Tres poemas de Fósforos quemados.
Made in China
El mercado de los chinos lo sabe;
es en vano ordenar las góndolas.
Los parlantes escupen
un viejo hit del verano;
despacito
vuelve la resaca
de febrero.
Las personas avanzan en retirada.
Entre celulares y cabezas humeantes
se evita la irritable mirada del otro.
El tao extiende su mantra final
de hileras improvisadas.
¿Este fue el sueño de Gengis?
Voz tomada
Las voces están en retirada.
Avanzan los Aturdidos por un
velo espeso de ruido blanco.
Se entrecorta la señal.
En la niebla
les autores
tienen miedo.
Nadie lo dice ya.
Es mala palabra.
Es de mal gusto,
repetían los poetas chilenos.
El fastfood del chisme
gana terreno
a la cosecha propia.
Las bibliotecas abandonadas
a ser museos de fantasmas.
La palabra pierde
donde triunfa la imagen.
Ese frío silencio del ruido
decanta en dolores de garganta,
muta en mal aliento;
la cueva se habita de plagas,
termitas y bots digitales.
Una cadena de algoritmos
construye la villa miseria del siglo xxi
y nosotros tontos la invadimos.
Cactus
La maceta con arena
les ha quedado chica;
pronto las espinas
saldrán de sus límites.
Los cactus han crecido rápido
desde que te fuiste.
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