El terrorismo y sus causas

Un repaso de la literatura académica

Martin Dieguez
Politeia Blog
8 min readJul 16, 2016

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Armas capturadas por las fuerzas estadounidenses durante la guerra de Irak. Imagen: LCPL Jordan F Sherwood / United States Marine Corps

Dice Colin Wight en un artículo de 2005:

… después del 11 de Septiembre, ha habido, en promedio, tres nuevos libros publicados sobre terrorismo en cada semana, sin mencionar los nuevos journals, seminarios, workshops, conferencias y una nueva horda de comentarios en los periódicos […] Sin embargo, el volumen neto de investigación y de comentario del tema no se ha traducido en un entendimiento sofisticado del fenómeno.

Lamentablemente, a más de 10 años de su publicación, las diferencias no son sustantivas. Todavía hay problemas básicos referidos a la definición de qué es el terrorismo y quién puede ser terrorista (por ejemplo, está el debate abierto sobre si un Estado puede ser terrorista).

Más problemas hay si se intenta debatir sobre sus causas. La más aceptada de todas, la explicación racional, sólo puede alcanzar una causa necesaria: la efectividad de la táctica, mas no la suficiencia. Para ello es necesario recurrir a teorías auxiliares. En este breve artículo vamos a ver algunas de las respuestas que ha dado la literatura sobre las causas del terrorismo y sus (des)ventajas a la hora de explicar.

Es necesario hacer un par de aclaraciones antes de iniciar. En la ciencia política, la necesidad se da cuando una causa debe observarse para que el efecto se encuentre: si la presencia de una pelota es causa necesaria de un gol, para que se observe un gol, deberá observarse una pelota. La suficiencia se da cuando un conjunto de causas alcanzan para que un efecto ocurra. Si una pelota entrando a un arco es causa suficiente de un gol, siempre que se observe una pelota entrando a un arco se observará también un gol.

En segundo lugar, quiero aclarar, en vista de lo ocurrido hace pocas semanas en Orlando y hace días en Niza, que un lobo solitario (en inglés lone wolf) no es un terrorista. El terrorismo, definido como se quiera, debe tener en su definición el hecho de que la organización que lo lleva a cabo busca aterrorizar a una sociedad o entidad en un período sostenido en el tiempo. Un lobo solitario no puede hacer esto. Los lobos solitarios generalmente son atrapados o abatidos en el acto, por lo que no son terroristas, sino personas que, por alguna razón, llevaron a cabo un ataque.

El terrorismo como una anormalidad psicológica

En el mundo periodístico y no académico generalmente se piensa que los terroristas son psicópatas o sociópatas que no lograron adecuarse a la sociedad y por ello se han vuelto terroristas. La explicación puede variar de persona en persona, pero la realidad no aprueba esta idea. Crenshaw ha mostrado que el hallazgo de un análisis psicológico de un grupo de terroristas es su sorprendente normalidad.

Sin embargo esto no quiere decir que los terroristas no muestren alguna propensión psicológica que los lleve a este tipo de estrategia. En este sentido, el terrorismo sería una elección de un individuo, basado quizás en sus rasgos psicológicos. Post ha argumentado de esta manera, diciendo que:

“… parece que las personas que son agresivas y orientadas a la acción y que descansan más de lo normal en los mecanismos psicológicos de externalización y disociación están desproporcionadamente representados entre los terroristas”

Por lo tanto, si hubiera mucha gente con este tipo de rasgos, se esperaría que las organizaciones terroristas cuenten con muchas de ellas entre sus filas.

Este tipo de análisis presenta dos problemas esenciales. En primer lugar, no hay grupo de control. Post argumenta que las mencionadas características psicológicas elevan la propensión de una persona a convertirse en terrorista, pero no provee evidencia sobre personas con estas características en otros entornos (partidos políticos, la ciudadanía, etc.). El autor no examina otros tipos de agrupaciones en los cuales estas personas se podrían encontrar ni da su distribución en la sociedad.

En segundo lugar, dado el hecho de que no se conoce cuál es la propensión a transformarse en terrorista, o cuáles son las circunstancias que invitan a un individuo con esas características a transformarse en terrorista, no puede sostenerse que las características psicológicas son causa del terrorismo.

El terrorismo originado por “causas de raíz”

Otra forma en la que el terrorismo puede entenderse es intentando explicar sus causas “reales” o “de raíz”. Lo que esta teoría intenta argumentar es que el accionar de los terroristas no se explica por sus aspiraciones políticas o sus motivaciones ideológicas, sino por causas más profundas. En palabras de Newman:

“El concepto básico de las causas de raíz del terrorismo es que ciertas condiciones proveen un ambiente social y agravios generalizados que, cuando son combinados con ciertos factores precipitantes, resultan en la emergencia de organizaciones terroristas y actos terroristas. Estas condiciones —como pobreza, factores demográficos, desigualdad y exclusión social, desposesión y agravios políticos— pueden ser permisivas o directas”.

Esta teoría presenta algunos problemas, dos de los cuales son importantes aquí. El primer problema, expuesto también por Newman en el mismo artículo, es que la realidad no apoya a la explicación: las causas de raíz no siempre están presentes y por lo tanto no pueden ser necesarias o suficientes para explicar el terrorismo. El autor muestra que dichas causas pueden, como mucho, influenciar la ocurrencia de ciertos tipos de terrorismo.

El segundo —y más complicado— problema fue expuesto por Kruglanski y Fishman:

“Aunque muchas personas hayan sido expuestas a las mismas dificultades de la vida o compartan un pasado similar, muy pocas se transforman en terroristas. Por lo tanto, ninguno de los factores sugeridos puede constituir tanto las condiciones necesarias como suficientes del terrorismo”.

