El costo emocional de buscar trabajo

Diana Luque Lavado
Photosynthetica
8 min readDec 28, 2017

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Ya lo dijo bien Donna Summer: “She works hard for the money, so better treat her right.” (Si no ha oído esta canción, este es el momento). Me decidí a escribir esta historia gracias a los likes de un tuit que puse en mi redes sociales.

Como les conté en un artículo anterior, en agosto me quedé sin trabajo y empecé a buscar. He estado en situaciones similares anteriormente pero las cosas han cambiado mucho y desafortunadamente el cambio no es positivo. Cuando mis amigos me han preguntado cómo están las cosas, la respuesta siempre ha sido esta:

Hay muchas ofertas laborales, pero lo que piden, cómo lo piden y lo que pagan es una tortura para el que está buscando.

Sé que estoy usando una palabra fuerte: tortura. Pero la realidad es que el costo emocional de la búsqueda de trabajo ahora es muy alto. Las prácticas, la mayoría muy malas y poco humanas, que tienen las empresas están haciendo que una situación que ya es de por si complicada, sea muy dura para seres humanos en momentos complejos, porque pues somos algo más que fuerza de trabajo, ¿no?

¿Qué fue lo que sucedió? Bueno, vamos por partes.

Y uno ahí detrás, siendo un lindo rinoceronte. Porque uno es lindo.

Busco un unicornio

Como dije, hay muchas ofertas laborales, por lo menos en mi área que es la publicidad. El asunto es cómo están planteadas las ofertas y lo que están pidiendo hoy en día. Encontré muchísimas ofertas estilo:

Reconocidísima y seria empresa busca profesional que tenga post doctorado en detección de problemas en animales fantásticos, experiencia de 20 años, pero persona menor de 30, mandarín avanzado y ganas de romperla. Si sabe de física cuántica es un bonus. Salario: agua colada y viento molido.

Evidentemente estoy siendo sarcástica. Pero a lo que voy es a que lo que están solicitando las empresas en este momento es completamente exagerado, más comparado con los salarios. Lo es porque están tratando de cubrir tres necesidades diferentes con una misma persona. Esto lo vi mucho en cargos como Community Manager (el pobre doliente que maneja redes sociales) en el que piden que la persona escriba como Shakespeare y diseñe como Miguel Ángel. Mi experiencia me dicta que una persona generalmente escribe bien o diseña bien, pero jamás hace las dos cosas como un profesional: zapatero a tus zapatos.

Entiendo que las empresas pueden estar en una situación compleja pero debe existir una coherencia mínima entre lo que solicitan y lo que pagan, o por lo menos ofrecer algo atractivo para sus posibles y futuros empleados. En esta etapa el costo emocional no es tan alto porque por lo menos uno decide a cuál vacante va a enviar la hoja de vida, pero la sorpresa de ver estas solicitudes es una de las formas en que comienza uno a desgastarse.

Lo que me dan ganas de responder a ratos.

Aspiro a la paz mundial

Esta pregunta es una de las que para mí, sí empieza a tener un costo emocional alto. He oído una sola explicación que me satisface sobre por qué una empresa hace esta pregunta: la vacante tiene un presupuesto asignado y ellos deben ahorrar tiempo, que también es un recurso valioso. Bueno, eso tiene sentido.

Pero el asunto es que esa pregunta la sueltan como si nada. Eso es como si en la primera cita alguien me preguntara: ¿Qué necesitas para que nos casemos?

La pregunta generalmente me la hicieron después de enviar mi hoja de vida y por teléfono. Mi respuesta: cuéntame bien sobre el cargo y mis responsabilidades. No nos digamos mentiras, es raro encontrar una oferta laboral bien escrita que explique todo lo que uno va a tener que hacer, así que al menos para ser justo en lo que quiero cobrar, debo saber qué voy a hacer.

Lo difícil, la mayoría de reclutadores y personas de recursos humanos les molesta que uno pregunte bien sobre los puestos. Algunos ni siquiera tienen la información completa (no entiendo cómo buscan si no saben bien lo que quieren) y esperan que uno dé una cifra de inmediato. El ver que el reclutador está molesto por una pregunta normal y justa es muy duro para el que busca trabajo, porque es sentirse menospreciado.

Mi consejo con esto es ser fuerte, hacer todas las preguntas que se le ocurran y obviar la molestia: si uno se va a casar, necesita al menos saber lo básico.

Hay momentos en que solo he querido hacer un Mic Drop (a lo Suga) y decir: basta, no te doy una idea más.

Probando 1, 2, 3…

Esta fue la etapa que a mí más me desgastó, las pruebas. Debo reconocer que me llamaron de varios sitios y presenté un buen número de entrevistas, que generalmente desembocaron en “te vamos a enviar una prueba…”. Soy escritora y entiendo que quieran ver mi estilo y mi trabajo, también entiendo que los portafolios son engañosos y que generalmente es bueno ver si la persona se adapta a lo que la empresa busca.

