Hablando con toda seriedad, sonríe.

Camila Gdb
PIES EN LA TIERRA
Published in
3 min readFeb 19, 2019
Foto: Pinimg

Sin tu consentimiento, desde que naces llegas a una vida pensada para ti. Abres los ojos y conoces a la familia que te tocó. Mágicamente entras a tu nueva casa y te duermes en una cama planeada especialmente para lo que ahora eres. Saludas de beso a tu nombre y le tomas la mano para el resto de la vida.

Al poco tiempo entras a la escuela que te eligieron con un plan preestablecido. Creces e intentas cumplir con cada expectativa y meta que te exige ese círculo en el que te has forjado. Te aprendes la escala de puntos del 1–10 en español y 1–100 en inglés. Te hablan de promedios, premios, diplomas y virretes.

Sigues, sigues y sigues.

Y de pronto, un día paras. Sin querer. Y es que no hay más órdenes.

Estás solo tú.

La vida ahora te exige algo diferente, algo que has conocido desde el primer día pero experimentado de forma distinta: decidir.

Primero entre el equipo de futbol y las clases de baile. Luego entre Derecho y Relaciones Internacionales. Después entre esto y el otro. Entre esto y el otro. Entre esto y el otro.

Pero cada una de esas decisiones estaban respaldadas por un sistema en el que te inscribieron sin preguntar, ¿verdad? No había mucha ciencia, los caminos a elegir se desplegaban en opción múltiple y en caso de fallar no determinaban nada demasiado serio, ¿no?

En cambio, las decisiones que empiezas a tomar hoy son como ningún otro tipo. No hay reglas, no hay un manual de instrucciones. Son solo tuyas. ¿Y sus consecuencias? También, todas tuyas.

Qué abrumador, repites cada vez que tu mente viaja tan lejos.

Estás solo tú. Y eso resulta atosigante. ¿Cuándo imaginaste que la soledad llegaría a ser asfixiante?

Pero escucha. Tengo que decirte algo. Necesito decírtelo.

Siempre has estado solo tú. Y al mismo tiempo, siempre has estado acompañado.

Voltea a tu alrededor. Tal vez no son exactamente las mismas personas que estaban contigo durante los años de vida que recuerdas libres de preocupación. Que -cabe destacar- no existe tal cosa. Pero algunas de ellas no se han ido. También han llegado nuevas, y otras ¡ni siquiera las conoces todavía!

A la vez, lo constante eres tú.

Es cierto que las decisiones de ahora son completamente nuevas. Algo que no conocías y que nadie te enseñó cómo resolver. Consejos siempre hay, pero a la hora de la hora, quien decide eres solo tú.

Sin embargo, si te detienes a pensar un momento, todas y cada una de las decisiones que has tomado han sido así. Lo que realmente las diferencia del resto es el grado de consciencia que las descubre. La complejidad ha sido siempre proporcional a ello y por ende a la edad con la que las has enfrentado. Las circunstancias nunca han sido más fáciles, solamente diferentes.

Todo lo que has elegido te ha traído hasta donde estás parado en este momento. Ahora te toca decidir una vez más, porque la vida misma es decisión.

No te dejes engañar. Estás tan solo y acompañado como siempre has estado. Pero aún más importante: desde que te adueñaste del poder de decidir, la última palabra siempre ha sido tuya. Tienes callo y experiencia de sobra, lo único que falta es tantita confianza.

Aunque ahora creas lo contrario, decidir sigue sin tener mucha ciencia. Y la mayor parte del tiempo, esa estructura en opción múltiple que se despliega en tu cabeza no determina nada demasiado serio.

El propio Oscar Wilde dijo: “la vida es demasiado importante como para tomarse en serio”.

Hablando con toda seriedad, sonríe.

--

--

Camila Gdb
PIES EN LA TIERRA

Mis letras y yo te damos la mejor de las bienvenidas.