Algo con la luna
Me gusta mirar el cielo
porque admiro el color celeste o
también el color rosa que se forma a veces.
Y más me gusta cuando estoy viajando en la ruta: ese momento es especial.
Me pregunto si las nubes se van moviendo
rápido o van muy lento,
les busco formas, las armo y las desarmo
hasta encontrar casi siempre un animal.
También veo en todo eso personas que quiero y que se fueron , que ya no están.
Imagino nenes con chupetines andando en bicicleta y cada tanto creo escucharlos gritar.
Señoras con vestidos grandes y floreados, Ropa limpia colgada de una soga, una terraza que tiene baldes llenos de agua y los nenes que ya vuelven de jugar.
Hay pájaros y hay colores, que me llenan y recuerdan a canciones, hay sol y hay olas, hay ruido a mar.
Pero el cielo me gusta mucho, mucho más
cuando aparece la luna.
Siempre esta radiante , cargada de energía y podría quedarme horas mirándola brillar.
Ella si que no pasa desapercibida,
pobres las estrellas que al lado de ella
casi que se van perdiendo
en ese inmenso cielo oscuro
en el que me acuerdo de todo y entonces
también de vos.
En realidad la luna me inspira y cada vez
que se ilumina siento que todo va mejor.
Pero no es que no me gusten las estrellas, es que la luna me refleja todo lo bello que es ser quien soy, me provoca sensaciones y deja cientas de razones para volver a mirar el cielo un día como hoy.
Y cada vez que admire esos colores, desde la ruta o en patios o balcones,
voy a volver a afirmar mirando alto,
que yo con el cielo y con la luna tengo algo.