Corporatocracia

Los verdaderos dueños del mundo

Luna
63 min readFeb 1, 2014

Índice
Introducción
Capítulo 1: Militares sin Neoliberalismo
Capítulo 2: Militares con Neoliberalismo
Capítulo 3: Neoliberalismo sin Militares
Capítulo 4: Neoliberalismo con Medios
Epílogo

Introducción

1º mitad del siglo XX

John Perkings

“La Corporatocracia es el grupo de individuos que manejan las corporaciones más grandes, y realmente actúan como el emperador de este imperio. Controlan los medios, controlan a los políticos porque financian sus campañas, no son elegibles, no duran un plazo determinado, no responden a nadie. Y en la punta de esta Corporatocracia no podemos decir claramente si alguien trabaja para una empresa privada o para un gobierno, debido a que se mueven constantemente de un lado al otro. Así, encuentras a una persona que primero es presidente de una gigantesca empresa de la contrucción, y un momento después es vicepresidente de EEUU; o tenemos a George Bush, que estuvo en el negocio del petróleo (...). De lo que hablo no es de una teoría conspirativa. Estas personas no necesitan reunirse en secreto y establecer estrategias, sino tan sólo trabajar bajo un único objetivo primario: maximizar sus ganancias, sin importar el costo social o ambiental”.

A este proceso manipulador de la Corporatocracia se lo puede asociar directamente con la Globalización, es decir, con unificar modas y culturas para poder vender los mismos productos en cualquier rincón del planeta.

A lo largo de este texto se recorrerá la historia del capitalismo salvaje, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días.

Milton Friedman

Para entender el mundo de las últimas 6 décadas debemos conocer antes que nadie a Milton Friedman (1912-2006), uno de los economistas más influyentes del siglo XX, ganador del premio Nóbel en 1976.

Milton Friedman

El modelo neoliberal que propuso Friedman -absoluta libertad de movimientos de las empresas, eliminación del rol público del Estado y un gasto social prácticamente nulo- no tuvo aceptación durante la primera mitad del siglo XX. El mundo había optado, en cambio, por escuchar al economista británico John Keynes, particularmente recordado por su aliento a una fuerte política de intervencionismo estatal.

Y es que tras el crack del mercado en 1929 se había establecido un consenso general: el laissez-faire (dejar hacer a los privados lo que quisiesen) había fallado, y los gobiernos debían intervenir en la economía para redistribuir la riqueza y fijar un marco de regulación empresarial.

Cualquier semejanza con la crisis actual y sus consecuencias, 80 años después, NO es pura coincidencia. Tampoco lo es el giro a las políticas intervencionistas que volvió a tomar América Latina para contrarrestar sus efectos.

Con el fin de la 2º Guerra Mundial, los desarrollistas podían enorgullecerse de una serie de impresionantes éxitos. El laboratorio más avanzado de desarrollismo fue el extremo sur de América Latina, conocido como Cono Sur: Argentina, Chile, Uruguay y partes de Brasil.

Peronismo

1946 — 1955

Juan Domingo Perón

Políticos nacionalistas como Juan Domingo Perón (1946-1955) pusieron en práctica sus ideas keynesianas, lo que se ve reflejado, por ejemplo, en su 1º Plan Quiquenal (1946-1950), similar en muchos aspectos a los proyectos latinoamericanos del siglo XXI:

> Promoción de un Modelo Industrial de sustitución de importaciones (es decir, producir en el país lo que antes se importaba), pasando a un 2º plano el histórico Modelo Agropecuario
> Promoción del consumo interno, ofreciendo mayor poder adquisitivo a las clases más bajas
> Repatriación de la deuda externa y nacionalización de los servicios públicos
> Fuerte inversión en educación, salud y vivienda (no es otra cosa que un salario indirecto)
> Construcción del gasoducto más grande de Latinoamérica (Comodoro Rivadavia - Bs. As.)
> Creación de Aerolíneas Argentinas, la U.T.N. y el CONICET.

Todo esto llevó a que en la década de 1950 Argentina tuviera, por ejemplo, la clase media más numerosa del continente.

Mafalda, por Quino

El mayor problema con el que tuvo que lidiar Perón fue muy parecido al que debe enfrentar cualquier político keynesianista en la actualidad: inclinar la balanza para beneficiar a los sectores marginados no es bien recibido por la oligarquía. Como respuesta, ésta no invierte lo suficiente como para mantener la oferta al ritmo de la demanda (demanda de sectores que por primera vez adquirían algo más que productos de primera necesidad), generando inevitablemente inflación y un cuello de botella que comienza a enfriar la economía.

