La voz misma

Camila Gdb
PIES EN LA TIERRA
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2 min readAug 12, 2019

El atentado contra la libertad de expresión en Rusia es -casi- inexplicable. Casi, porque finalmente se trata de un régimen viciado que en pleno 2019 aún respalda la represión. Con elecciones parlamentarias a la vuelta de la esquina, los arrestos se han multiplicado. Y es que las manifestaciones pacíficas en contra del amañado sistema político, lejos de toparse con pared se topan con armas, cascos y chalecos antibala.

Esta vez, la protagonista de las revueltas es una adolescente de diecisiete años que como escudo utiliza la constitución. En la última protesta, Olga Misik se sentó frente a los militares a leer un par de artículos asociados con el derecho a protestar pacíficamente, a participar en las elecciones y a ejercer la libertad de expresión.

Cuando se retiró, fue arrestada durante doce horas por participar en una manifestación no autorizada y condenada a pagar una multa de 300 dólares.

En los últimos meses, las movilizaciones sociales en Rusia se han vuelto cosa común. ¿Por qué? Los candidatos de oposición fueron completamente excluidos de la próxima contienda electoral. Según las autoridades, se debe a que no lograron reunir la suficiente cantidad de firmas verificadas para registrarse. Sin embargo, el historial ruso sugiere lo contrario.

En Rusia, intolerancia a la oposición es tal, que aunada a los miles de arrestos entran en juego registros domiciliarios, investigaciones penales y agentes tóxicos. El líder de la contraparte, Alexéi Navalny, una vez más fue obligado a cumplir una sentencia de cárcel de 30 días. A su salida, se le diagnosticó un cuadro de conjuntivitis y dermatitis aguda tóxica.

Casualmente, muchos otros opositores han sufrido atentados de envenenamiento. Mientras que algunos se han salvado, otros no han corrido con suerte. Hoy, Sergei V. Skripal, Vladimir Kara-Murza, Pyotr Verzilov, Alexander Litvinenko, Boris Nemtsov, Sergei Magnitsky, Anna Politkovskaya y Yuri Shchekochikhin son símbolo de la expresa violación de la voluntad y el poder del pueblo, despertando una lucha que late más fuerte que nunca.

Frente al régimen que lidera Vladimir Putin, la oposición juega un papel clave. Sin presencia en el Parlamento ni posibilidad de conseguirla, el recurso es tomar las calles y exigirlo desde la paz. No obstante, resulta -casi- imposible llevarlo a cabo cuando se interpreta como una expresión ilegal cada vez. Casi, porque mientras haya quien se oponga, habrá oposición. Incluso desde prisión.

Ni las sanciones internacionales, ni los llamados de Amnistía Internacional serán suficiente para alzar la voz que es silenciada todos los días. A fin de cuentas, la fuerza que invita al cambio habita en la voz misma.

¿Cuándo vencerá al silencio?

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Camila Gdb
PIES EN LA TIERRA

Mis letras y yo te damos la mejor de las bienvenidas.