Pero el desgaste de hacer prueba tras prueba es enorme. Las pruebas implican un esfuerzo intelectual en el que uno pone lo mejor que tiene y la mayoría de empresas no lo valoran. Les voy a contar dos casos puntuales:

  • Me presenté para un cargo que se veía increíble, en el que además especificaban que el salario era negociable. Presente tres pruebas, dos individuales, una de las cuales fue una estrategia completa que me tomó tres días completos de trabajo y una de ellas grupales, que nos tomó todo un día. Al final del proceso me llamaron a ofrecerme el cargo con un salario que no me pareció adecuado para lo que había que hacer, pero como dijeron que se podía negociar lo comenté. No me ofrecieron absolutamente nada adicional. Después me ofrecieron un free lance para el que me hicieron una pequeña entrevista y al final me dijeron: “no, no podemos pero nos gusta tu perfil como redactora, te haríamos una prueba”. Ojo: esa sería la quinta prueba. Se imaginarán mi respuesta…
  • Me escribieron de una agencia y me mandaron una prueba con caso real. Desconfío mucho de estas cosas porque está uno exponiendo sus mejores ideas para un caso real, para una marca real, en un momento en el que ellos pueden decirte “no gracias” pero quedarse con tu idea. Aún así, por necesidad y de buena fé, hice la prueba y me llamaron a entrevista a presentar el caso. Al final el director creativo me dijo: “esperábamos más”. Me extrañó, pues fui cuidadosa al leer bien la solicitud y hacer lo que me pedían. Su respuesta: “es que uno siempre debe ofrecer más de lo que le piden”. Me impactó profundamente que en una prueba con un cliente real me dijeran que querían más… gratis.

De esto tengo más historias, como una vez que me mandaron una prueba con una complejidad media para hacer en tres horas, u otra que presenté tres propuestas creativas que miraron a los dos meses, dos meses después.

Esto cobró un costo emocional muy grande en mí. Me hizo pensar en la cantidad de ideas, buenas ideas, que estaba poniendo en las pruebas de las cuales no sabía nada porque no llamaban (el siguiente punto) y que en el mejor de los casos, terminarían en la caneca. Y no nos digamos mentiras: se sabe que muchas pruebas terminan en productos reales y uno no puede hacer nada al respecto.

La Condesa siempre sabe más que uno.

Lo poco que sé de ti

En este punto uno ya se encuentra muy desgastado emocionalmente. Porque está dando lo mejor de uno, está tratando de mostrar la mejor cara profesional y las respuestas de las empresas están lejos de ser profesionales. La parte que termina por pasar la cuenta es la de no saber qué está sucediendo con el proceso de uno.

En los cuatro meses de búsqueda laboral comencé aproximadamente quince procesos laborales, de los cuales solo en tres sitios, tuvieron la gentileza de comunicarme que no continuaba en el proceso. Las razones fueron las siguientes:

  • Estaban seguros que yo era la persona indicada para el puesto, pero tuvieron un problema con un cliente que iba a entrar y no pueden contratar a otra persona, orden de gerencia.
  • Mi perfil era lo que querían, pero tenían claro que no podían pagar alguien con un salario como el que yo pedía en el momento.
  • Mi perfil no se acomodaba a lo que estaban buscando.

Si ven estas razones, ninguna de ellas significa que no soy una profesional competente, un pensamiento que muchos tenemos en nuestras cabezas porque somos seres humanos y tendemos a culparnos. Es importante entender que muchas veces no se obtiene el puesto por miles de razones empresariales en las cuales uno como persona y profesional no tiene nada que ver. El que te llamen y te lo digan, alivia un poco el costo emocional.

Una de las cosas que me terminó de desgastar fue que una reconocida agencia, de las grandes, prácticamente me dijo que sí, que era yo, que solo necesitaban verificar algo del salario con otra persona… y jamás volvieron a llamar. Eso no se hace. Quisiera que de todas las formas posibles, las empresas le comunicaran a los aspirantes que no quedaron, esto llega a quitar el sueño en las noches.

Ya lo había dicho bien el Divo de Juárez.

No me vuelvo a enamorar

No creo que todas las empresas sean deliberadamente malas. Creo que hay muy malos procesos de recursos humanos o en algunas, inexistentes. También creo que las empresas se encuentran tremendamente centradas en solucionar un problema que tienen mirando hacía su lado, sin pensar que la persona que se sienta a una entrevista o manda una prueba tiene un lado humano y que, aunque la está pasando mal, está tratando de poner su mejor cara.

Tengo trabajo en este momento. Es en un gran sitio, en el cual el proceso fue muy humano y cercano. Tuve dos entrevistas, presenté mi portafolio y hablamos durante un tiempo prudencial sobre el asunto. Digo esto porque no quiere decir que no haya tenido un proceso, no estoy diciendo que las empresas deben contratar a ciegas.

Hubo una parte de mi triste con algo que me di cuenta al finalizar todo esto. En el trabajo en el que estoy, el contrato es temporal. Cuando lo supe, lo primero que me pasó por la mente es:

Ojalá salga por más tiempo, porque no quiero seguir buscando trabajo, el costo emocional es muy alto.

El hecho de tener que pensar en volver a lidiar con ofertas absurdas, sueldos injustos para las labores, pruebas en las que pone uno lo mejor y se van a la basura, más el silencio de las empresas me cargó el corazón. Seguramente alguien en recursos humanos tiene miles de historias de lo pesadillezco que debe ser para ellos, de las personas que no cumplen, de las respuestas de los aspirantes y me encantaría que lo comentaran en este post.

Pero este es un llamado a las empresas a que piensen que si quieren crecer, deben ser humanos desde el comienzo, desde el momento que contratan.

Que las buenas prácticas también incluyan a esos aspirantes y que eso habla bien de su empresa. Que piensen que cuando una persona fue despedida sin esperarlo y lleva cuatro meses sin trabajo, está pagando un precio enorme por muchas razones y que la mayoría de empresas pueden mejorar y hacerlo más llevadero. Porque realmente pueden.

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Diana Luque Lavado
Photosynthetica

Escritora | Content | Planner | Creativa. Vivo de contar historias. Semidiosa llorona. La vida son los descubrimientos inesperados y de eso es mi blog.