Este es el claro problema de nuestra burguesía nacional que, como dice el historiador Felipe Pigna, “lo único que tiene de nacional es haber nacido aquí”.

Y es que otros modelos, como el de Canadá o el de los países nórdicos -Finlandia, Noruega, Dinamarca, Suecia- pudieron mantener un alto nivel de crecimiento con fuerte consumo interno e inversión estatal debido a que el pacto de “conciliación de clases” planteado desde el gobierno -en contraposición a la “lucha de clases”, planteada por Marx-, fue acatado por todos los sectores, mientras que en Argentina fue sólo una utopía de las clases bajas.

Y aquí es donde uno se permite pensar: si no es conciliación, deberá ser lucha. En términos similares, Perón decía:

“La Revolución Rusa (1917, cuyas ideas marxistas se diseminaron por el mundo) es un hecho consumado. Hay que aceptar esa evolución. Si la Revolución Francesa terminó con el gobierno de las aristocracias, la Revolución Rusa termina con el gobierno de las burguesías. Empieza el gobierno de las masas populares. Es un hecho que el Ejército debe aceptar. Esto es fatal. Si nosotros no hacemos una revolución pacífica, el pueblo hará la revolución violenta.

¿Será así?

La Oposición (y los Medios)

“Estoy en contra”,
Groucho Marx

Perón no la tenía fácil: en el frente interno debía lidiar con opositores de todo el arco ideológico: insólitamente, los de derecha lo tildaban de marxista, y los de izquierda de fascista.

De hecho se formó la Unión Democrática, un rejunte de sectores con escasa intención de votos: en ella se encontraban desde el embajador estadounidense Braden y la Sociedad Rural, pasando por la U.C.R., hasta los Partidos Socialista y Comunista.

Cualquier similitud con estos tiempos de alianzas partidistas cuyas ideologías son incompatibles NO es pura coincidencia. El único fin que los une es negativo: no luchar por algo, sino contra algo.

Perón debía enfrentarse con los medios de comunicación, la Bolsa de Comercio y la banca privada. También con sectores de la clase media bien intencionados pero muchas veces manipulables, que no pretendían tolerar por presidente a un “fascista” o “marxista”, según el diario que leyeran.

En el frente externo, Perón también debía enfrentarse con que lo acusasen de “fascista”(término que, en plena posguerra, era más que conveniente para descalificar a alguien) y de “anti-popular en su tierra” (para esto, gracias al poder creciente de los medios, alcanzaba con sacar una foto de algunas decenas de personas cortando una calle... algo que aún hoy se sigue haciendo).

Pero en definitiva, las elecciones de 1946 -y luego las de 1952-, darían por tierra con todas estas acusaciones. La revista Life publicó: “Braden parece haberse equivocado hacia Perón en por lo menos dos aspectos. 1º, Perón se ha apartado bruscamente de la norma fascista, al celebrar elecciones limpias y libres fuera de toda cuestión. 2º, es mucho más apreciado de lo que Braden estaba dispuesto a admitir. Sus reformas económicas desarrollistas, no muy distintas de las del New Deal, le aseguraron una masa adicta”.

Esta victoria hace repetir a muchos en la actualidad que “los medios no influyen en las elecciones, ya que Perón ganó con todos los medios en contra”. Pero está claro que esta afirmación hay que tomarla con pinzas: la influencia de los medios de comunicación en el siglo XXI poco puede compararse con la del año 1946. Su poder se multiplicó exponencialmente en estos últimos 60 años, con la llegada del cable primero y de internet después.

Hoy existen canales de noticias que transmiten las 24 horas del día, lo que genera que inevitablemente repitan 10 veces la misma información. Esto crea la sensación de que al mismo kioskero no le robaron 1 sino 10 veces.

También hay que señalar una especie de “culto a la indignación”. Los medios han reemplazado a los especialistas como formadores de opinión (la famosa opinión pública) por los peatones indignados que justo pasaban por la esquina.

Friedman, en las sombras

Y mientras el mundo aplicaba, como Argentina con Perón, sus políticas keynesianas, Friedman esperaba, en las sombras. Lo único que necesitaba era un país que le sirviera de conejilla de indias donde experimentar sus ideas conservadoras de libre mercado. Cabe aclarar que su modelo podía imponerse parcialmente en democracia, pero para llevarse a cabo en todo su esplendor necesitaba de condiciones políticas autoritarias.

En uno de sus ensayos más influyentes, Friedman articuló el núcleo de la panacea táctica del capitalismo contemporáneo: lo que la escritora canadiense Naomi Klein denomina “doctrina del shock”.

