Poner fin a un sufrimiento que no tiene fin

Jakeline Aragon
Pensamiento
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10 min readNov 28, 2021

Seguramente muchos han escuchado el término de la eutanasia alguna vez en su vida, otros dirán que es lo que les ponen a los animales cuando están enfermos y su mejor opción es la muerte, y otros será los “afortunados” o “desafortunados” que tendrán un relacionamiento cercano con todo el proceso médico que se lleva en estos casos. No obstante, yo creo que es necesario que nos salgamos por un momento de la cotidianidad de nuestras vidas, pongamos sobre la mesa estos temas huérfanos del sistema social, nos demos la oportunidad de conocer los argumentos de los objetores de conciencia y proponer una visión empática sobre la lucha de los que llevan a cuestas el asunto de la muerte digna.

Hasta el momento he visto muchos debates desde lo ético, médico, político y por supuesto, religioso, pero no son suficientemente fuertes como para llegar a la esfera pública, sino que se quedan en simples conversaciones efímeras que se dan entre personas. Así que, dada la heterogeneidad del asunto se ha tratado de repensar de forma persuasiva en discursos públicos que definan lo acertado que es la muerte producida de forma voluntaria, tanto la realizada por el propio sujeto como la realizada por terceros, pero la respuesta ante estos productos comunicativos siempre es en un silencio profundo y en la justificación de que es un tema que no es prudente mencionar pero que sí deben de callar aquellos que quieren acceder a la eutanasia.

En muchas ocasiones somos víctimas de las palabras que otros producen, que deslegitiman nuestra historia y desafortunadamente, es en la esfera pública donde resaltan las opiniones de esos malintencionados que subestiman la situación que cada persona está viviendo. Por consiguiente, es cotidiano ver este tipo de situación con las personas que sufren enfermedades terminales donde la gente solo da su perspectiva lejos de la realidad que se vive y buscan resguardarse en entidades de poder que doblegan los pensamientos tanto de los enfermos como de las personas a su alrededor.

A veces “Nuestros inherentes sesgos cognitivos nos disponen a ser manipulados y explotados por aquellos que tienen la intención de promover sus ideas, especialmente si pueden desacreditar todas las demás fuentes de información” de este modo es totalmente necesario, en estos temas tan sensibles, como seres humanos tener clara la manipulación del discurso y anteponer su propio sentir frente a cualquier hecho que se dé o que se difunda y más en esta época de inmediatez y globalización donde cualquiera puede convencer de una realidad que no es verdadera, como sucede con las fail news.

En nuestra querida Colombia es evidente la controversia que despierta la eutanasia por el mismo hecho de que las personas se entrometen sin argumentos claros y en situaciones que no viven de forma cercana, lo que forma es una completa masa de desconocimiento del tema y así lograr darle al poder a quien se siente mayor que el otro y dejan nuevamente otra problemática social, por fuera el foco público.

Ahora bien, si nos paramos un momento a analizar sobre la cuestión y la esencia de la vida entramos a entender que no solo somos cuerpo biológico, también tenemos una parte intangible que nos hace diferenciarnos entre los demás seres vivos. Con esto me cuestiono, ¿Si una persona con una enfermedad terminal o en estado vegetativo no puede disfrutar de esta esencia de vivir?, ¿cómo pueden los demás opinar sobre sus tratamientos, su dolor y sobre todo su decisión a una muerte digna? Albert Calsamiglia, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad Pompeu Fabra y profesor de la Universidad de Oxford (S.F) dice:

“Tenemos que decidir si cuando hablamos del valor de la vida nos referimos sólo a un hecho natural biológico o bien a algo más que depende de nosotros, de nuestra voluntad, y que podemos denominar artificial. Quisiera argumentar que lo que valoramos más de la vida no es que seamos seres vivos, que tengamos unas características naturales, sino la conducta y los objetivos que hemos alcanzado en ella. Si el aspecto artificial dota de sentido al valor de la vida entonces creo que tenemos argumentos para sostener que la autonomía del yo debe regir el problema de la eutanasia.”

Al igual que Albert coincido en que el otro no se encuentra en la capacidad de opinar desde su posición de alivio y plenitud, ni mucho menos, expresar que la eutanasia es un capricho al no querer enfrentar una realidad que le fue asignada. Con esta manera de pensar lo único que crean esas personas es desinformación al creerse poseedores de un sentir que no está en la capacidad para entender por el simple hecho de que tu imaginario de calidad de vida es diferente al mío y al de los demás.

