La torcida mano invisible

Camila Gdb
PIES EN LA TIERRA
Published in
3 min readOct 20, 2019
Foto: Cartoon Movement 2019

Se retiran las tropas estadounidenses del norte de Siria.

Ante los ojos de la comunidad internacional, un acto de abandono a los kurdos- aliado clave en la lucha contra el Estado Islámico. Ante los ojos de Rusia, una oportunidad de oro para afianzar su influencia regional de la mano con Irán y el régimen sirio. Ante los ojos de Turquía, el momento de brillar. Pero esta vez con metralletas.

Considerado un grupo terrorista por el gobierno turco, las Unidades de Protección Popular kurdas por fin se quedaron desamparadas- por lo menos en la práctica. En respuesta, el presidente turco Recep Tayip Erdogan anunció que activaría una ofensiva militar en la frontera de Turquía con Siria, para repatriar a la fuerza a alrededor de 3.6 millones de refugiados sirios.

Frente a ello, el posicionamiento de la administración de Trump fue criticado hasta en la Casa Blanca. Una carta expedida por el presidente estadounidense para su contraparte turco activó una respuesta agresiva. Y bueno, ¿qué se puede esperar cuando amenazó con destruir la economía de Turquía “como ha hecho antes”; se puso la medalla por resolver sus problemáticas internas y como broche de oro cerró con “no seas tonto”?

Inmediatamente después de leer la carta, Erdogan activó la ofensiva en la frontera y Trump una guerra comercial. La debacle diplomática impulsada por sus métodos de negociación -o la balacera de amenazas y violaciones a los códigos de conducta- provocó la visita de emergencia a Ankara del vicepresidente estadounidense Mike Pence y el secretario de Estado Mike Pompeo.

Un “cese al fuego”. Eso fue lo que supuestamente lograron en la mesa de negociación el viernes 18 de octubre. En realidad, una ventana de cinco días para permitir a los kurdos abandonar la zona del norte de Siria, ahora catalogada como “zona segura”.

El acuerdo fue rechazado por 129 miembros del Partido Republicano, quienes se unieron a los demócratas en oposición. En el sector mediático, fue señalado como el resultado de una política exterior sin conocimiento. Y en Turquía, fue simplemente descrito como una pausa en sus operaciones.

En un par de movimientos EE. UU arrasó con sus aliados. Expuso a los kurdos; detonó una guerra comercial con un miembro de la OTAN y dejó sin palabras a los socios regionales.

¿Se trata de un triunfo de emoción sobre razón? A simple vista. Sin embargo, la premura con la que se inició una nueva guerra comercial apunta a que la retirada de la frontera fue una estrategia para torcer la mano invisible de Turquía y a la vez beneficiar a la economía estadounidense. ¿Cómo? A nivel público, de pronto justificando su salida con bandera blanca por no tratarse de su territorio, ni su guerra. A nivel privado, ahora asumiendo el daño colateral contra el que luchó durante tantos años.

Desde el inicio de la operación de Erdogan, van más de 200 civiles, 164 rebeldes pro turcos, 185 militantes pro kurdos, y nueve solados turcos que han perdido la vida.

Lo claro, claro está: Mientras “cumplía” el objetivo de seguridad de apagar al Estado Islámico en Siria, EE. UU se mantuvo hombro con hombro con los kurdos. De pronto, cuando el objetivo se volvió económico frente a la posibilidad de amenazar a Turquía, le dio un motivo en bandeja de plata, pasando a los kurdos a último plano. Finalmente, Erdogan ansiaba el momento en el que se despejara el paso en la frontera para tomar el territorio y olvidarse de los refugiados.

Para EE. UU, nada mejor que un país que intenta acaparar territorio por la fuerza, para salir “al rescate”: si bien no de las víctimas, de su propia economía.

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Camila Gdb
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Mis letras y yo te damos la mejor de las bienvenidas.