“La Doctrina del Shock”, por Naomi Klein

Friedman observó que “sólo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelve políticamente inevitable”.

Universidad de Chicago

Algunas personas almacenan latas y agua en caso de desastres o terremotos; los discípulos de Friedman almacenan un montón de ideas de libre mercado. Y una vez desatada una crisis (llámese golpe de estado, colapso de mercado, guerra, tsunami o ataque terrorista), según el profesor de la Universidad de Chicago (la cuna de los neoliberales), había que actuar a toda velocidad, para imponer los cambios rápida e irreversiblemente, antes que la sociedad afectada pudiera reaccionar.

En resumen: la doctrina de Friedman necesitaba -como finalmente tuvo en la Argentina de los 70, China a finales de los 80, Rusia en los 90 y sorprendentemente EEUU tras el 11 de septiembre- algún tipo de trauma colectivo, que suspenda temporal o permanentemente las reglas del juego democrático.

Capítulo 1: Militares sin Neoliberalismo

1950/1960 — 1º Oleada

“¿Alguna vez pensaron en toda la gente que matamos?
Jesús, Ghandi, Lincoln, Kennedy, Malcom X, John Lennon, M. L. King.
Todos ellos nos dijeron ‘Traten de vivir en paz’. BAM! Justo en la cabeza. Aparentemente no estamos listos para eso”.
George Carlin

Crímenes Capitalistas

Vale la pena detenernos aquí a reflexionar por un segundo. Los golpes de Estado, las guerras y las matanzas que han instaurado y apoyado regímenes afines a las empresas jamás han sido tachados de crímenes capitalistas.

Es decir, si los adversarios más comprometidos contra el modelo económico corporativista desaparecen sistemáticamente, ya sea en la Argentina de los años 70 o en el Irak de hoy en día, esa labor de supresión se suele achacar a la guerra sucia contra el comunismo, el fascismo o el terrorismo. O simplemente al sadismo de líderes enfermos de poder. Jamás se alude a la lucha para la instauración del capitalismo en estado puro.

En la década de 1950, el presidente republicano (cuando no) Eisenhower comenzaba por primera vez a analizar las ideas de Friedman, pero tenía el ojo puesto en las próximas elecciones estadounidenses, por lo que no estaba dispuesto a perder votos avanzando contra los derechos de sus trabajadores.

Lamentablemente, sí resultó dispuesto a emprender medidas rápidas y radicales para derrotar al desarrollismo en el extranjero. Pero decidió encomendar dicha tarea a la CIA, quien financiaría golpes de Estado a lo largo y ancho del planeta. Pero estos ataques serían estrictamentes militares, por lo que Friedman debería seguir esperando en las sombras, al menos otras dos décadas más.

Comenzaba así la 1º oleada capitalista.

Relata John Perkins, en el documental Zeitgeist: “Nosotros fuimos los autores materiales de este imperio mundial. Lo más común es identificar un país con recursos naturales y otorgarle un préstamo a través del Banco Mundial o del FMI, dinero que en realidad va a los proyectos de infraestructura que las empresas necesitan para controlar esos recursos. Por lo tanto sólo se benefician las elites de dicho país, y por supuesto nuestras corporaciones. Aún así, es el pueblo el que se endeuda en magnitudes que no tiene forma pagar, y eso es parte del plan. Ahí es cuando vamos y les proponemos que nos vendan su petróleo, o que nos permitan administrar sus recursos naturales, o que envíen tropas adonde les solicitemos, o que voten por nosotros en la ONU, o que privaticen sus empresas a corporaciones extranjeras. Usualmente se refinancia la deuda, generando más interés. Es una trampa doble, triple, cuádruple. Y todo comenzó en Irán, en 1953”.

Irán, 1953

Efectivamente, cuando Eisenhower juró el cargo, en 1953, Irán estaba dirigido por Mohamed Mossadegh, un líder progresista, al igual que Allende o Perón. Mossadegh ya había nacionalizado el petróleo, y había sido nombrado por la revista Time “hombre del año” en 1951.

Mohamed Mossadegh, en la portada de “Time”

Allí entraron en acción los hermanos Dulles: John, el secretario de Estado de Eisenhower, y Allen, el director de la recientemente creada CIA. “El nacionalismo tercermundista -decían-, es el primer paso en el camino hacia el comunismo totalitario”. Sin embargo, de más está aclarar que los golpes de Estado que promovieron derrocaron gobiernos mucho más identificados con Keynes que con Stalin.