Tal vez este ensayo no contenga términos médicos, no resuelva sus dudas de cómo acceder a la eutanasia ni mucho menos incentiva a las personas a hacer uso de los distintos métodos para tener una muerte digna, pero si me permito dar una voz y cuestionar los argumentos que ponen en contraposición el tema de la eutanasia de los cuales la sociedad se basa para apoyar o negar la aplicación de este derecho constitucional en Colombia desde 1997.

Objetores de conciencia religiosos

En asuntos religiosos, como era de esperarse, se oponen firmemente y sin consideración a la idea de que un médico, un familiar o uno mismo pueda decidir, aunque sea consensuadamente, sobre la vida o la muerte de la figura humana en el planeta, así bien afirman que sólo Dios tiene los medios de decidir sobre la muerte y sobre el momento exacto en que se puede dar por finalizada la vida en la tierra.

En el catolicismo, la eutanasia se toma como una violación de la ley divina, una ofensa a la dignidad de la persona humana, un crimen contra la humanidad y se toman muchas más razones en las que se difiere la situación. Así que, quiero traer a colación el caso de la señora Martha Sepúlveda quien consiguió, el pasado 8 de enero de 2022, el aval para realizarse el procedimiento de la eutanasia por su condición de salud. De esta noticia recuerdo mucho un argumento que le dio a los medios de comunicación con referencia a su condición de salud y su posición de mujer católica, afirmó que ella se consideraba muy creyente pero que sabía que Dios no la quería ver sufrir.

Si bien son creencias que llevan años y años atrás es inevitable reconocer que más allá de un tema de divinidad y espiritualidad se trata de un tema humano, donde las personas que padecen enfermedades sienten dolor, angustia, tienen limitaciones y muchos más síntomas que deben de afrontar y al buscar ayuda en su fe, sienten que les dan la espalda con argumentos del pasado. Así que, la religión debería de repensar su posición y considerar este procedimiento como una opción porque “Al igual que buscamos la armonía en nuestras propias creencias, también buscamos la armonía con las creencias de aquellos que nos rodean” (MacIntyre, 2018).

En el desarrollo del ensayo, quise traer algunas de las caricaturas del famoso artista colombiano Matador, quien vivió muy de cerca todos los procesos jurídicos y médicos que tendría que pasar un colombiano para hacer uso de su derecho de elegir una muerte digna con su padre Ovidio González. Estas imágenes hacen alusión de forma sarcástica a el discurso de la religión con los temas que no pueden ser nombrados demostrando así los factores de riesgo generando problemáticas de índole social que se desaten al no adaptarse a las nuevas alternativas de los tiempos.

Objetores de conciencia médicos

Desde el aspecto médico, quienes están en contra se han basado principalmente en el argumento de Hipócrates quien defiende la vida humana por encima de cualquier cosa, sea cual sea la situación por la que está pasando, afirma que absolutamente nadie tiene derecho a arrebatar una vida y que no se le debe ayudar a los pacientes a acelerar una muerte. Por esta razón se creó el juramento Hipocrático, que solo lo pueden hacer los estudiantes graduados en medicina ya que orienta la ética y la moral en su profesión.

“No daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente.”, Fragmento del juramento Hipocrático.

Siendo así, el juramento de Hipócrates permitió a la medicina proteger al paciente vulnerable, pero en ocasiones olvidan que los médicos deben proteger y mantener la vida digna de un paciente, así que no extender el sufrimiento ni el dolor de una persona con enfermedad terminal debería de ser parte de su prioridades morales y éticas.

En esta sección quería compartir el podcast “La eutanasia es un acto de amor” El Tiempo y la grabadora, que presenta el caso de Marta, una colombiana que sufría de una enfermedad terminal que luego de ser descubierta por los médicos de turno, la limito a tener solo 4 años de vida junto a su querida familia. Seguidamente de que Marta intentara todos los procesos médicamente posibles para salvarse de la enfermedad que padecía y pasar por todos los dolores que podía soportar, llegó a un límite donde los médicos ya no había que más que hacer y tomó la decisión de continuar su vida, disfrutar cada momento de su esposo y saludar a la muerte cuando ella misma lo determinará. En esta triste y hermosa historia sonora se reconoce en todo momento la necesidad de entender el padecimiento de un paciente y respetar su última decisión de parar sus tratamientos y morir dignamente, como afirmó el esposo de Marta “Puede algunos procedimientos mantenerte la vida, pero la enfermedad no dejarte vivir (…) así que para mí la eutanasia es un acto de amor”.

