Por una “marea aragonesa” (Ramiro Moreno Chiral)

Tras experiencias como las de Zaragoza en Común o la de la consecución de un diputado en Huesca junto con Alto Aragón en Común, apostamos por construir una “marea aragonesa” que podría ser el núcleo unificador y vertebrador de las políticas anti regresivas en Aragón. Conformada por movimientos construidos por personas, cuya diversidad no debería impedir sino garantizar la igualdad tanto para tomar decisiones como para ser vistas como tales, como iguales, por otros. Movimientos transversales de los que las personas son el origen y el centro de interés, atenciones y cuidados.

Podemos es una pieza clave en esa confluencia “en marea” de la gente de Aragón. La presencia de sus militantes y de sus círculos, aportando su presencia en las instituciones en las que tiene representación, y mateniendo una relación de igual a igual con otros actores debería ser una de las piezas fundamentales de la misma.

Organizativa y políticamente, la marea aragonesa debería tener una serie de características que la alejasen de la vieja política y de sus fórmulas de coalición y de reparto de puestos, entre otras muchas,
* Horizontalidad y democracia de base.
* Construcción desde la base. Confederación de espacios e iniciativas.
* Participación individual, como práctica general, para facilitar la democracia y la incorporación de personas que no están en los colectivos.
* Atención destacada a las demandas de los colectivos y movimientos sociales, desde el ámbito institucional, respetando su independencia.
* Visibilidad como espacio político de Aragón.
* Atención destacada a las problemáticas específicas de Aragón y del medio rural.

Esta marea aragonesa podría abrir la puerta a la incorporación a la acción política de nuevos sectores que se han ido o no han estado nunca en ella (al menos en la de carácter institucional). Reforzaría la visibilidad de Aragón en los movimientos políticos estatales. Y podría permitirnos un alejamiento de la estructura de partido tradicional, que trata a las personas como votantes. Ayudaría a romper las barreras tradicionales entre los partidos y sus integrantes, y la sociedad, haciéndonos más creíbles y cercanos a la gente.

Debería permitirnos, además, ampliar las energías disponibles y llegar a más espacios en el territorio y en la sociedad aumentando nuestras posibilidades de incidir en la transformación política y social y en la defensa de los intereses de la gente.

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