Y estos fueron realizados bajo un nuevo paradigma: enviando agentes encubiertos de la CIA en lugar del ejército, algo que resultó ser tan barato como eficaz.

Mohamed Mossadegh es arrestado el 18 de agosto de 1953

Mohamed Mossadegh fue derrocado, y fue sólo el comienzo de un efecto dominó.

La siguiente en la lista fue Guatemala (1954), por petición directa de la United Fruit Company.

Argentina, 1955

Luego llegaría el turno de Argentina. El 16 de junio de 1955 las Fuerzas Armadas, financiadas por Estados Unidos, bombardearon la Plaza de Mayo dejando como saldo más de 300 muertos y miles de heridos, en uno de los días más trágicos y olvidados de la Historia Argentina.

Finalmente, el 16 de septiembre de ese año el Ejército derrocó a Perón, quien debió exiliarse en Paraguay.

Estados Unidos, 1963

Muchos han considerado a Kennedy como un ícono de las aspiraciones y esperanzas estadounidenses; en algunas encuestas realizadas en su país continúa siendo estimado como uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos.

En abril de 1961, Kennedy habló sobre el peligro que conllevan las sociedades secretas, un peligro que ha acabado convirtiéndose en el peor enemigo de la raza humana. Por supuesto, al poner esto en manifiesto, quisieron quitarle del medio, evitando así cualquier atisbo de revolución social.

El 22 de noviembre de 1963 fue baleado mientras realizaba una visita al estado de Texas. Fue declarado muerto media hora mas tarde.

Brasil, 1964

João Goulart asumió la presidencia de Brasil el 25 de agosto de 1961, tras negociar con las fuerzas armadas y la oposición de derecha un sistema en el cual el presidente de Brasil se sujetaría a las decisiones del Congreso.

João Goulart

En 1963, no obstante, fue realizado un plebiscito en el cual se decidió el retorno al presidencialismo en Brasil, lo cual otorgó a Goulart mayor poder para ejecutar sus proyectos de reforma:

> Reparto de tierras agrícolas no utilizadas
> Aumento del impuesto a la renta
> Exigencia a las empresas multinacionales de invertir sus ganancias comerciales en Brasil
> Reforma agraria masiva
> Reformas en el sector de la salud y la educación destinadas a una campaña de alfabetización

Estados Unidos, en el marco de la Guerra Fría, ya comenzaba a promover abiertamente el Terrorismo de Estado y la instalación de dictaduras militares permanentes en América Latina, impulsadas desde la Escuela de las Américas instalada en Panamá, dentro de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional.

La política exterior pro izquierdista de Goulart alarmó a la oposición de derecha en el Congreso, así como a las fuerzas armadas, y condujeron a el Golpe militar de 1964, cuando fue depuesto por las fuerzas armadas con apoyo político de Estados Unidos.

Existen hasta la actualidad sospechas de que Goulart murió asesinado por agentes de la Operación Condor. De hecho, a Goulart no le fue realizada necropsia antes de su entierro, generándose así la sospecha que fue envenenado.

No me acuerdo si usamos Isordil, Adelpan o Nifodin. Conseguimos colocar un comprimido en los remedios importados de Francia. Goulart no podía ser examinado por 48 horas o esa sustancia sería detectada”, reconoció el represor uruguayo Neira Barreiro en una entrevista.

Indonesia, 1965

En Indonesia (1965) el golpe tomó una ruta distinta. El país era gobernado por el desarrollista Sukarno, el Hugo Chávez de aquellos tiempos (aunque, como dice Naomi Klein, desprovisto del gusto de Chávez por las elecciones).

Sukarno irritó a los países ricos con medidas proteccionistas para su economía, redistribuyendo la riqueza y echando al FMI, al que acusó de mera tapadera de los intereses de las multinacionales.

JFK junto a Sukarno

Aquí el plan, a través de la CIA, fue hacerse con el poder y erradicar a la izquierda (el mismo plan se llevaría a cabo una década más tarde en Argentina). La CIA había compilado en secreto una lista de los principales líderes de izquierda del país. El Pentágono aportó las armas y la logística. Los 4 o 5 mil izquierdistas que aparecían en las listas fueron ejecutados. Indiscutidamente, un genocidio que permitió al capitalismo salvaje hacerse paso.

