Sobre elecciones con voto electrónico en C.A.B.A

Punteo sobre la discusión técnica del nuevo sistema, la importancia de los detalles a la hora de introducir nuevas tecnologías electorales y el debate político local.

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Política&Elecciones

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La reciente decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de confirmar el uso de una nueva tecnología electoral en las próximas elecciones locales dió mayor visibilidad a discusiones que ya se vienen dando hace un tiempo, tanto globalmente como en Argentina.

Dado que estoy trabajando en un diseño de investigación, en el cual pretendo medir el impacto de la implemetación de estas tecnologías en el comportamiento electoral, y aprovechando este “boom”, quisiera señalar algunas cuestiones generales al respecto.

Los detalles

Aunque la discusión viene de antes del “diálogo político” a partir del cual el que el Congreso de la Nación sancionó la última reforma, quizás 2011 es el año clave donde ésta tomó relevancia. Varias provincias argentinas implementaron por primera vez en elecciones para ese nivel de gobierno nuevos sistemas de votación: Córdoba y Santa Fé utilizaron distintos sistemas de Boleta Única, y Salta comenzó la implementación de elecciones con Voto electrónico.

Asi, por ejemplo, en el caso de Santa Fe, se reemplazaron las boletas partidarias por una boleta única para cada categoría que contenía a todos los candidatos. Por su parte, el caso salteño se caracterizo por un diseño en el que un dispositivo electrónico contenía todas las categorías y candidatos, pero otorgaba la posibilidad (en una primera pantalla) de votar todas las categorías juntas.

BOLETAS ÚNICAS PARA DISTINTAS CATEGORÍAS. ELECCIONES EN LA PROVINCIA DE SANTA FE, AÑO 2011.

Juan Manuel Abal Medina, Doctor en Ciencia Política y por entonces Secretario de Comunicación Pública de la Nación, escribió en Agosto de ese año en Página 12 un artículo titulado “Mitos y realidades de la boleta únicaen el que destaca ventajas y problemas de este sistema.

Luego de advertir que el reclamo por su implementación por parte de sectores políticos era una exageración (sobre todo cuando contraponian todas las modificaciones de la ley de reforma política de 2009 a este único cambio), advierte que mientras este modalidad electoral podría traer ventajas (como evitar el robo de boletas partidarias), también podía generar otros problemas (mayor proporción de votos blancos y nulos, de votos cruzados o personalización de los votos, por ejemplo).

A partir de esta nota, desde el área de Democracia y Terriorio del Centro de Estudios Perspectiva Sur, señalábamos que había que tener en cuenta que “el diablo está en los detalles”. En criollo, esto se refería a que los potenciales riesgos que la nueva tecnología podría acarrear dependían más bien del tipo de diseño de la boleta única:

“En el diseño de la boleta única se juegan importantes efectos sobre los partidos y la gobernabilidad democrática. Abrazarla in toto tanto como rechazarla de plano son dos posiciones de máxima que no ayudan con una posición más matizada que permitiría aceitar el conjunto de instituciones comprometidas con la gobernanza electoral sin caer en la innovación por la innovación misma y poner en riesgo la gobernalidad de un futuro gobierno elegido por la boleta única.

Concretamente: la presencia/ausencia de la foto de los candidatos puede favorecer/evitar la personalización de la política; la unión/separación de las distintas categorías (presidente y vice, diputados nacionales, senadores nacionales, etc) en una misma/distinta boleta/s favorece/dificulta sin lugar a dudas el arrastre/la autonomización del voto (donde la fragmentación del mismo en categorías lleva a gobiernos divididos y al debilitamiento de los partidos); o agrandar/achicar la opción de voto de “lista completa” aumenta/disminuye la posibilidad de traccionar votos”.

La boleta única y como “el diablo está en los detalles”; Centro de Estudios Perspectiva Sur — Documento de Trabajo, 13 de Agosto de 2011.

