El futuro es un abismo al que saltamos

Primeras ideas a partir del debate sobre inteligencias artificiales en Peregrinos Digitales

Digital Pilgrims
Peregrinos Digitales
3 min readSep 14, 2022

--

Imaginado por F4b3r, creado por Midjourney

Un grupo de personas de 30 años toma una cerveza en un bar del centro. Todavía se piensan jóvenes porque el mundo se los permite, pero saben que las personas de 20 que pasan caminando, con ropas de colores y peinados indescifrables, traman futuros que no pueden entender. Quizás ellos hicieron lo mismo hace algunos años, pero no terminan de reconocerse en este mundo y no están seguros de si es su responsabilidad o no mejorarlo. Hablan de lo de siempre: trabajo, libros, redes sociales. Soy parte de ese grupo, y en un momento digo: “…entonces produje un grupo de imágenes con Midjourney y las usé porque estaban buenas.”

Pequeño silencio, me miran.

Sé lo que está sucediendo, pero es viernes, estoy cansado de trabajar y no quiero hablar de ese tema. Sin embargo, es necesario.

Las inteligencias artificiales son un abismo por el que pueden caer todas las conversaciones casuales. Cada vez que alguien menciona al pasar la producción digital de objetos semiológicos originales, GPT-3, Dall-e o el lanzamiento de Stable Diffusion, la conversación mira al abismo con ganas de saltar. Y está bien saltar, porque este abismo responde.

Imaginado por F4b3r, creado por Midjourney

No es solo cansancio por el trabajo lo que me invita a dejar el tema, lo que me limita a abrir esa conversación es vértigo. Y creo que de ese vértigo habla el artículo de Sicilia en Peregrinos Digitales.

No sé si la hiperpredictibilidad será un desafío real, si nos enfrentaremos a una voluntad desconocida o a una proyección intervenida de nuestra cultura dominante, pero sí creo que su emergencia es un debate necesario. Es interesante el avance de las IA. Cómo funcionan. Qué hacen. Qué pueden hacer. Pero las conversaciones sobre el tema parecen estar confinadas a tecnicidades aburridas, a “la gente que sabe”. Todos tenemos que saber. Los desprendimientos de estos debates tendrán efectos determinantes sobre nuestros futuros. Quizás por eso los sentimos hoy ajenos y misteriosos. Huele a peligro.

En la conversación, mis amigos y yo aprobamos enérgicamente que estas herramientas estén al alcance de todas las manos. “Ahora, podés descargar Stable Diffusion y usarla con tu placa de video. Cualquiera puede”. ¿Eso nos da miedo? No, vértigo. Está bien que exista un nuevo nivel de poder digital, gracias AlphaFold por los avances científicos. Mejor aún si eso puede estar en manos de cualquiera: gracias computadoras personales del siglo 21 por la inmensa capacidad productiva. Estamos haciendo un mundo mucho más complejo, gracias. ¿Es un mejor mundo? No. Solo basta con saber que la situación ambiental amenaza nuestra salud en un contexto de inequidad histórica. Lo que falta quizás es una reflexión sobre la forma de utilizar estas tecnologías.

Esto habilita preguntas acerca de la evolución de las inteligencias artificiales: ¿qué haremos ahora con el poder de generar imágenes, textos, videos que no controlamos? ¿A quién estamos delegando una parte de nuestra producción de signos? ¿Dónde tomaremos las decisiones que dirigen el desarrollo de estas tecnologías? El abismo nos llama.

También sucede que saltar es inevitable: hacia ese futuro que los treintañeros tememos, que los veinteañeros piensan que traman, pero que nadie controla. Que solo podremos comprender si discutimos lo digital francamente.

Lo que pensábamos como futuro ya no está en el horizonte sino que tropezamos con él. El artículo plantea la extinción de nuestro futuro, yo lo entiendo como una transformación necesaria. Algo se termina.

Pero eso no significa que no alberguemos una potencia en nuestras manos y en nuestras mentes para poder construir un mejor sociedad que integre lo digital, un mejor mundo para todos los cyborgs que estamos aprendiendo a ser.

--

--