respaldada por los EE.UU.

La subcultura juvenil comenzó a ser más popular en los años 90s con el auge la web y la revolución 2.0 de la era digital. En ese tiempo un señor llamado Lee Soo Man decidió irse a Estados Unidos y estudiar producción musical, y al volver a Corea después de sus estudios aplicó todo lo aprendido. Fue así como creó una empresa llamada SM Entertainment, con referencia en su nombre Soo Man. Los artistas tenían éxito sin embargo, uno de ellos resultó inmiscuido en escándalos y acusaciones de consumo de drogas y asistencia a fiestas nocturnas. Es así como Lee decide estructurar un sistema de entrenamiento que le permita tener el control total del artista o artistas, para que estos no caigan en conductas indebidas que afecten su carrera musical y la reputación de la organización al igual que a toda la industria del entretenimiento Coreano. El empresario decidió crear un manual de entrenamiento para los idols de forma que se seleccionara a los mejores y a los que siguieran al pie de la letra las condiciones. Es decir personas que hicieran todo lo que la industria les dijera. Desde ese momento múltiples organizaciones comenzaron a implementar el modelo de Lee y desde ahí la industria se volvió un hit. A pesar de las esclavizantes reglas impuestas por las agencias a los idols, miles de jóvenes se filan para presentar las audiciones en estas organizaciones y tener la posibilidad de debutar y ser famosos a nivel internacional. La industria cultural utiliza a los grupos como un agente que propicia un producto cultural a través de sujetos colectivos (grupos), por medio de discursos, productos, y eventos sociales que permiten problematizar y conocer cuáles son las estrategias para que un producto cultural sea asimilado a nivel global. Los artistas Kpop entregan su vida a un sistema que les dice cómo y qué deben hacer, en lugar de pensar ellos por sí mismos. La industria crea una pasión colectiva que lleva a los fans a actuar irracionalmente en pro de un consumo desmedido de la cultura coreana.

La globalización permea la industria cultural a través de las empresas de entretenimiento de Kpop por medio de la esquematización y mercantilización de la cultura y el género musical. Estos formatos se distribuyen por medio de diferentes plataformas como YouTube, Instagram, Spotify, y también de forma física con el álbum y el CD clásico. Miles de jóvenes en todo el mundo quedan sorprendidos por la producción de este género y no reflexionan frente al proceso de realización de estos productos.

“es preocupante ver a los jóvenes sometidos a manifestaciones mercantiles, disfrutando alienados de la “música para bailar, hecha para bailar” con cero conciencia crítica ante los graves problemas políticos, económicos, ambientales y por ende, sociales, que afectan no solo a nuestro país, sino, al mundo entero”. (Jara, 2011, p.69).

Rodney Sebastian Clark Donalds, conocido como El Chombo, es un DJ, productor discográfico, locutor e influencer panameño que hace videos de todos los géneros musicales en YouTube. 2023

El chombo es un hombre panameño que se dedica a contar la historia y principales características de varios géneros musicales del mundo. Él hace una recopilación histórica sobre el surgimiento de la música, y sus variaciones a través del tiempo. Debido al auge del fenómeno Kpop muchos creadores de contenido hablan sobre este tema. En este caso él es un buen referente a la hora de comenzar a entender la esquematización de la industria del Kpop sin entrar en los aspectos más sombríos o conspiranóicos del Kpop. Las herramientas tecnológicas permiten que chicos y chicas de todas las edades y partes del mundo puedan conectarse a la web e interactuar con los perfiles de sus artistas favoritos. La adaptación de las nuevas narrativas y medios de comunicación facilita la reinvención en la forma de contar historias y de habitar el espacio-tiempo, rompiendo así con la linealidad temporal de la vida cotidiana. La ha industria del Kpop ha utilizado todas estas plataformas y herramientas tecnológicas para su beneficio, y prueba de esto es el gran número de visualizaciones, comentarios y me gustas, al igual que la repercusión a nivel mundial de este género musical. Aunque las lógicas son complejas, a medida que usuarios la investigación avanza, se encuentra uno con personajes como el chombo que explican de forma amena y sencilla, todo un fenómeno.