Así, por ejemplo, se destacaba que el modelo elegido para Santa Fe conllevaba una mayor probabilidad de voto cruzado (o corte de boleta) que el de Córdoba, al ofrecer a los electores una boleta diferente por cada categoría y no ofrecer la posibilidad de voto por “lista completa”.

Estas consideraciones sobre la boleta única, a partir de las experiencias provinciales en 2011 son válidas también para los casos de Salta (donde se implementó un sistema de Boleta Única Electrónica) y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que está por avanzar en un camino similar.

La discusión técnica (o sobre la tecnología)

Beatriz Busaniche, en una nota reciente en el diario La Nación, se despacha con una serie de cuestiones (para ella) cuestionables sobre la decisión del macrismo:

Son muchas las razones para oponerse a la implementación de voto electrónico. La fe ciega en los avances de la modernidad nos hace olvidar que las computadoras son equipamientos programados por humanos, diseñados para procesar información, para copiarla y manipularla con extrema facilidad. No existe sistema de voto electrónico capaz de asegurar la integridad, secreto y transparencia del acto electoral, no existe en teoría y tampoco en la práctica.

Beatriz Busaniche, columna de opinión en el La Nación.

Un primer punto que me interesa destacar es su crítica sobre la “privatización” del acto eleccionario, al tercerizar en una empresa parte del proceso electoral. ¿Es eso una novedad? ¿No existen ya etapas o actividades dentro del enorme y diverso conjunto de tareas de la goberanza electoral que no son realizadas ni por organismos estatales, ni por ciudadanos de a pie? La respuesta es un rotudno SI, y creo que es inevitable (más allá de que la autoridad pública deba tener la posibilidad de fiscalizar y ejercer el control de estos procesos). Más atendible me parece el punto sobre el carácter monopólico que puede otrogarle el patentamiento de la tecnología electoral a la empresa proveedora.

En otra publicación (“Voto electrónico: los riesgos de una ilusión”), desde la Fundación Vía Libre, dirigida por Busaniche, se sositiene (y comparto) que “<la fe en la Secta de San byte> nos puede llevar a un callejon sin salida cuando se trata de incorporar tecnologías en el proceso electoral sín la debida evaluación de problemas, costos sociales y violación de principios básicos de nuestra ciudadania”.

Pero, una primera mirada de la descripción institucional del sistema utilizado en Salta, que pareciera ser el mismo que se usaría para las elecciones primarias de la Ciudad de Buenos Aires, podría “resolver” muchas de las falencias que sostiene Busaniche: el registro del voto se hace físicamente sobre una boleta impresa que se deposita en una urna, y el recuento de votos se hace con la presencia de fiscales que observan todo el proceso (sin demasiada complejidad técnica), por ejemplo.

La política

Por último, quisiera señalar algunas cuestiones relativas a la política: como se llevan adelante procesos de reforma electoral y cual sería la estrategia del macrismo.

Las reformas electorales (la teoría)

En La nueva política de partidos en la Argentinaº”, de Ernesto Calvo y Marcelo Escolar, puede encontrarse muchísima información (tanto teórica como empírica) sobre los procesos de reforma en la Argentina entre 1983 y 2003. A partir de la compilación (y análisis) de la vasta y diversa norativa de los distintos distritos, los autores muestran como, en general, los partidos oficialistas se las arreglaron para pasar reformas de las cuales podían sacar alguna ventaja.

Luego de señalar la debilidad de argumentos que suelen tener los lugares comunes sobre reformas (como la “incertidumbre o incerteza” de la Ley Saenz Peña, o la “injusticia” que beneficiaba al Peronismo en la Capital Federal en 1953), los autores destacan que una mirada atenta a estos procesos debe tener en cuenta las cuestiones mécanicas de las reformas (como la traducción de votos en bancas) y sus sesgos (de “mayoría” y “partidarios”).

