El amplio diálogo que plantea Paco Moncayo sobre el matrimonio igualitario

El general retirado, quien es el abanderado de sectores que se consideran de izquierda en Ecuador, sostiene que la Constitución fue aprobada por un 86% de los votantes.

Plan V
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7 min readDec 5, 2016

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El general (r) Paco Moncayo sostiene que hay que respetar la Constitución aprobada por el 90% de votantes

Esa misma Constitución prohíbe, de manera taxativa, el matrimonio entre personas del mismo sexo en el Ecuador. A reglón seguido, la misma norma, aprobada por la mayoría de los constituyentes de Montecristi de 2008 y luego sometida a referéndum, prohíbe la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo. Se trata de una de las pocas constituciones sudamericanas que incluye tal disposición, lo que impide que se tomen medidas a favor del matrimonio igualitario como las que han tenido lugar en México, Argentina, Uruguay y otros países de la región.

PLAN V inicia con esta entrega una serie de reportajes sobre cómo los ocho postulantes a la presidencia de la República del Ecuador responden a cuestionamientos sobre este tema que, desde las agendas de los políticos, parece demasiado incómodo: ¿debe el Ecuador reformar su Constitución para permitir el matrimonio gay o debe continuarse la línea establecida por el Gobierno de Rafael Correa que lo prohíbe? ¿Podrán los candidatos responder a cuestionamientos de éste tipo y cuáles serán sus respuestas?

Pamela y Gabriela

Pamela Troya y su novia, Gabriela Correa, son dos conocidas activistas por el matrimonio igualitario en Ecuador. Ambas mujeres viven en Quito. Mientras Pamela es funcionaria pública, Gabriela se encuentra en el desempleo. Ambas alternan su vida cotidiana con un permanente activismo en redes sociales, en las que denuncian cómo, en su opinión, el Gobierno de Rafael Correa, un católico que no falta a misa los domingos, pero que se autodenomina de izquierda socialista, han escamoteado los derechos de las minorías sexuales en el Ecuador.

En un panorama de división y falta de recursos, los activistas de la diversidad sexual ecuatoriana se enfrentan al aparato propagandístico del Gobierno, que, a tono con las opiniones morales del presidente, plasmadas en la Constitución que aprobó su implacable mayoría legislativa, sostiene que el matrimonio igualitario es inconveniente para el país.

Pero Gabriela y Pamela, quienes formaron el núcleo de un colectivo de activistas llamado Matrimonio Civil Igualitario, actualmente hacen activismo en solitario ante la arremetida del régimen correísta, que ha creado sus propios grupos de activistas de diversidad sexual y los ha alineado totalmente a sus tesis.

Ambas concurrieron a presenciar la intervención del candidato Paco Moncayo en el programa “Acuéstate con la banda”, organizado por Fundamedios con el auspicio de varios medios digitales del Ecuador y conducido por el actor Christoph Baumam.

Su pregunta a Moncayo, en el marco del espacio que el programa concedió para las inquietudes de la sociedad civil, era de cajón: ¿cuál va a ser la postura del militar retirado y candidato de las izquierdas frente al motivo de su lucha de una década?

Pamela Troya y su novia Gabriela Correa confrontaron al presidenciable sobre el matrimonio igualitario en Ecuador.

Cuando Pamela toma la palabra, el general Moncayo la saluda. La joven lo mira a los ojos y le pregunta qué hacer con la situación de miles de homosexuales en el Ecuador que no tienen los mismos derechos que una pareja heterosexual.

El ex militar está distendido, en parte, porque esa es la mecánica del programa, que busca interesar a los jóvenes en la política. Se ha arremangado la camisa y contesta a las dos lesbianas que le han preguntado desde el público. Su postura, afirma el ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, es que el Estado debe meterse lo menos posible en la vida provada de las personas. Cree que nadie debe imponer un estilo de vida, y, en especial, que los heterosexuales no pueden obligar a los homosexuales. Alza la voz y hace gestos enfáticos para mostrar su apoyo a esa postura. Pero a la hora de cómo hacerlo, Moncayo parece titubear. Habla no de una reforma constitucional de plano, sino de un “diálogo nacional”, en donde aspira a convocar a todos los actores de este caso.

Paco Moncayo fue enfático en señalar que el Estado no debe meterse entre las sábanas.

Para Pamela y Gabriela, sin embargo, la respuesta del ex militar, quien tiene casi 80 años de edad, es auspiciosa. Se sienten optimistas de que se podrá, de ganar el general retirado, abrir un debate que estiman es necesario en el país.