Debido al gusto que desarrollé por este género buscaba sin parar nuevos grupos y artistas, y no lograba comprender cómo era posible todo esto. Aunque entendía ciertas cosas no comprendía cuáles eran las implicaciones sociales e individuales que tiene la lógica de la industria Kpop, cómo son tratados los artistas cuándo no son vistos por el público, qué pasaba detrás de escena, por qué eran tan famosos, etc. Miles de preguntas surgieron y mi curiosidad aumentaba. Con el pasar del tiempo pude entender el fenómeno en toda su complejidad, y realizar conexiones lógicas que me permitieran formar una opinión crítica y no tan superficial de este fenómeno. Me di cuenta de que no solo yo andaba buscando respuestas, si no que la mayoría de fans y personas no entendían la estructuración de este sistema. Mucho se ha dicho sobre el trato a los artistas y las trampas de esta industria, que van desde dietas extremas, abusos físicos y psicológicos, largas jornadas de trabajo y pocos descansos a personas muy jóvenes que son convertidas por la industria en sujetos de admiración. Las ediciones de video y fotografía para hacer más atractivos a los idols, al igual que la asociación con otras marcas para posicionar a los artistas tanto en Corea como a nivel global, son una de las muchas técnicas que la industria tiene para vender este producto en el mercado. Solo quienes están en la industria pueden hacer consciencia del daño y a la vez, las cosas positivas que genera el Kpop. Despidos, desmayos en los escenarios, suicidios y cansancio es lo que conlleva ser un Idol del Kpop. Este género es una de las expresiones del neoliberalismo, por no decir una de las más sutiles armas ideológicas de una nación, que busca promocionar un proyecto cultural en el cual las personas, en su mayoría jóvenes, son sometidos por un sistema que utiliza las mayores pasiones de los seres humanos: bailar, divertirse y compartir con los demás. No importa que el grupo esté conformado por 3 o 7 integrantes, mientras más mejor, porque aunque sea difícil controlarlos, la industria se la ingenia para hacerlo, por ejemplo, quitándoles sus celulares, limitándoles el acceso a internet y a la movilidad. Generalmente los idols no pueden salir sin permiso y deben ir acompañados de alguien del staff. Los artistas son sujetos del rendimiento que escasamente duermen 5 horas, sujetos alienados por la fama, el dinero, los fans. La posibilidad de ser un ejemplo a seguir para la sociedad, lleva a que los idols y jóvenes de todo el mundo busquen una posibilidad en esta industria cinematográfica. Mediante un compromiso establecido colectivamente que avala y comparte las reglas de un juego, la cultura es uno de los campos donde se construye la ideología, la industria cultural y la globalización, y a su vez uno de los campos donde cada organización o sujeto busca que su propia visión del mundo sea la perspectiva o referente civilizatorio imperante a nivel universal, como es el caso de Corea y el Kpop.

A través del conocido Soft Power Corea del Sur se abre un campo en la indiscutible batalla por el poder cultural mundial. Un ejemplo de la sutil amenaza que el Kpop puede representar al mundo se observa no solo en su lógica de producción, si no también en la prohibición de este género en algunos países asiáticos, como lo son China, Japón, y Corea del Norte, el enemigo a muerte de Corea del Sur. Esto se da debido a que el ideal subyacente en esta subcultura se basa en la explotación del sí mismo que busca por todos los medios llegar a conseguir la perfección, dinero, fama, etc. Por tener tendencias comunistas, la prohibición masiva de esta música en sus vecinos se da porque en el Sur de Corea se busca que el ser humano se explote así mismo con las cosas que más le gustan, es decir, que desarrolle su personalidad al punto de que esté dispuesto a dar todo por su identidad, en este caso bailar hasta la muerte y ceder el control a una organización que decide todo en incluso en contra de su voluntad. Esto no se aleja mucho del proyecto del comunismo extremo sin embargo, en este el sujeto no posee ni siquiera la libertad para bailar. Por ejemplo en el Norte de Corea es ilegal escuchar esta música, y los jóvenes de diferentes edades de la ciudad son castigados, incluso hasta con la muerte, por escuchar este género musical.

Es en el contexto de la globalización que se observa el uso de un mix de estéticas que buscan llamar la atención para instaurar un proyecto que se corresponden con la definición del estado-global según el cual Manuel Castells se propicia por “la capacidad de conexión en red global que proporcionan las tecnologías digitales de comunicación y los sistemas de información” (Castells, 2009, p.51), donde los sujetos pueden conocer propuestas de otros países que les permitan construir su identidad. Nunca he ido a Corea, y puede que me equivoque en muchas de mis interpretaciones, sin embargo, mi postura y reflexión está basada en textos, videos, y seguimientos a los canales de los grupos y de los fans coreanos que han aprendido español, y de las personas occidentales que han aprendido a manejar la cultura coreana. Allí se observa gran cantidad de contenido que puede ser evaluado de múltiples formas. El área de las comunicaciones y “las ciencias de la comunicación, que proponen una mirada reflexiva y alternativa a las lógicas comunicativas del capitalismo global” (Marí, 2021, p.1) nos permiten conocer un fenómeno que se encuentra a miles de kilómetros de distancia de nuestro espacio. Este fenómeno cada vez nos invade más y nos permite establecer conexiones entre diferentes luchas sociales que cuestionan políticas globales/locales validadoras del aprisionamiento de lo común en todas sus manifestaciones”(Dardot & Laval, 2018, p.410 ), ya que esta subcultura juvenil es una de las nuevas tecnologías de poder blando de Corea del Sur, mediante las cuál se busca el reconocimiento y la imagen de la nación.

Referencias

Castells, M. (2009). Comunicación y poder. Alianza Editorial. España. Recuperado de: https://www.academia.edu/34150052/COMUNICACIÓN_Y_PODER_Manuel_Castells

Dardot, P & Laval, C. (2018). Común: Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI. Revista Perfiles Latinoamericanos. Barcelona, Gedisa.

Gendler, M. (2017). Cuando el Kpop conoció Internet (e internet conoció al Kpop): retroalimentaciones de un fenómeno global en crecimiento. Buenos Aires, Argentina. Recuperado de: https://www.aacademica.org/martin.ariel.gendler/22.pdf

Jara, C. (2011). Mercantilización del Rock: Análisis de la industria cultural musical desde la teoría crítica. Universidad de Bío Bío. Chile.

Marí, V. (2021). Pensar la comunicación para el cambio social en español aquí y ahora. Universidad de Cadiz.

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