Hábitos y costumbres 2.0

O cómo pasa el tiempo y me voy enojando cada vez más con las redes sociales

Diego Cena
Pensamientos 2.0
2 min readAug 26, 2013

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Estamos conectados todo el tiempo, y con esto me refiero a todo el tiempo que permanecemos despiertos. La mayoría de ese tiempo lo vivimos tan pendientes de nuestros contactos en las redes sociales que perdemos el contacto con quien podría estar sentado frente a nosotros.

Tengo casi la certeza de que antes hacíamos lo que nos gustaba simplemente por eso, porque nos gustaba. Pero ahora, con la posibilidad de subir una foto en cualquier momento fue cambiando el por qué de nuestras actividades hasta convertirlas en un motivo para compartir una foto “genial” en nuestra red social favorita, mostrar al mundo el parque por el que vamos caminando o recorriendo en bici, se convierte en el motivo del paseo. Compartir con tu pareja una buena cena en un restaurant es la excusa perfecta para tomar una foto del plato para compartirlo con nuestros contactos.

Agasajar a alguien cocinándole solía no tener excusa, simplemente cocinar, ver su expresión al degustar nuestro plato y listo, felicidad. Pero gracias a las redes sociales y nuestros contactos que tan pendientes están de nosotros —eso es lo que creemos, a lo que somos adictos aunque digamos que no—, ese plato que nos sirven tan cariñosamente es, en primer medida fotografiado, compartido, desperdigado por cuanta red social tenemos en nuestro smartphone.

Despertarse cada mañana, algo tan “natural” también se vio afectado por la super-conectividad. Nuestros ojos pegajosos a los que todavía les cuesta hacer foco se están acostumbrando a ver la pantalla de nuestros smartphones antes de que nos levantemos siquiera a visitar el baño.

Pasa el tiempo y de a poco me voy enojando más con la tecnología, siento que de a poco vamos cediendo espacios costosísimos, vamos tras la foto perfecta de nuestro hijo aprendiendo a andar en bicicleta y, mientras tanto, nos perdemos el proceso y los pequeños logros y sonrisas. Pero ¡la tenemos! tenemos la foto y la estamos subiendo a facebook o twitter. Casi no importa si se cae o finalmente aprendió a andar en bicicleta. Tenemos la foto y vamos por el retweet, reblog, share, like, re-pin, +1 y/o el corazoncito en instagram.

Sólo nos falta mostrar el sémen cada vez que tenemos sexo para compartirlo con nuestros amigos virtuales. ¿Lindo no?

Pienso que por cada cosa que compartimos en las redes sociales en “esos momentos especiales” perdemos algo irrecuperable. Que esté en tu timeline de Twitter o de Facebook no lo hace especial ni memorable, lo que dentro de uno queda, lo que se transforma en memorable es la acción de tomar la foto, eso es lo vivido y no el objeto de la foto. Lo que hay en la foto lo vivieron otros.

Edit: Después de publicar esto, me encontré con este corto en orgullonerd.com, se llama “Me olvidé el teléfono”

http://www.youtube.com/watch?v=OINa46HeWg8&feature=player_embedded

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