Las dos jóvenes se retiran con esperanzas del encuentro de Moncayo y varios activistas de sociedad civil. Han preguntado con mucho tino, pues saben que el tema es cada vez más delicado en una sociedad que ha aceptado muchos de los valores y las actitudes de diez años de correísmo.

Pedro Bermeo, un joven activista ecologista, en cambio, no parece tan optimista. Al tomar la palabra calificará a las posturas de Moncayo sobre el motivo de su activismo como tibias. Y no será el único.

El plan de Gobierno de Moncayo

Son casi las ocho de la mañana de un viernes, y en un pequeño salón de un hotel de lujo al norte de Quito, varios periodistas han sido invitados a un desayuno por el equipo de campaña de Moncayo.

El general ha tenido una noche muy mala: se fue a hacer campaña en la provincia de El Oro, fronteriza con el Perú, país al que enfrentó en la dura batalla por el valle del Río Cenepa y contra el que se preparó para combatir desde que ingresó como cadete a la Escuela Militar.

Pero no han sido los peruanos quienes lo han incomodado: la aerolínea estatal TAME ha atrasado hasta el absurdo su vuelo de regreso a Quito, y el ex militar ha llegado tan tarde a la capital que apenas ha dormido un par de horas.

Va a presentar su plan de Gobierno ante algunos periodistas. El documento, en una presentación de Power Point, tiene 46 páginas.

En él se enumeran los 14 objetivos de su campaña para llegar a la Presidencia de la República. Mientras en la economía el plan de Gobierno se explaya en cifras y gráficos, hay algunos otros que no tienen más que una lámina sin mayores explicaciones. Es el caso del objetivo 10 que reza “defender la libertad en la diversidad” y del 11 que agrega “defender y profundizar la democracia”. El 10 está ilustrado con una foto de una indígena otavaleña, y, al parecer, se refiere claramente a la diversidad étnica del país. El 11 tiene por ilustración varias manos levantadas, que parecen corresponder también a distintas personas de distintas etnias.

En ninguna parte de las 46 láminas, la candidatura de la izquierda ecuatoriana incluye alguna mención explicita a la diversidad sexual.

Entrevista a Paco Moncayo

Antes de que iniciara la presentación de su plan de Gobierno, abordamos al candidato Moncayo sobre su postura con relación al matrimonio igualitario. el general retirado evidenciaba el cansancio producido por el largo viaje del que había llegado la madrugada anterior y sus respuestas, más bien escuetas, cupieron en una grabación de menos de tres minutos. Son éstas:

¿Cuál es su opinión sobre el tema del matrimonio igualitario? Activistas como Pamela Troya que han luchado por contraer matrimonio han encontrado serias dificultades por la prohibición constitucional en Ecuador. ¿Cuál es su postura política y moral sobre este tema?

Mi opinión es que simplemente esa es una norma constitucional y los mandatarios debemos obedecer las normas constitucionales. Y si esto debe modificarse en la Constitución, tiene que ser fruto de un gran debate nacional.

¿Entonces usted no plantea una reforma constitucional sobre este tema?

En ese sentido no he planteado una reforma, hay otros temas en los que hemos planteado la urgencia de una consulta para reformar la Constitución, porque son temas que están super debatidos con la sociedad. Las leyes no tienen que salir de un determinado grupo de personas, deben ser debatidas por la sociedad en una circunstancia y un tiempo concretos.

¿Pero cuál es su opinión personal, su criterio digamos íntimo y moral sobre este tema?

Mi criterio es que el Estado no tiene que meterse en nuestras vidas, no tiene que meterse entre nuestras cobijas. Mientras menos el Estado se meta en esas cosas podremos vivir sin discriminación, con igualdad y con tranquilidad.

¿Es usted creyente, tiene algún criterio religioso sobre este tema o lo ve desde una perspectiva laica?

Somos un país con 16 millones de ecuatorianos y debemos debatir los grandes temas, esa es la democracia, no se trata de que alguien dice y se hace, hay una norma constitucional, esa norma tiene que obedecerse, si es que se quiere cambiar se tiene que someter a un gran debate.

No se olvide que esa Constitución fue votada por el 85% de los ecuatorianos, entonces usted no puede decir que va a cambiar lo que ese porcentaje de ecuatorianos aceptaron, hay que debatir los temas.

¿Y ese debate con quiénes sería general?

Con la sociedad en su conjunto, con los involucrados, yo personalmente creo que mientras menos el Estado se meta en nuestras cosas, en nuestra libertad, en nuestra forma de querer, mejor, pero nosotros tenemos una pasión por estatizar todos los temas y eso no es bueno para una sociedad. No es bueno ni perseguir ni meterse en las cosas de la vida privada de las personas.

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