Apuntes sobre las ‘elecciones oportunistas’ de Theresa May

Fany S. Vasconcellos
Periodismo y otras plagas
6 min readApr 18, 2017
Entrevista en BBC One, 4 de septiembre de 2016. Captura: The Telegraph.

“Los líderes políticos pueden influir en cómo votan los ciudadanos controlando cuándo votan”. El calendario puede ser tan importante como las reglas electorales (sistema proporcional o mayoritario, umbral mínimo, fórmula de asignación de escaños) y los factores individuales (ideología, recursos, educación…) para determinar el resultado de unas elecciones. Controlando el timing, el partido en el poder puede elegir el contexto político y económico que más le beneficie en las urnas, además de pillar con el paso cambiado a sus rivales. Eso es precisamente lo que le ha ocurrido en Reino Unido después de que la primera ministra, Theresa May, anunciase por sorpresa que quiere celebrar elecciones anticipadas el 8 de junio.

[Puedes saltarte esto si ya conoces el contexto]

Dos semanas después de ‘activar’ el Artículo 50 e iniciar los trámites del brexit, la premier conservadora ha asegurado que “no hay vuelta atrás” y que el Gobierno “tiene el plan adecuado para negociar una nueva relación con Europa”. Un plan que incluye recuperar el control de su dinero, sus leyes y sus fronteras y establecer nuevos acuerdos comerciales con la Unión Europea y el resto del mundo. “Este es el enfoque adecuado, y es por el interés nacional, pero los otros partidos políticos se oponen. En este momento tan importante debería haber unidad en Westminster, pero en lugar de ello hay división. El país se está uniendo, pero Westminster no”.

“Si no celebramos unas elecciones generales ahora, el juego político continuará y las negociaciones con la UE llegarán a su etapa más difícil en mitad de la carrera por las próximas elecciones (2020)”. Desde que sustituyó a David Cameron, May ha repetido varias veces que no adelantaría las elecciones. Ha cambiado de opinión porque, según ha explicado, “es la única forma de garantizar la certidumbre y la estabilidad de los próximos años” y de tener el respaldo popular “para las decisiones que deba tomar”. Es decir, que quiere reforzar su mandato. La Cámara de los Comunes decidirá este miércoles si apoya la convocatoria de elecciones: la aprobación necesita las dos terceras partes de los votos y los conservadores tienen una mayoría mínima (330 de 650).

Dejad que la gente decida”, ha dicho a la oposición. Y ha repetido la vieja consigna electoral: o nosotros o el caos. Los británicos deben decidir entre un liderazgo fuerte, el suyo, o “un gobierno de coalición inestable liderado por Jeremy Corbyn”, ha dicho. El final de su discurso ha sido el principio de su campaña electoral: “Cada voto por los conservadores me hará más fuerte cuando negocie por Gran Bretaña con los primeros ministros, presidentes y chancellors de la Unión Europea”.

Elecciones anticipadas. Tipos y tiempos:

Oportunistas. El partido en el poder tiene garantías de que las va a ganar y pretende aumentar su apoyo electoral. Ahora mismo, los conservadores tienen una mayoría débil en la Cámara de los Comunes (330 de los 650 asientos), pero desde que se celebró el referéndum no han parado de subir en las encuestas (mientras los laboristas caían). Os lo planteo también en términos ‘económicos’: el beneficio de ganar ahora (5 años más para May y la capacidad de pilotar el brexit hasta el final) es superior a los costes de una hipotética pérdida del mandato (3 años hasta 2020).

Failure elections. Ocurren tras un fracaso importante, como cuando el combo crisis económica + reforma laboral + 15M + batacazo en las municipales llevó a Zapatero a adelantar las elecciones generales a noviembre de 2011. También hay otros motivos: no superar una cuestión de confianza, la ruptura de una coalición de gobierno, un bloqueo legislativo, la presión de la oposición y la opinión pública, la pérdida de un referéndum, escándalos de otro tipo…

¿Cuándo y por qué se convocan?

  • En momentos de popularidad alta. The Independent publicó en febrero una encuesta en la que May era “más popular que David Beckham”. Un poco exagerado, sí, pero es cierto que la aprobación de su labor y la confianza de los votantes en los conservadores es muy superior a la de sus rivales políticos. Además, no parece incoherente. Me explico: como ministra del Interior de David Cameron hizo campaña por el Remain, pero con condiciones. La principal era restringir la inmigración, uno de los factores con más peso del voto al Leave. En cualquier caso, la primera ministra quiere ganar más legitimidad aún de cara a las negociaciones con Europa.
  • Cuando la oposición es débil. Jeremy Corbyn no ha logrado reconstruir el Partido Laborista tras el referéndum. En el verano loco de 2016, sus diputados se volvieron contra él, pero los militantes volvieron a darle su apoyo en las primarias (y con más margen que en 2015). El UKIP también ha caído desde el año pasado: en parte por el ‘vacío carismático’ dejado por Nigel Farage; en parte porque salir de la Unión Europea era una de sus principales bazas de agitación electoral; y en parte porque, con el brexit, los conservadores han asumido parte de su agenda e incluso de su lenguaje (“recuperar el control de nuestro dinero, nuestras leyes y nuestras fronteras”, ha dicho May).
Gráfico de Britain Elects. Vía eduardosuarez: http://britainelects.com/polling/westminster/
  • Cuando la economía (real o percibida) va bien. En el primer minuto del discurso de May lo deja claro: “Pese a las predicciones de un inmediato riesgo financiero y económico, desde el referéndum hemos visto cómo la confianza de los consumidores se ha mantenido alta, [hemos alcanzado] números récord de trabajos y un crecimiento económico que ha superado todas las expectativas”. Se le ha olvidado comentar que la libra lleva por debajo de 1,20 euros desde el referéndum (en 2015 y la primera mitad de 2016 oscilaba entre 1,30 y 1,40 euros).
  • Maximizar apoyos presentes o minimizar pérdida futuras. El divorcio europeo va a ser largo y penoso, y tendrá costes electorales. Los tories quieren aprovechar esta ‘luna de miel’ para afianzar su posición durante los próximos 5 años. Si los efectos del brexit empiecen a notarse (estoy dando por hecho que serán negativos) y los laboristas vuelven a ser una alternativa viable antes de 2020, los conservadores lo tendrán más difícil.
  • Hacer de las elecciones un plebiscito. Cuando un tema eclipsa la votación, esta deja de ser una herramienta para elegir o castigar a los representantes públicos y pasa a tener otro objetivo: si me vota es que apoya usted la independencia (el 27-S en Cataluña), si me vota es que quiere usted un hard brexit al gusto de los conservadores. En julio de 2016, cuando la cuestión de las elecciones anticipadas estaba en el aire, pregunté a Robert Blackburn, catedrático de Derecho Constitucional del King’s College London, qué opinaba sobre ello. Una parte de su respuesta sigue sirviendo: “Las elecciones se librarían casi por completo sobre el tema de la adhesión a la Unión Europea, provocando una gran ruptura en el voto tradicional de clase e ideología, del mismo modo que la cuestión trascendió las lealtades partidistas en el referéndum, y el resultado sería complejo e impredecible”.

Que esto último suceda dependerá de dos cosas: de cómo planteen los partidos la campaña, si es que la hay (¿hablarán de otra cosa que no sean los términos de la salida de la UE?), y de si los ciudadanos aceptan o no las razones de May para alterar los tiempos. Brenda, de Bristol, lo tiene claro.

Referencias:

The Electoral Benefits of Opportunistic Election Timing, P. Schleiter y M. Tavits, 2014.

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