Corrupción galopante

La corrupción no es un juego, ni es una broma, ni es algo que pueda tratarse con ironía o con esos mensajes insultantes que el Presidente suele usar para no tratar un tema. Lo único que hace es soltar insultos y groserías.

La corrupción es muy seria y para todos los que creyeron que que este era el gobierno que iba a eliminarla, bueno, no es.

No solo no es sino que la está promoviendo abiertamente a la luz del día y eso es horroroso. No podemos llegar a normalizar la corrupción de la forma en la que se está normalizando en este gobierno.

En un caso como el de Bulgareli y todo el tema de la contratación de pautas publicitarias, aún y cuando él sea una persona del más íntimo círculo de confianza del Presidente y él quiera darle el beneficio de la duda, lo que corresponde es separarlo de cualquier cargo que tenga en el Estado.

Mantenerlo ahí lo único que hace es decir: “no me importa lo que se diga, no me importan las evidencias que se expongan, él se queda ahí porque yo digo que se queda ahí y se acabó”.

¿Y la corrupción? Si te vi ni me acuerdo.

En este caso la corrupción es tan notoria que prácticamente es fosforescente y lastima la vista.

Ojalá, ya que esperar que el Presidente actúe sobre el tema es una esperanza muy, muy lejana; ojalá y desde los otros Poderes de la República se puede hacer algo.

Ojalá la Contraloría General de la República asuma su responsabilidad frente al país, ante todas las cosas que están pasando en el gobierno.

Ojalá la Fiscalía General logre actuar con prontitud para que estas situaciones salgan a la luz cuanto antes y se evidencie lo que está pasando, para que no pase más en otras partes.

Y ojalá la Asamblea Legislativa haga su trabajo de control político, lo haga eficientemente, evite los shows, eviten el populismo y la charlatanería y le regalen a este a este país un mejor futuro.