El futuro se está extinguiendo

¿Qué sucede cuando cedemos la capacidad de soñar?

Adrian Sicilia
InAllMedia
4 min readSep 13, 2022

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Comenzó un movimiento que no puede detenerse. La llegada de las inteligencias artificiales a las manos de todos y la apertura de los códigos para que cada uno pueda experimentar por su cuenta catapulta un proceso que tiene el poder de cambiar nuestra relación con el futuro. Lo que en agosto asomó en el ámbito de la creación de imágenes, viene anticipándose con la apertura de GPT-3 y no tardará en extenderse al mundo audiovisual, al código, a nuestro lenguaje cotidiano y potencialmente a todos los otros ámbitos de nuestra vida. Estamos experimentando la realización de una dinámica que sabíamos que estaba al caer: el acceso de cada vez más personas a una herramienta poderosa cuyo impacto pocos pueden imaginar. IAs como las que ya están en permanente proceso de evolución, con potencial de aprendizaje, velocidad, capacidad de transmitir emociones y las herramientas para crear elementos nuevos no solo van a proveernos de imágenes hermosas e inesperadas, no solo va a revolucionar los niveles de lo que conocemos como deepfake, inteligencias así pueden extinguir nuestro futuro.

Imagen soñada por Midjourney
Imagen soñada por Midjourney

A las inteligencias artificiales de generación de imágenes les pedimos que sueñen, que imaginen con nosotros. Así codificamos nuestros pedidos en la mayoría de los sistemas: “sueña con…” (y de allí proviene el nombre del proyecto de stability.ai: DreamStudio). Los resultados arrojan imágenes de gran calidad artística, imágenes imposibles de distinguir de la creación humana, imágenes que, entre otros, actualizan debates respecto de qué es y no es arte, quiénes son y no son artistas. Las IA aprenden de nosotros y con nosotros, basándose en todo el conocimiento humano que alojamos en el Entorno Digital. Mientras la mayoría discute y se pelea por las consecuencias instrumentales (cómo evaluar a los alumnos, cómo planificar la educación, cómo distinguir lo verdadero de lo falso), yo me pregunto: ¿estamos delegando nuestra capacidad de imaginar?

Sueña con el final de la raza humana. Sueña la fecha del colapso medioambiental. Sueña con la respuestas a las preguntas que no nos animamos a hacernos los unos a los otros. Sueña con lo prohibido. ¿Qué sucederá cuando las IAs sueñen con eventos desconocidos, cuando puedan informarnos de algo con un nivel de certeza tal que “creen” esa misma realidad que están soñando?

Y es que las inteligencias artificiales han avanzado notablemente en los últimos años. La empresa DeepMind, mundialmente conocida por crear IAs con la capacidad de ganarle a los mejores jugadores de Go, ahora crea IAs que nos permiten realizar proezas científicas nunca antes imaginadas. “Sueña, AlphaFold, con la estructura de las proteínas. Predice un resultado que nos ayude en nuestras búsquedas científicas”. El desafío de conocer la estructura de una proteína es crucial para muchos aspectos de la medicina y las ciencias biológicas. Durante décadas se ha trabajado en la capacidad experimental para poder determinar esa estructura a partir de los aminoácidos que la conforman, es decir, predecir su forma a partir de sus componentes básicos. El problema radica en que el trabajo experimental toma tiempo. AlphaFold ha demostrado que puede predecir la estructura de 20 mil proteínas humanas y de otros 20 organismos con una precisión cercana a los mejores métodos experimentales, pero en segundos. Es sorprendente, pero no inesperado. Lo inesperado es que suceda hoy, algo que imaginábamos como nuestro futuro. Son elocuentes las palabras del Nobel de Química de 2009, Venki Ramakrishnan, ante estos resultados: “Ha ocurrido mucho antes de lo que muchos expertos habían predicho.” Es muy fina la línea entre soñar y predecir.

Imagen soñada por Midjourney

Pronto, IAs como esa nos informarán sobre cómo es nuestro mundo, cómo puede ser, cómo será. Retomo entonces mis preguntas: ¿qué sucederá cuándo podamos prever algo que aún no ha sucedido con el nivel de exactitud que logró AlphaFold? Estaríamos haciendo aseveraciones irrefutables sobre el futuro… Pero entonces, el futuro sería ¿presente?…

Si a alguien se le ocurre consultar a una IA sobre el final de la humanidad en el planeta, y obtiene una respuesta calculada, ¿seríamos capaces de seguir viviendo con una fecha de caducidad mundial? ¿Qué pasaría con el cuidado del ambiente? ¿Y con la administración de los recursos? Todo indica que estaríamos expuestos a una situación que precipitaría sobre nosotros el final casi al mismo tiempo en que fue predicho. Vuelve a nosotros, aunque actualizada, la histórica discusión entre libre albedrío y destino. ¿Tienen las IAs la capacidad de condicionarnos, de reducir nuestro campo de acción? Ceder la capacidad de imaginar puede ser peligroso, pero también es muy angustiante. Además, no nos olvidemos de que las IAs deducen sin la carga evolutiva que tenemos los seres humanos. Puede que no estemos preparados para esas respuestas, que esos outputs estén tan fuera de nuestra capacidad de imaginar que la aniquilen.

Stability.ai dice crear herramientas abiertas de inteligencia digital que nos permitan alcanzar nuestro potencial. Ese slogan suena muy lindo y esperanzador, pero encierra un cuestionamiento ineludible: ¿cuál es nuestro verdadero potencial? ¿Cómo se mide? ¿Cómo se reconoce? ¿Qué significa ser seres humanos en la antesala de la singularidad? Por lo pronto, corremos el peligro de entregar nuestro futuro, de extinguir ese devenir impredecible, ese no saber que nos mantiene imaginando.

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