Euro 2016: desafío máximo para una Europa que despierta ante la amenaza terrorista

Mosaico
Política Internacional
6 min readJun 9, 2016

Por George Chaya

La investigación del atentado yihadista perpetrado en marzo en Bruselas ha servido para acrecentar las preocupaciones que comparten fuerzas policiales y servicios de inteligencia sobre el alcance de la red terrorista desplegada en Europa por el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en ingles), ante nuevas amenazas del grupo yihadista hacia España y los países hispanohablantes de días pasados y en torno del próximo gran evento deportivo: la Eurocopa que se disputará en Francia.

Ante esta nueva amenaza, las agencias europeas trabajan sobre la hipótesis que cobra cada vez más fuerza y es que ISIS ha tejido una red mucho mayor de lo que se pensaba inicialmente en Europa Occidental. Se trata de una estructura muy elaborada y compartimentada. Sin embargo, existen varios interrogantes que aún falta responder.

Si los atentados de París y Bruselas sirven como patrones de accionar y conducta, esta amenaza estaría utilizando una combinación de redes delictivas locales de yihadistas “muy duros” a los que no siempre se les asigna el mismo papel. Esta red, con acceso a armas y explosivos letales, no se limitaría a países europeos francófonos, con la sospecha reiterada sobre la existencia de múltiples células integradas por decenas de individuos que excede en mucho a Francia y Bélgica. En la lista prioritaria para la ofensiva europea del ISIS destacan Alemania, Gran Bretaña, España e Italia (cuyo principal objetivo es El Vaticano), pero sin descartarse otros posibles blancos relacionados con la inminente realización de la Euro 2016.

Una prioridad de las investigaciones en curso se centra en determinar exactamente cómo funcionan y se organizan las células desplegadas por el Estado Islámico en Europa para cometer ataques en el próximo evento deportivo en el viejo continente. De hecho, el diagnóstico de responsables de la lucha antiterrorista estaría cambiando desde los atentados de Bruselas.

En los atentados de noviembre de 2015 en París murieron 130 personas (Reuters)

Antes se creía que el Estado Islámico había desarrollado durante varios años una red de facilitadores, encargados de adquirir armas, alquilar coches y reservar alojamiento para comandos terroristas originalmente entrenados en Irak o Siria. Ahora, el análisis se centra en un modelo de células compartimentadas y autosuficientes, integradas por individuos capaces de realizar diferentes funciones. Un ejemplo de este nuevo y peligroso perfil “multitarea” sería Mohamed Abrini, el confeso tercer hombre del ataque contra el aeropuerto de Bruselas.

Ante el peligro planteado por el yihadismo vinculado al ISIS, Europa se encuentra -en primer lugar- ante el reto de reconocer y combatir una amenaza islamista que implica la capacidad de lanzar periódicamente devastadores ataques terroristas en el corazón de sus ciudades. ¿Qué hay detrás de los ataques terroristas suicidas? Dinero, poder, incitación criminal y sangre fría, nada más.

Lo cierto es los europeos están entendiendo muy lentamente que ningún predicador musulmán jamás se ha volado a sí mismo. Ningún hijo de político o líder religioso árabe lo ha hecho. Si solo fuera la fe y la creencia religiosa ¿No esperaría el lector que algunos de los líderes religiosos lo hicieran o que les dijeran a sus hijos que lo hagan? Si en verdad este es un acto supremo de fervor religioso ¿No están ellos interesados en los beneficios del paraíso? Pareciera que no. Ellos envían a mujeres proscriptas, a adolescentes ingenuos, a retrasados mentales y a jóvenes incitados hasta la radicalización. Les prometen las delicias -en su mayoría sexuales del próximo mundo- y en algún caso -como las acciones de los terroristas palestinos- les pagan generosamente a los familiares después de que se ejecute el acto terrorista y suficientes personas inocentes hayan sido asesinadas.

La multiculturalidad europea confundió a menudo las razones y los móviles del terrorismo; los crímenes por “ataque suicida” no tienen nada que ver con la pobreza y la desesperación. La región más pobre en el mundo, con mucho, es África y allí nunca hay asesinatos por suicidio. Hay mucha gente desesperada en el mundo en diferentes culturas, países y continentes, pero la desesperación no le suministra a nadie explosivos, facilidades para reconocimiento de un blanco, ni logística y transporte, tal y como se vio en Paris y Bruselas.

Ciertamente había igual o más desesperación en el Irak de la era de Saddam Hussein que en el Irak del Califato, y nadie se voló a sí mismo en la dictadura de Saddam.

