La alianza ecológica del futuro pasa por nuestras compras
Abona es un servicio que une comercios sostenibles con bancos, para incentivar compras con un impacto positivo.
¿De qué va todo esto? Un resumen.
Me llamo Alex Sagrado y este es mi proyecto de final del curso de Diseño de Interacción en la Nave Nodriza.
Ya sabemos que el dinero mueve el mundo, así que tiene sentido que lo movamos en la dirección correcta. Con esta misión nació Abona. Un servicio que conecta comercios sostenibles, bancos y personas. Con el objetivo de motivar y aumentar las compras que cuidan al planeta.
Abona es escalable y fácil de integrar por comercios y bancos. Está validado por empresas de gran tamaño y PYMEs. Proporciona a las personas información relativa a los hábitos de consumo, impacto y cómo de sostenibles son sus compras. Así incentivar el consumo responsable.
Te cuento todo el proceso, la idea, estrategia, diseño y el prototipo en este artículo.
Los 3 invitados a la fiesta: personas, comercios y bancos.
La Nave nos propuso el reto de diseñar una solución para el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 13. Que se titula, “Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”.
A pesar de que la magnitud del problema es enorme, reconozco que tuve suerte en encontrar el punto de partida de mi reto. Mi experiencia como co-fundador y jefe de producto en un neobanco (Rebellion Pay) ha sido clave. Y que tenia muy claro un tema que me interesaba, el consumo responsable.
Pensé, ¿Cómo puedo incentivar un consumo responsable? Después de investigar sobre lo que significa esto. Me di cuenta que toda compra, tarde o temprano pasa por nuestras apps de banca. Así que comencé con el listado de transacciones. En concreto, con la transacción de compra. Ahí existía ese nexo de unión entre gastos y comercios. Es donde residía la oportunidad sin explotar.
Además, después de hacer unas cuantas encuestas a personas, resulta que es muy común que se tomen decisiones de compra en la pantalla de gastos. Mirando sus transacciones, revisando sus consumos y entiendo sus posibilidades. Estaba claro, los bancos y fintechs donde apareciesen transacciones se tenían que unir a la fiesta.
Por otro lado y pensando en los comercios, si quería centrarme en el consumo responsable, debería de entender primero lo siguiente:
- ¿Qué es un comercio sostenible?
- ¿Cómo lo identifico?
- ¿Por qué no hay más comercios sostenibles?
Y por otro lado, si yo ya estoy haciendo esfuerzos por ser lo más ecológico posible ¿por qué los comercios no?. Sé que algunos ya lo son, pero la idea es que cada vez sean más. Así que la pregunta evolucionó en la siguiente, ¿cómo consigo fomentar un consumo en estos comercios responsables para que cada vez existan más?
La premisa de la que parto el tema del consumo responsable, es obvia: el ser humano no puede usar los recursos de la Tierra de manera infinita. Y como el consumismo no tiene pinta de disminuir, mejor enfocarse en incentivar los comercios que ya hacen por reducir su impacto. Así nuestras compras serán más sostenibles. Y esto impacta a toda la cadena de producción. Es un efecto dominó:
Si consumimos más sostenible (+ demanda) => las empresas tendrán que adaptarse para serlo => más procesos productivos ecológicos => menos impacto.
Entonces, los comercios sostenibles tendrían que unirse a la fiesta también.
¿Y a quién está dirigida la iniciativa?
A las personas que piensan que hay que valorar no solo lo que compran sino también cómo se fabrican y el impacto que tienen. Si te preocupan los litros de agua que cuesta manufacturar una camiseta, y basaras tu decisión de compra en reducir esa huella, usarías Abona.
Entonces entran en juego 3 actores:
- Las personas que consumen.
- Los comercios sostenibles.
- Los bancos y fintechs que tienen las transacciones.
Ya tenemos el reto, el target y quién participa. Ahora os cuento cómo lo resolví con diseño.
Descubro que los indicadores de sostenibilidad no lo son todo.
Durante todo el research llegué a la conclusión que lo mejor que podíamos hacer es que en cada compra, se mostrasen los indicadores sostenibles de ese comercio y así educar y visibilizar su labor.
Pero, existen multitud de indicadores.
- Huella de carbono, CO2 emitidos en todos los procesos y ciclo de vida del producto.
- Huella de agua.
- Huella de energía.
- Cantidad de materiales, usados, reutilizados y reciclados.
Estos eran los más importantes, pero la lista era muy larga.
Así que recopilé los más importantes y elegí un conjunto de indicadores que se mostrarían en cada comercio. Pero esto había que contrastarlo con los propios comercios. Así que realicé una serie de entrevistas a empresas que ya están haciendo por el medio ambiente para averiguar si usaban estos indicadores de alguna forma.
Después de 4 entrevistas con empresas, todas coincidían en una cosa:
Los indicadores no son fiables, ni actualizables ni sencillos. Lo que puede darte cierta certeza, es que la compañía haya sido auditada o certificada por entidades ya reconocidas.
Y todas nombraban el mismo sello. Bcorp.
Estaba claro, había que simplificar. Ahí me di cuenta de que en vez de usar múltiples indicadores, bastaría con apalancarme en los más populares y comunes:
Estos dos, se pueden aplicar a cualquier tipo de compañía. Pero existen multitud de certificaciones según la actividad.
De modo que ya tenía solución a la pregunta de qué es un comercio sostenible. Y sobre todo, cómo mostrarlo. Aunque por otro lado, los pequeñas empresas lo tendrían más complicado para certificarse, por lo que decidí que la información del comercio sostenible la introducirían ellos mismos en algún punto de la web.
