Una de conspiraciones: del fiscal Maza a Notre Dame de París

Jesús Belenguer
Plan de autoprotección

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Las explicaciones conspiranoicas se han convertido en la respuesta a toda situación que cobre cierta relevancia en nuestra sociedad. Uno no se da cuenta del estado de alienación en el que vivimos hasta que la temática del hecho forma parte de lo que se conoce en profundidad.

Yo uso poco las redes sociales, siete horas a la semana en LinkedIn y una más en Twitter. La motivación de dicha actividad es puramente profesional lo que junto a una política de bloqueo activa me mantiene bastante aislado de las mentes alteradas ––aunque una vez tuve un contacto en LinkedIn que afirmaba que la Tierra es plana––– sin embargo cada vez es más difícil y las conspiraciones con frecuencia desbordan el muro.

La primera explicación conspiranoica que invadió mi espacio con contundencia fue la muerte del fiscal Maza, quizá ya no lo recuerde, el pobre fue víctima de un proceso de negación de la enfermedad durante un viaje a Argentina adonde había ido para asistir a un congreso, todo ello en medio de la vorágine independentista.

Inmediatamente comenzaron las publicaciones que hacían referencia al asesinato, incluso se llegaron a publicar capturas de los videos de seguridad de un aeropuerto español en las que se veía la llegada de unos agentes israelís. Sin embargo, la muerte del fiscal era de manual, coincidía perfectamente con un tipo de incidente de seguridad durante los desplazamientos internacionales de trabajadores españoles que tenemos tipificado como muy frecuente en nuestro sistema de gestión de la seguridad personal.

Quizá la noticia debería haber sido que hasta el más modesto de los trabajadores de la cincuentena de empresas que usan nuestro sistema de gestión de la seguridad personal durante los desplazamentos internacionales disfruta de una protección exponencialmente mayor que la que reciben los altos funcionarios del Estado. Pero no hubo forma, si hoy usted hace una búsqueda en Google sobre la muerte del fiscal Maza, entre las cinco primeras respuestas tres hacen referencia a la conspiración y eso que incluso existen sentencias que declaran como accidente de trabajo la muerte de trabajadores en circunstancias idénticas a las del fiscal.

Tras una buena criba de contactos me creí a salvo de nuevas conspiraciones y así creo que ha sido hasta que esta semana el muro se ha vuelto a desbordar. El incendio de Notre Dame de París coincide a pies juntillas con los accidentes durante los trabajos de mantenimiento en la cubierta de las iglesias. Lo sé porque la autoprotección de bienes culturales es la otra rama de mi actividad, por vocación gestiono la autoprotección de un número relevante de bienes españoles declarados patrimonio de la humanidad entre los que se encuentran dos catedrales y ese tipo de incendio forma parte de mis pesadillas.

Sorprendentemente, a pesar de la criba, como setas han aparecido publicaciones entre mis contactos haciendo referencia a un atentado. En alguno, incluso se dice que la policía francesa ha detenido a un argelino en relación con el incendio. Nada importa salvo los likes, incluso cuando el autor es advertido de que ese tipo de publicaciones le hacen el caldo gordo a los terroristas.

En los próximos días, lo más probable es que la investigación desvelará que, la alarma contraincendios se diparó varias veces y que fue ignorada porque durante las obras se disparaba con frecuencia debido al polvo o a las interrupciones del servicio, o que los trabajadores buscaban rincones ocultos a la vista para fumar o calentar el bocadillo, o que fue el soplete cuando soldaban los metales blandos que forman el sistema de protección y evacuación de aguas o que el oxicorte cuando separaban las estatuas fue el inicio del desastre, o que una instalación eléctrica provisional sin protección sufrió un cortocircuito –––por cierto, todo ello evitable con sencillas medidas bien conocidas que forman parte del oficio de la seguridad privada––– pero aunque la investigación concluya que el origen fue una de las causas citadas o lo más probable, la encadenación de varias de ellas, los que ya han apostado por la conspiración no modificarán un ápice su criterio y este perdurará aunque sea falso.

Tampoco hace falta ser un experto, cualquier persona con un poco de experiencia en el mundo de la protección contra incendios podría apuntar las mismas posibles causas del incendio, sin embargo, la raíz del problema no se tratará. No se va a hablar de la falta de recursos económicos que sufre el patrimonio cultural europeo desde hace décadas, las obras de Notre Dame se financiaron con gran dificultad y seguro que el presupuesto tuvo que ser exprimido varias veces hasta poder sacarlo adelante en precario. Las medidas de seguridad se habrán reducido hasta la temeridad y al final, simplemente, ha salido mal.

En mi día a día veo el esfuerzo y trabajo de las personas que trabajan con nuestro patrimonio, veo cómo exprimen hasta el último céntimo y cómo siempre quedan decenas de cosas pendientes y urgentes, siempre obligadas a trabajar en precario. Incluso se producen situaciones paradójicas: en los últimos años muchos templos españoles han comenzado a cobrar la entrada a las visitas turísticas para literalmente tapar las goteras y lo han hecho soportando las críticas de los mismos botarates que la semana que viene colgarán una foto con el resguardo de haber ingresado unos eurillos para la recuperación de Notre Dame de París.

Es fácil imaginar que dirá Google sobre el incendio dentro de un año y medio y la culpa es nuestra, ahora es la masa informe la que escribe la historia y mientras termino de escribir esta modesta publicación no puedo dejar de pensar en la cantidad de información falsa que me habrán colado en esas ocho horas semanales que dedico a las redes sociales y si alguna de ellas, o muchas en la misma dirección, habrán cambiado mi forma de pensar.

Por eso, ya no es solo necesario un espíritu crítico, es necesario pasar a la acción, somos responsables del ecosistema virtual/social que se genera en nuestro entorno y además de asegurarnos de la veracidad de lo que publicamos debemos denunciar-bloquear-desmentir aquello que claramente es falso y potenciar-recomendar-incorporar esas publicaciones aburridas con argumentos sensatos y bien trazados.

Jesús Belenguer dirige el equipo que diseñó e implanta el Protocolo Mercurio que es el sistema de gestión de la seguridad personal durante el desplazamiento internacional de trabajadores con mayor implantación en las empresas españolas. Comparte sus ideas en Medium desde abril de 2015.

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Jesús Belenguer
Plan de autoprotección

Director de Seguridad Privada y TS en Gestión de Riesgos y Protección Civil. EU en Análisis de la Conducta Violenta y en Ingeniería Protección Contra Incendios