Un asesinato suicida es simplemente una horrible y despiadada arma de terroristas crueles, inhumanos y bien financiados, sin consideración alguna por la vida humana, incluyendo la vida de sus propios compatriotas, pero con muy alta consideración por su propio y opulento bienestar, y por supuesto, por su deseo de poder.

Ocurre a diario: muchos regímenes que financian, arman y envían a los asesinos suicidas, condenan el acto en inglés frente a las cámaras de televisión occidentales, hablándole a una audiencia mundial que hasta les cree parcialmente. Sin embargo, para los ciudadanos de Oriente Medio, ha sido una rutina diaria escuchar al mismo líder ofreciendo declaraciones diferentes en árabe a su gente y en inglés al resto del mundo.

La incitación de la televisión árabe, acompañada por imágenes de horror y de cuerpos mutilados, se ha convertido en un arma poderosa de aquellos que mienten, distorsionan y quieren destruirlo todo. No obstante, hay que destacar que muchos dictadores árabes estimulan planes de estudios reñidos con la sana y normal educación que deben recibir niños pequeños en edad escolar, y el mundo occidental no se da cuenta porque sus propios televisores están sintonizando telenovelas y programas de juegos y entretenimientos.

Los yihadistas usan las palabras como un elemento sumamente relevante y las utilizan de manera sutil. El lenguaje es un aspecto fundamental para ellos. Se vio eso en los ataques a Paris y a Bruselas, pero lo mismo sucedió el 11 de septiembre de 2001. Una demostración en Madrid o París, apoyando al grupo integrista Hamas con ilustraciones y pancartas de niños de tres años vestidos como combatientes suicidas, es definida por la prensa y por algún liderazgo político como una “demostración por la paz”, por lo que huelga mayor ampliación del tema ante tan evidente wishful thinking.

En los atentados en Bruselas de marzo de este año murieron 32 personas (AP)

Se pueden tener opiniones diversas sobre guerras como las de Gaza o la brutal confrontación siria, pero referirse a los admiradores de ISIS, Al-Nusra, Hamas, Hezbollah, Assad o Nasrallah como activistas por la paz es demasiado. Eso sucede en varias ciudades occidentales. Y esto se financia y se promueve desde no pocos gobiernos árabes musulmanes.

Europa debió conocer que no fue en Le Bataclane donde el terrorismo yihadista suicida hizo su aparición. Hay hechos y actos terroristas documentados desde más de diez años atrás en esta modalidad; como el de la mujer palestina de las Brigadas de los Mártires de Al-Aksa, que entró en el restaurante israelí de Haifa un mediodía soleado, observo a familias con gente anciana y niños almorzando en las mesas vecinas, almorzó y pago la cuenta. Luego se voló a sí misma matando a 20 personas incluyendo niños. Prestamente las televisoras del mundo, aun con los cuerpos desmembrados por todo el restaurante, calificaron a la terrorista como “activista” y “mártir” y lo mismo han hecho varios líderes y gobiernos en Oriente Medio. Lo que sigue a esto, generalmente, es que los dignatarios condenan el acto pero visitan a la afligida familia del suicida y el dinero fluye. Ahora pareciera que los europeos, luego de sentir los golpes infligidos en sus ciudades, y ante nuevas amenazas, están prestando atención a esta modalidad.

Es evidente que hay un nuevo juego, algo que tácitamente es reconocido por algunos estados: al asesino se lo llama “el ala militar”; al que le paga, lo equipa y lo envía a asesinar, se lo llama”el ala política”; y la cabeza de la operación es llamado “líder espiritual”. Hay numerosos otros ejemplos de tal nomenclatura Orwelliana que son usados a diario no solamente por los jefes del terror, sino por los medios de comunicación occidentales. Estas palabras son mucho más peligrosas de lo que piensa la gente. Ellas suministran una infraestructura emocional para las atrocidades.

Fue Joseph Goebbels quien dijo que si usted repite una mentira suficientes veces, la gente la creerá. Ahora, él está siendo superado por sus sucesores. Europa no debe cometer los mismos errores de 1940. El mundo ha cambiado demasiado desde entonces como para ser permisivos con sujetos que ejecutan actos de terror indiscriminados. La seguridad que Europa pueda brindar en la próxima Eurocopa demostrara en sus resultados si se ha comprendido la lección.

Publicado en http://www.infobae.com/america/mundo/2016/06/05/euro-2016-desafio-maximo-para-una-europa-que-despierta-ante-la-amenaza-terrorista/

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