Incertidumbre consciente
Lo sabes. La vida es una gran incertidumbre.
Un espacio con fin desconocido que a veces se viste de caída libre.
Y aun así decides aventarte. Porque es justo en el aire, mientras vas dando vueltas, que eres capaz de descubrirlo todo. De interpretar a tu manera. De encontrar un por qué y si te detienes un poco, un para qué.
La mitad del tiempo no lo sabes y está bien. Pues es lo que te impulsa a seguir.
A seguir sintiendo, viendo, escuchando, probando y viviendo bajo un pacto misterioso, escurridizo, mágico y veraz:
“Esta podría ser la última vez”
Todos los días al salir de tu casa, inconscientemente empacas una gran dosis de valentía cubierta en ganas. Ganas que sin el consentimiento de tu mente y con el patrocinio de tu corazón, te lanzan a vivir asumiendo el riesgo inevitable.
“Esta podría ser la última vez”
Aunque al parecer tu mente lo ignora, tu corazón lo sabe. Pues este pacto lo hicieron ambos cuando llegaste al mundo y desde entonces lo mantienen.
Es la fuerza que te impulsa y la magia que te invade en cada paso que das:
Mientras tu mente habla de planes, años y plazos, tu corazón habla de momentos, segundos e instantes.
Cuando la primera se nutre de control y seguridad, el segundo se recarga con energía que fluye y se transforma en posibilidad.
Y así, ese pacto que comparten tu mente y corazón, supone el balance perfecto para un humano como tú: tan valiente y frágil a la vez.
Lo que atravesamos hoy es tan sólo una expresión consciente de ello. Es ver a ese pacto a los ojos y darle la bienvenida por todo lo que es y todo lo que nos permite ser.
En el silencio del aislamiento social, resuena el silencio permanente de tu mente, pero también los latidos efímeros de tu corazón. Suelta. Deja que fluyan en conjunto, pues crecieron de la mano y saben cómo.
Es momento de aceptar y abrazar esa dualidad que a su manera, nos ha traído hasta aquí- con tanta certeza y duda al mismo tiempo.
Tan invencibles y vulnerables.
Tan llenos de hoy y mañana.
Tan llenos finalmente, de vida.
Hoy más que nunca, nos necesitamos sin miedo. Tan valientes como siempre al enfrentar la fragilidad.
Tratemos de asumir el pacto entre nuestra mente y corazón. De darle la bienvenida a la incertidumbre de todos días, que aceptamos con fuerza para sentir, saltar y soltar.
Porque siempre ha sido, siempre ha estado. Simplemente hoy la miramos de frente.
Tal vez podamos entonces, aunque sea por un momento, inundarnos en calma al llamarle incertidumbre consciente.
