Quizás ya estaba extinto
Notas sobre un futuro diluido
Hace tiempo ya que el futuro viene extinguiéndose. Al menos esa es la sensación para cualquier joven actual. Como humanos del capitalismo tardío, viviendo en constante miedo por la amenaza medioambiental, la desigualdad económica y la explosión social, el futuro no se presenta como un panorama para nada alentador. Los avances en la tecnología digital se sienten como una capa más de complejidad.
La emergencia en las últimas semanas de modelos abiertos de inteligencias artificiales generadoras de imagen, renders y texto despertó un debate interesante respecto del rol del arte, los artistas y el mercado. En su artículo, Sicilia critica a estos debates por enfocarse en el rol instrumental de las IAs y el Entorno Digital. Pero estos también son debates que hay que tener.
Nadie niega la importancia de discutir las implicancias existenciales y filosóficas de este gran tópico y de estos cambios, pero de a ratos la conversación se siente como una mirada sobre una casa que está prendida fuego. ¿Por dónde empezamos a apagarlo? En medio de la crisis, de la vorágine, que cada cuál se involucre en las discusiones que lo convoquen. Necesitamos gente que ataque las llamas desde adentro y otros que rescaten lo del interior. También se necesitan vecinos que vengan a ayudar. Lo que me parecería importante es pensar en alguna manera de articular estas conversaciones, de hacerlas converger. ¿Cómo nos organizamos para conversar? ¿Cómo nos organizamos para efectuar un cambio real?
En el artículo, se sugiere que ceder la capacidad de imaginar, o mejor dicho, de atribuirle a un elemento externo una función humana es una actitud peligrosa. Por un lado, me despierta cierto escepticismo esta postura. Me recuerda al caso de la IA de Google LaMDA y Blake Lemoine, el ingeniero designado para su evaluación y el veredicto posterior de que esta podía ser considerada una entidad sintiente. La conclusión es problemática desde varios aspectos metodológicos en los que no me voy a extender, pero dejo este video de Rebecca Watson para el que le interese. Entiendo que hay un doble juego en este caso (y otros) que refuta a la vez que apoya lo que afirma Sicilia. Mientras que gracias a la velocidad de internet, del clickbait, algunos toman el titular de la noticia y lo aceptan como una verdad (surgió una entidad autoconsciente con capacidad de sentir), otros se detienen a estudiar el caso, a desarmarlo y a recordarnos que para poder afirmar que la IA es capaz de sentir primero hay que hacerse una batería de preguntas, discutir conceptos, dudar de las palabras y todos los axiomas detrás de esa afirmación. Es decir, filosofar. ¿Cuál es el problema entonces? Internet es mucho más veloz que el pensamiento crítico. Ahí es cuando le doy la derecha a Sicilia. Si bien yo no creo que estemos depositando en las IAs la capacidad de imaginar, de predecir, sí creo que hacen mucho ruido y modifican nuestra capacidad de pensar críticamente. Podemos discutir durante siglos si algo es o no verdad y si acaso existe una verdad, pero cuando vemos una imagen muy pregnante, cuando los fakes empiecen a reemplazar las certezas, nos encontraremos con un problema muy grande.
Aunque quizás debería abandonar el tiempo verbal futuro, eso ya está sucediendo hoy.