De este modo, se permitiría que cualquier empresa se muestre como sostenible siempre y cuando aporte como mínimo un enlace a las iniciativas o acciones que esté realizando. Y para asegurar la veracidad, cualquier persona podría denunciar si un comercio está mintiendo y así dejar de mostrarlo como sostenible.
Listo, ya tengo todo lo que necesito para comenzar: información de las personas y de los comercios. La del banco la voy a poner yo mismo. Con el “gorro” de producto que ejerzo día a día. Teniendo las 3 partes nos ponemos manos a la obra con los artefactos de diseño.
No es necesario diseñar muchos artefactos, solo los justos.
Después de entender los procesos involucrados en esta solución, me puse a pintar todos los puntos de contacto que iban a tener las personas, comercios y bancos en Abona.
El resultado:
Decidí trabajar en aquellos que eran necesarios para explicar la solución. Es vital centrar los esfuerzos en lo mínimo que ofrezca el máximo resultado.
Me centré en diseñar los siguientes artefactos:
Las vistas de una app bancaria (genérica), integrada con Abona, donde se viese la lista de gastos y cómo se destacan los movimientos sostenibles.
Esto requiere una interacción sencilla donde la persona dueña de la cuenta tiene que aceptar los términos y condiciones de Abona para poder destacar los comercios sostenibles. Ya que Abona usa los datos de los movimientos. Es necesario también, la vista de transacciones con los gastos destacados.
El siguiente elemento es la información del comercio sostenible. Es decir, si la persona accede al gasto en concreto. Ahí se muestra la ficha de la empresa con todo lo necesario para entender que es una compañía sostenible. Aquí es donde está la “chicha”.
Muestra la información del comercio, certificaciones, enlace a las iniciativas sostenibles y una novedad, los puntos. Esta es la forma en la que conecto la medición del impacto y por otro, una forma de recompensar. Se explica mejor más adelante con el visual.
Ahora falta lo más importante, el perfil del usuario. En esta vista las personas entiende su impacto y evalúan el progreso de su sostenibilidad. Disponen de gráficas e información en tiempo real. Es una pantalla para: entender, presumir y retarse.
Aquí plasmo lo más importante de la forma de consumo de los usuarios de Abona. Estos datos se van actualizando gracias a las transacciones de los bancos. Todo esto se realiza a través de una sencilla API.
Y por último la web. El punto de encuentro de las 3 partes:
- Comercios: Donde dan de alta su perfil.
- Bancos: Donde consular las APIs para integrar Abona.
- Personas: Donde acceder a su perfil.
La web sobre todo convence a comercios y bancos para que se sumen a usar el servicio, ya que son los que tienen que integrarlo.
¿A qué sabe Abona? El resultado final y sus razones.
Veamos cómo han quedado los artefactos de Abona con unos evolutivos y más adelante explico el visual.
La ficha del comercio
El perfil del usuario
La Web
Las decisiones del visual
- Destacar elementos con un solo color, evitar confusiones de colores y dotar de una imagen consistente.
- Fondos oscuros ya que estos ahorran energía al ser mostrados en pantallas móviles.
- Tipografía fácil de leer y ligera.
Naming
Para el nombre recopilé palabras utilizando algunos criterios como estos:
- Palabras que sugieran la acción de pagar.
- Palabras sostenibles.
- Palabras que signifiquen identificar algo como bueno.
- Palabras que tengan que ver con evolución.
Luego de juntarlas, mezclarlas, probar y probar, di con una que venía de la acción de pagar. Un abono.
Y claro, buscando en la R.A.E.:
La propia definición contenía todo lo que necesitaba. :)
Con esto hemos repasado por encima el proceso. La investigación, el diseño, decisiones y resultado final. Ahora que sabéis más sobre Abona, os dejo este vídeo de presentación del producto, donde se pueden ver algunas interacciones.
Algunas cosillas aprendidas por el camino.
Este proyecto has sido un auténtico gustazo. He podido aplicar mucho de lo aprendido en la Nave y aún me quedan por asimilar mucha cosas. Tardaré años en hacerlo.
He recopilado algunos aprendizajes durante el proceso:
- Arranca con lo que sea, pero muévete. Es normal que quieras pensar y reflexionar, investigar a fondo, tenerlo todo muy “atado”. Te aseguro que se descubre haciendo. Ten paciencia, todo llega.
- No tener claro el visual es una ventaja. No es mi punto fuerte, así que primero empecé con lo que sé hacer, montar el modelo de negocio. Cómo funcionaría, pinté flujos, diagramas, bocetos… todo vale. Y luego, con todo eso claro, me empecé a inspirar con otros proyectos sostenibles que dieron “cara” a Abona. Así que empieza por donde te sientas cómoda.
- Habla, pregunta, discute. Sal de tu cabeza. No me di cuenta de muchas cosas hasta que no me senté a hablar con los directores de las empresas y entrevistas con usuarios. Ahí descubrí el camino adecuado.
- Feedback, feedback, feedback. Pues eso, enseña tu proyecto, pide consejo, opinión. Recoge lo que creas importante y aplícalo. Es la forma más rápida de dar valor a tu producto.
Y con esto cerramos el caso de diseño de Abona. Espero que el proyecto os haya gustado tanto como a mí hacerlo.
Sin equipo no eres nadie. Gracias.
Solo puedo estar agradecido de llegar hasta aquí. Gracias:
A la Nave por darme las herramientas y el conocimiento. Por el reto de formar parte de la tripulación. ¡Qué viaje!
A mis compis. Todas me habéis enseñado algo.
A las mentoras. Por darme los empujones en el momento adecuado. Inspiración, soporte y guía. Moláis mucho.
A la tortilla con cebolla. Que a partir de ahora, siempre me recordará a esta gran experiencia.
Gracias.
Alex.
