El fin de la política glaciar
Claves para la adaptación estatal a la sociedad 2.0
Cuando hablamos del ingreso de las redes sociales a la política las primeras imágenes que vienen a nuestras cabezas son la de espontáneas aglomeraciones de gente protestando contra el poder de turno.
Aunque en la actualidad se han abierto nuevas propuestas más pro-activas, como el caso del Partido de la Red en Buenos Aires, que propone abrir el secreto de la actividad legislativa a la voluntad popular de los cibernautas, sin lugar a dudas se ha dejado de lado el aporte que estas tecnologías pueden producir en el espacio más importante hoy por hoy en la política:
La Gestión
La política actual se presenta más como la competencia de diferentes capacidades de gestión, que desde la puja de distintas vertientes ideológicas. Entendiendo que al electorado no le importa que su servidor público sea conservador, liberal, budista o comunista, mientras el mismo tenga la capacidad, o aparente tener la capacidad, de gestionar correctamente.
¿Por dónde empezar entonces?
Cualquiera que este sumergido en los pormenores de una gestión municipal, la unidad más chica y habitualmente la más eficiente y cercana a la hora de resolver los reclamos del ciudadano de a pie, podrá observar el desfasaje entre los tiempo glaciares impresos por la forma de organización del estado municipal y los vertiginosamente cambiantes reclamos vecinales.
Como una solución a esto se puede plantear una reforma del Estado a partir de su necesidad de adaptarse a la nueva realidad 2.0 y convertirse en un mejor receptor y accionante frente a los reclamos de la comunidad.
Las claves para este cambio se sostienen sobre dos ejes, el primero la necesidad de reorientar al estado, para convertirlo en un eficiente receptor de quejas y reclamos, si se quiere buscar parangón en los servicios de ayuda al cliente de las empresas de telefonía celular.
El segundo la implementación de novedosos sistemas presupuestarios, donde exista la posibilidad de desembolsar al instantes los recursos requeridos para un rápido accionar frente a los reclamos, si se quiere usar como metáfora a una Pyme manejada por su dueño donde las decisiones económicas suelen ser dinámicas y simples, en comparación a las multinacionales y sus tiempos tectónicos.
En conclusión el estado municipal del futuro, va a tener que parecerse más a una empresa de celulares a la hora de lidear con las quejas y reclamos de la gente e incorporar la discrecionalidad financiera de una pequeña o mediana empresa, para poder volcar rápida y eficiente sus recursos en los cuerpos encargados de resolver las problemáticas.
