Packaging sostenible: cómo diseñar mejor basura

Alejandro González
People That Care
Published in
5 min readNov 25, 2019
Doc Emmett Brown iluminando el camino

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Muchacha es una marca de mujeres artesanas que desarrolla innovadores objetos de diseño hechos a mano con lana de oveja como materia prima principal. Su producto estrella es Feeltie, un jabón con lana afieltrada a su alrededor que lo convierte en un “esponjabón”.

Packaging Feelties by Muchacha (2019)

En People That Care acabamos de finalizar el último rediseño de su packaging. A primera vista no parece que suponga “un gran salto hacia adelante” pero, fíjense: el interés está en ese pequeño detalle en la esquina inferior derecha.

El diablo está en los detalles

Por sus características, los Feelties de Muchacha necesitan verse. No ya solo para “entender” el producto, sino para algo tan básico como poder elegirlo: cada Feeltie es único. Es por eso que, lamentablemente, su packaging debe ser transparente.

Feelties by Muchacha

En colaboración con nuestras clientas, intentamos plantear alternativas al plástico. De hecho, gran parte de nuestro trabajo consistió en investigar nuevos materiales, prototiparlos y testarlos. Por ejemplo, hicimos una prometedora prueba utilizando PLA (un polímero con bases naturales como el almidón de maíz o la caña de azúcar), pero no resistió el calor al ser transportado en un contenedor.

Nos planteamos incluso prescindir de la transparencia: ¿cómo sería el producto que hay dentro de un packaging opaco? Un diseño desde fuera hacia adentro. Fruto de esa investigación, se propusieron nuevas líneas de producto que esperamos que se hagan realidad muy pronto.

Pero para el packaging de los Feelties no encontramos mejor alternativa que el plástico[1]. Así que, a partir de ahí, todos nuestros esfuerzos se dirigieron a encontrar un proveedor que, al menos, fabricase con plástico reciclado (rPET). Spoiler: no fue nada, nada fácil. Para una escala como la de Muchacha, las posibilidades son muy limitadas. Finalmente dimos con un proveedor que fabricaba con un 50% de r-Pet y estaba ya desarrollando una gama al 70%. Actualmente ya han conseguido el 100%, aún con retos relacionados con la transparencia.

Lo que parece un rediseño sutil esconde bajo ese pequeño sello una transformación completa. Y también un proceso de investigación y de diseño de soluciones del que sacamos, entre otras, esta conclusión: el packaging no es otra cosa que basura programada.

No es posible evitar que los packagings que diseñamos acaben siendo basura. Lo cual nos ha llevado a pensar que, quizá, es hora de empezar a abordar el diseño de packaging con esta premisa en mente, intentando que los residuos del futuro sean útiles. Es decir, diseñar basura útil.

Ahora bien, es importante tener claro que la única basura útil es la que se convierte en sustrato. Siguiendo con el ejemplo de los Feelties, podríamos hacer de cada packaging un objeto práctico; que fuera, a su vez, una jabonera, de manera que podamos utilizarla para siempre. Pero, ¿y cuando se acaba el Feeltie? Te ha gustado tanto que quieres comprar otro. Y, después, otro más. ¿Qué haces al cabo del tiempo con 8 jaboneras? En este caso no estaríamos diseñando una basura más útil, sino al contrario: estaríamos diseñando una basura más compleja de gestionar.

Por tanto, si todo lo que no se convierte en sustrato está irremediablemente destinado a ser basura antes o después, no se trata de hacer una basura más ‘práctica’ . Se trata de hacer una basura mejor. Una basura que cumpla mejor su destino de basura.

El plástico, por sus numerosas posibilidades, ha generado muchísima dependencia. Lidiamos con él porque es un material rígido, transparente, ligero, industrialmente asequible, y la mejor –y peor– de todas: muy duradero. Dice Paul Virilio[2]: “Inventar el barco es inventar el naufragio”. Cada tecnología conlleva su propias consecuencias negativas, que nos permiten evaluar los estragos del progreso. Y son evidentes las consecuencias de lo que hemos generado en menos de 70 años de existencia del plástico.

Cada 24 horas se planta ante nosotros un problema tan grande como la Torre Eiffel. ¿Qué hacemos con 1.300 millones de botellas generadas cada día? ¿Cómo gestionamos esta situación?

Visualizing the Scale of Plastic Bottle Waste Against Major Landmarks, by Iman Ghosh

La respuesta está en el diseño circular. Tenemos un planeta limitado, pero una cantidad de basura ilimitada. Cantidad que se incrementa sin control día a día. Por tanto, reutilizar es clave para frenar la generación de más basura, usar siempre la ‘misma basura’. Si la basura se convierte en algo útil, dejará de ser basura.

Entonces, ¿cómo podemos diseñar un packaging que una vez desechado vuelva a tener valor? Haciendo que reciclarlo sea rentable. Nada que no sea rentable funciona en la rueda que actualmente hace girar las cosas.

Juguemos con las normas del juego. Convirtamos el plástico reciclado en el negocio que actualmente es el plástico estándar. Sigamos buscando alternativas, explorando nuevos materiales y proponiendo a nuestros clientes packagings de materiales reciclados. Si la demanda de este material es masiva, el interés por recoger esa montaña como la Torre Eiffel será también masivo.

Por lo pronto, hoy en día el coste del reciclado es solo ligeramente superior al PET. Y en People That Care estamos absolutamente convencidos de que, como diseñadores, podemos tomar decisiones que aceleren la llegada del cambio.

[1] Si alguien conoce otras soluciones que pudieran servir para este proyecto, por favor, no dude en contactarnos. Buscamos continuamente nuevos materiales que nos permitan reducir el uso del plástico.

[2] Politics of the Very Worst, New York: Semiotext(e), 1999, p. 89. Paul Virilio

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