Un ejemplo de este tipo de evaluaciones es la experiencia piloto llevada adelante por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en tiempos de la gestión de Anibal Ibarra. El proyecto propuso evaluar el comportamiento electoral a partir de distintos modelos de votación electrónica. Los autores encuentran que diferencias en el tipo de información (etiquetas partidarias, fotos de candidatos, número de partido) y como la misma es desplegada en distintos dispositivos, favoreció a determinados partidos en detrimento de otros.

C.A.B.A.

La introducción de esta nueva tecnología, tras el decreto reglamentario de Mauricio Macri al régimen normativo de Boleta Única y Tecnologías Electrónicas (Ley 4894), sería en lo estructural similar a la utilizada en la Provinica de Salta; a raíz de ello Busaniche denuncia que la letra de la norma se ajusta como “anillo al dedo” a la firma MSA.

Pero, dejando a un lado por un segundo esta posible vinculación con el proveedor, que de por si es problematico, me gustaría detenerme en un punto sobre el diseño de la técnología:

Lo que se espera, a partir de la reglamentación antes citada y de declaraciones de funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires, es que el mecanismo este diseñado de tal modo que favorezca a las etiquetas partidarias por sobre candidaturas: al presentar en una primera pantalla los logos de los partidos (aprovechando la INSTALADÍSIMA marca del PRO, en buena medida con los recursos del Gobierno de la Ciudad, ejem…), y recién después la lista de los candidatos, sería esperable que el oficialismo corra con ventajas por sobre una situación donde las caras de los candidatos fueran el “atajo informativo” a la hora de una opción electoral. Este es al menos el hilo argumental de la nota de La Nación en la que se señala la “picardía” del gobierno porteño. Y en esto difiere de la experiencia salteña (además de que, como ya señalamos, estas supuestas ventajas deben ser cuantificadas).

SALTA

Como señalamos, una primera diferencia con lo que se supone será el modelo de la C.A.B.A. es que el diseño de las pantallas en el caso salteño permite a los electores hacer una primera eleccion entre votar por lista compelta (sin referencias a partidos o candidatos) o por categorías electorales. Esto refiere al distinto tipo de información y posibilidades que tienen los electores a la hora de emitir su voto (para cada una de las categorías). Esta diferencia podría tener efectos en el comportamiento de los electores.

Juan Manuel Urtubey, Gobernador de la Provincia de Salta.

Además, a diferencia de lo que se supone pasará en el caso porteño, Salta llevó adelante una incorporación gradual (menos de lo que se planeaba originalmente) de mesas electorales a la nueva tecnología. Esto permitió, al tiempo de desarrollar diversas campañas de capacitación a electores, fiscales y autoridades, ir testeando eventuales inconvenientes que podían presentarse. Este “apuro” del gobierno en la implentación, como declaran los opositores porteños, no permitiría llevar adelante estas actividades.

En palabras del Observatorio Electoral Argentino de CIPPEC, el escalonamiento de la reforma salteña “brindó una oportunidad única para realizar una comparación sitemática y rigurosa del sistema electrónico adoptado respecto del sistema de boletas partidarias de papel”.

Como decíamos, cada uno de los detalles en el diseño de la tecnología puede tener efectos sobre el comportamiento electoral y los resultados. Y es natural que las reforams esten pensadas teniendo en cuenta esos posibles escenarios. Para saber cuales son los efectos, sin embargo, hay que encontrar el modo de medirlos correctamente.

RESUMIENDO

Porque “la forma de votar importa”, es que remarcamos el interés en evaluar cuales son los efectos electorales que pueden generar tal o cual normativa o instrumento; por eso es relevante también la discusión alrededor de la tecnología que propone Busaniche y los posibles efectos sobre los derechos ciudadanos; y, por último, destacar como el macrismo hace política (y es exitoso en ello, como señala la politóloga MEC), aunque buena parte de su discurso propone presentarse lavadamente como “la nueva políitica”, un ya clásico modismo anti político.

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tuQmano
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Politólogo. Nacido en Freiburg im Breisgaü. Criado como tuQmano. Educado como porteño. 4 años de chilango. De regreso. www.tuqmano.com