En el discurso médico podríamos identificar que hay varios argumentos que motivan al sistema de salud a preservar la vida y por ende estar en contra de la eutanasia, pero ahora nos preguntamos ¿A qué costo? Pues según ellos se pondría en juego los avances científicos, el personal médico se tomaría la eutanasia como una opción rápida sin ofrecer otro tipo de cuidados a los enfermos terminales o incluso se empezaría a dejar a un lado las virtudes éticas que componen al personal de la salud pero en ningún momento es mencionado el tema económico en esta labor, por esta razón mencionamos a continuación la caricatura de Matador donde se ve claramente la necesidad del capitalismo en un tema fundamental como lo es vida o la muerte.

Diversos acontecimientos han provocado el desconocimiento y el miedo que puedan tener las personas sobre la eutanasia. De estos hechos históricos yo mencionaría el más doloroso que fue la autorización de Hitler a someter a un niño ciego, deficiente mental, y con sólo dos extremidades, que se encontraba ingresado en una clínica de Leipzig a aplicarse la eutanasia. Dada la situación, en 1939 la Alemania Nazi aprobó una norma que obligaba a informar a las autoridades, del nacimiento de niños con defectos físicos, para que tres peritos decidieran si el niño debía o no seguir viviendo. Poco después, Hitler dictó las normas legales que legitimaron la eutanasia en Alemania. Por primera vez en la historia, una autoridad política, emanada de unas elecciones democráticas, aprobaba la supresión de “vidas humanas sin valor’’.

Tras semejante acontecimiento alemán, después de la segunda guerra mundial la eutanasia se vuelve un tema tabú y la sociedad podría vincular el procedimiento con conductas mal intencionadas como la posesión, la sed de poder y por qué no, a una depuración humana vinculada a movimientos sociales. Así que se ha buscado la manera para que la eutanasia sea tema que salga de nuevo a la luz pública, se comente en las reuniones de trabajo y de familia, en los medios de comunicación o en las instituciones educativas donde nadie tenga la autoridad moral de decirle a otro que aguante su dolor o que se muera sin que sea su propia decisión.

Para ir finalizando, quisiera plantear la posibilidad de perderle miedo a hablar de la eutanasia, retirar todas distintas barreras que se ante ponen a la situación, abrirnos los ojos desde la comunicación, apoyar y conocer estas situaciones sociales que por lo general nunca han sido abordadas, centralizar las ideas, conocer lo que se encuentra por fuera del círculo social y permitirnos entender el mundo contemporáneo que respira acontecimientos y muchas veces no tiene la fuerza para sacarlos a la luz o son opacadas por una llama más fuertes.

Es necesario como jóvenes que construyen el bien común, alejarnos de los discursos extremistas en cuanto a las diversas posiciones de otros, que como pudieron ver en este ensayo cada punto a favor tiene un contra y cada punto en contra tiene uno favor. También, los invito a que ejerzan una posición con la que estén de acuerdo, que les facilite el sentir y la razón y en este tipo de temas lograr que la empatía salga a flote y consideremos las situaciones que el otro debe de vivir.

Todos debemos de decidir sobre nuestra muerte digna y no esperar a que otros se dignen a decidir por nuestra forma de morir.

Jakeline Aragón Grisales

Albán, Adolfo. (2018). PEDAGOGÍAS DE LA RE-EXISTENCIA. Artistas indígenas y afrocolombianos. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/1vnag4RzaFEjJ4jMPvzgXGUVN7rU8p6y/view

Bazzicalupo, Laura (2017). Biopolítica, un mapa conceptual. Recuperado de https://kupdf.net/download/bazzicalupo-2016-biopoliticapdf_59d2a9ba08bbc5ad42687123_pdf

Calsamiglia, Albert. (S.F.). Sobre la eutanasia. Recuperado de: https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/10687/1/doxa14_16.pdf

La grabadora. (2020). ‘La eutanasia es un acto de amor’: Reconstrucción de una despedida. Recuperado de https://www.spreaker.com/user/eltiempo/la-grabadora-eutanasia

Matador. (S.F). Calicatura. Recuperado el 21 de febrero de 2022 de https://www.google.com/search?q=Caricatura+eutanasia+matador&sxsrf=APq-WBsshEsLYTgqsnSr1PkcdYYJuJ570A:1645472815681&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=2ahUKEwiW2qn1x5H2AhVTnWoFHZLECXcQ_AUoAXoECAEQAw&biw=1366&bih=625&dpr=1

McIntyre, Lee. (2018). Posverdad. Recuperado de https://drive.google.com/file/d/18I9Ei235UFJ4JpIph6l8HIO9soz7G4ks/view

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