Lo vale

Camila Gdb
PIES EN LA TIERRA
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2 min readNov 28, 2018

Me acuerdo bien del día en el que me preguntaron a qué universidad iba a ir. Al contestar, el profesor sorprendido hizo una broma y el salón entero reventó en risa. Una broma ahogada en prejuicios, etiquetas y rechazo.

A la tarde comenzaron las dudas. Mientras imaginaba cómo sería el primer día de clases en la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac, de fondo sonaba el eco de burla. Era ese ruido el que lentamente distorsionaba mi sonrisa cada vez que mi mente viajaba a la siguiente etapa de mi vida. El sentimiento que me acompañaba era extraño, como si mi decisión fuera menos merecedora de aplausos que la del niño que se iba a Estados Unidos o que la de la niña que se había inscrito en una universidad socialmente más aceptada en México.

Hoy comprendo que esas veneradas casas de estudios con frecuencia hablan más de su gente, que su gente de la academia. Aunque se acostumbre a creer lo contrario, la carga que algunos le adjudican a su educación dice más de ellos que de la misma. No les basta con sentirse orgullosos de su propio camino, se vuelve necesario demeritar el del otro.

Conforme avanzaban los años, me empeñaba en desempolvar el mérito de mi decisión. Una plática de sobremesa, una entrevista de trabajo o un debate intenso maquillado de una agradable conversación. Pero la mayor parte del tiempo, mi esfuerzo parecía no ser suficiente.

Lo que no me había percatado, es que esa lucha no era con nadie mas que conmigo misma. Esas ganas de ser aceptada eran tan mías pues la única persona que necesitaba aceptarme, era yo.

Con exactitud, mi mente aún dibuja las caras que aquél día cuestionaron mi decisión con aversión. La diferencia es que ahora sé lo equivocada que estuve durante cuatro años. Nunca fue necesario tenerlos de mi lado, siempre fui yo la única pendiente de convencer.

Viendo hacia atrás, no siento mas que orgullo de haber nadado a contracorriente. De haber enfrentado un mal pronóstico y sostener en alto el resultado contrario.

Hoy hago las paces conmigo misma, consciente de que esa decisión fue la mejor que pude haber tomado.

Después de todo, lo vale.

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Camila Gdb
PIES EN LA TIERRA

Mis letras y yo te damos la mejor de las bienvenidas.