Noche eterna
Voz diurna durante esta noche eterna.
Vivezas astronómicas que perduran en nuestro caos, querida Carmela.
Sos el más bello vestigio de nuestro imperio,
soportando silencios dolorosos en la altitud de la creación.
Pura corriente en plena agua estancada.
Las reliquias de nuestros tesoros fueron halladas
en las profundidades de mi altamar.
Belleza agobiante;
calórica pasión simuladora de imponentes altitudes
que mueren al llegar a los diez centímetros.
La ceremonia estaba lista
cuando la luna se acercó
y entonces la vida se nos acercó
durante treinta y tres segundos
consecutivos:
justo antes de que aparecieras,
sofocando a los lugares,
con la cartera llena de palabras
y tu boca
colmada de venenosos caramelos sabor a miel.
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