El terrorismo causado por diversas motivaciones

Se han propuesto, además, muchas otras causas por las cuales se podría explicar el terrorismo. La que más atención recibe es la religión. Sin embargo, hay otras motivaciones que se han identificado: afiliación política, etnia-nación, etc.

Grafiti ideológico en Faluya. Imagen: Mahmood Hosseini / Tasnim

No hablaremos demasiado de estas causas porque todas estas explicaciones tienen una falla en común. Ninguna puede ser considerada una causa suficiente, y es complicado tomarlas en cuenta como una propensión. Esto nos lleva a pensar que todavía es necesario ahondar los estudios en estas áreas, para ver a qué conclusiones metodológicamente aceptables podríamos llegar.

Religiosos hay muchos, sin embargo terroristas hay pocos. Lo mismo aplica para regiones en secesión: muchos votarían por irse de España o Irlanda del Norte, pero pocos formaron parte de la ETA o del IRA. Algo similar ocurre con la afiliación política: conservadores o socialistas hay muchos, pero que quieran ser terroristas son pocos.

El terrorismo como estrategia racional

Quien sea quizás la fundadora del estudio del terrorismo, Martha Crenshaw, decía en 1981 que el terrorismo es una elección racional:

Las campañas del terrorismo dependen de una elección racional política. Como una actividad deliberada, el terrorismo es el resultado de la decisión de una organización que establece que es un medio políticamente útil para oponerse a un gobierno. […] El terrorismo es visto colectivamente como un medio lógico para llegar a los fines deseados.

Luego ha completado el argumento, diciendo que las (potenciales) organizaciones terroristas siempre hacen un análisis de costo-beneficio para saber qué decision tomar. Allí comparan la campaña terrorista con otras opciones disponibles, como ser políticamente activos pero no a través del terrorismo (por ejemplo a través de los partidos políticos), no hacer nada, etc.

Este marco enfatiza el acto del terrorismo como un medio para alcanzar un fin. Terrorismo es sólo una elección política entre otras, elegida después de un análisis de costo-beneficio. Por lo tanto, esta explicación puede ser entendida no como rival sino como complementaria de las anteriores. Las causas psicológicas y de raíz pueden ser entendidas como las que definen las preferencias en la explicación racional, mientras que el terrorismo es el medio más efectivo para transformar estas preferencias en realidad.

Sin embargo, esta tradición también tiene problemas. En primer lugar, Abrahms ha argumentadodos veces— que el terrorismo no es una estrategia racional, y que por lo tanto los terroristas tampoco lo eran. Teniendo en cuenta lo que los líderes de dichas organizaciones han sostenido públicamente y cuáles son los objetivos públicamente declarados, el autor muestra que las campañas terroristas no han logrado alcanzar lo que buscaban. Dejando esto de lado, el autor concede que los terroristas tienen características racionales.

El problema con este argumento es triple. En primer lugar, el autor juzga la decisión hecha por los terroristas desde el punto de vista de un observador que ya sabe los resultados. Ese es un lujo que los terroristas no se pueden dar. Para juzgar esto, tienen que ser tomadas en cuenta las circunstancias al momento de la toma de decisión y también hay que comparar la probabilidad de éxito que el terrorismo tendría en ese momento contra las otras alternativas (de nuevo, partidos políticos, no hacer nada, etc.). En segundo lugar, una persona puede ser racional pero tener información o una percepción del mundo equivocada. Esto puede afectar su análisis, pero dentro de ese análisis ser racional; el autor nunca explora esta posibilidad. El tercer problema es que asume que las palabras públicas del líder reflejan los objetivos de la organización. Estas declaraciones pueden ser hechas por una gran variedad de razones, y no deben ser necesariamente tomadas como verdaderas.

El segundo problema del enfoque de Crenshaw es que no dice nada de las preferencias de los terroristas. Desde su nacimiento, el enfoque racional fue incapaz de hacer buenas predicciones sobre tales preferencias. La mejor de todas parece ser aquella hecha por Bueno de Mesquita: todas las personas buscan poder, y las organizaciones son simplemente canales mediante los cuales buscan obtenerlo. Sin embargo, esta teoría no ha sido probada. Abrahms sólo ha sugerido que los terroristas usualmente tienen preferencias ambiciosas, pero no ha hecho una investigación completa.

Este silencio sobre las preferencias tiene serias consecuencias. La más importante es que, al no haber una forma de saber cuáles son realmente las intenciones de los terroristas, es imposible saber si son racionales. Si sus preferencias fueran otras que las dadas públicamente, el terrorismo puede ser o no ser la mejor forma de alcanzar los fines reales; es imposible saberlo.

Conclusión

El estudio del terrorismo no ha cumplido con las expectativas a la hora de entender un poco más sobre las motivaciones de los distintos actores. La teoría más aceptada, la explicación racional, ha sufrido enormes golpes en los últimos años y no se ha podido recuperar totalmente. Para que esta teoría sea tomada en serio tiene que empezar a considerar las alternativas a la hora de entrar en el terrorismo para poder ver si realmente es una táctica racional, de último recurso (como diría la prospect theory) o si es totalmente irracional.

Es necesario, también, articular varias de las teorías y poder estudiar más a fondo ideas que no han sido debidamente exploradas, como el rol de la religión, la afiliación política y el etno-nacionalismo a la hora de explicar las motivaciones.

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Martin Dieguez
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Fundamentalista del rock, el metal, los Guns N Roses y AC/DC. Internacionalista por @UdeSA y realista convencido.