Que ardan los colchones
Relato de una arraigada costumbre nacional
Corría el año 1955, y el fantasma de la intolerancia surcaba los cielos de Buenos Aires, en los ministerios se festejaba el exilio del tirano prófugo, mientras se prohibía, a lo Harry Potter, la pronunciación de su nombre.
En el hospital de niños ardían cientos de colchones, a los que luego se sumarían sábanas,frazadas, alfombras, cortinas, prendas de vestir, utensilios, bicicletas, pelotas de fútbol y juguetes diversos, por la sola razón de contener el sello de la Fundación Eva Perón, considerada por la Revolución “un peligroso ejemplo de la demagogia populista y anti-democrática”.
Nacía entonces una de nuestras tradiciones políticas mas mezquinas y peligrosas, nuestro querido “complejo fundacional”.
Desde entonces no ha existido un solo gobierno que no delire con la posibilidad de refundar la argentina, y pocos han buscado alcanzar los consensos necesarios para lograr la continuidad de sus políticas en el tiempo.
La actual gestión Peronista no se encuentra libre de este pecado siendo la autora de frases como “ somos el primer gobierno en hacer algo por los derechos humanos” desconociendo administraciones como la de Raúl Alfonsín, que promovió la derogación de la auto admistía militar, la creación de la CONADEP y el juicio a la Juntas. Comparando a su vez, sus 10 años en el poder, la celebre #DécadaGanada, con la gesta patriótica del general San Martín y los libertadores de la patria.
Sin embargo seria una lástima que el odio y la división que sistemáticamente se encargaron de diseminar desde el poder nos haga retornar a los tiempos de La Libertadora, donde todo lo llevado adelante por el régimen depuesto debía ser destruido.
Por eso aunque el gobierno actual no haya mostrado esfuerzo alguno por consensuar sus políticas con el arco opositor y los distintos actores de la sociedad, es importante que una vez terminado su ciclo político, iniciativas como la re-industrialización del país, el plan Conectar Igualdad, la Asignación Universal por Hijo, la asignación para embarazadas y el flamante plan PROGRESAR (pensado para los jóvenes ni-ni) perduren en el tiempo.
Las problemáticas que estas políticas están destinada a solucionar, no pueden ser saldadas en una década y precisan la insistencia en el tiempo para que las futuras generaciones puedan percibir y disfrutar de sus efectos.