Argentina, 1966

Arturo Illia asumió la presidencia argentina el 12 de octubre de 1963. Durante su gobierno:

Arturo Illia

> Se anularon los contratos petroleros firmados por Frondizi con compañías extranjeras
> Se impulsó la explotación del petróleo y los recursos estratégicos por parte del Estado
> Se fomentó la industria nacional
> Se destinó el 23% del presupuesto nacional a la educación (la mayor cifra en la historia del país)
> El PBI y el Producto Externo Industrial crecieron (el último a un vertiginoso 19% en 1964)
> Bajó la desocupación
> Se disminuyó la deuda externa
> Se llevó adelante un plan de alfabetización
> Se sancionaron las leyes de Salario Mínimo, Vital y Móvil y la llamada Ley de medicamentos

La Sociedad Rural y la Unión Industrial se habían unido en un asociación anti estatal llamada ACIEL (Acción Coordinada de las Institutos Empresarias Libres). Ambas atacaron persistentemente el déficit del Estado, la inclinación del gobierno por los controles de precios y de cambio, su proteccionismo a las empresas públicas como YPF y la decisión de mantener congelados los arrendamientos agrícolas.

Cualquier semejanza con la actualidad argentina, medio siglo después, NO es mera coincidencia.

Caricatura de Illia, por Lino Palacio

La corporación de prensa nacional y extranjera colaboró en la campaña de desprestigio que se inició contra el presidente, acusado por su “lentitud e inactividad”. Diarios como El Mundo y Crónica publicaban caricaturas en las que se veía a Illia representado como una tortuga.

La campaña de desprestigio se realizó de manera sistemática, utilizando ciertos periodistas y medios de prensa, como Mariano Grondona en Primera Plana -autor de los primeros comunicados militares golpistas, junto a Rosendo Fraga-, Bernardo Neustadt en la Revista Todo y finalmente, las de Mariano Montemayor. Simultáneamente se resaltaba la personalidad de los militares, especialmente del General Juan Carlos Onganía, contraponiéndolo con la imagen de los políticos, alentándolos a intervenir como "salvaguarda de la Patria".

En el marco de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional impulsada por Estados Unidos, se planificó el golpe que no sólo era reclamado por sectores de la prensa conservadora y algunos partido políticos, sino también por empresas nacionales (prensa, medicamentos, etc) y multinacionales petroleras, afectadas por la anulación de los contratos millonarios.

El 28 de junio de 1966, en una fría mañana de invierno, se produjo el golpe militar en medio de la indiferencia de la ciudadanía. Los militares se presentaron en el despacho presidencial para solicitarle a Illia el retiro de la Casa de Gobierno, asegurándole en todo momento su integridad física. Éste se negó rotundamente y luego de una fuerte discusión donde manifestó "El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas soy yo" los militares tuvieron que abandonar el despacho. Ante la fuerte negativa los efectivos policiales ingresaron con pistolas lanzagases, mientras que las tropas rodearon por completo la Casa Rosada. Se le volvió a solicitar al presidente que se retire, caso contrario no se le podía garantizar la seguridad de las personas que lo acompañaban. Ante esta situación Illia optó por dejar el lugar. Como no disponía de vehículo, porque lo vendió durante su presidencia, abandonó el lugar en un taxi.

Al día siguiente asumió Onganía, autodenominando al golpe “Revolución Argentina”.

Capítulo 2: Militares con Neoliberalismo

1970/1980 — 2º Oleada

Represión para las mayorías y libertad económica para pequeños grupos privilegiados son dos caras de la misma moneda”.
Orlando Letelier

Como diría un veterano argentino: “En 1955 creíamos que el problema era Perón, así que lo eliminamos; pero en 1976 ya sabíamos que el problema era la clase trabajadora”.

Lo que los líderes del capitalismo salvaje comprendieron finalmente es que no alcanzaba con un proyecto militar que derroque gobiernos, sino que hacía falta un proyecto económico paralelo que destruya todas esas décadas de desarrollismo que permitieron el avance de la clase trabajadora.
Lo que se hizo fue construir una alianza entre militares salidos de la Escuela de las Américas, y economistas salidos de la Escuela de Chicago.

Así, el 1º laboratorio que tanto esperó Friedman terminaría siendo ni más ni menos que Chile, para expandirse luego al resto de Latinoamérica, bajo el nombre de Operación Cóndor.

La Operación Cóndor, al igual que la Operación Fénix en Vietnam, y muchas otras en todo el mundo, se basaba en el decreto Noche y Niebla, de Adolf Hitler, cuyo objetivo era perseguir y eliminar opositores.

Homenaje a los desaparecidos durante la última dictadura chilena

Estos actos de terror se calificaron oficialmente como actos contra los derechos humanos, en lugar de como herramientas con fines claramente políticos y económicos. Al centrarse puramente en los crímenes y no en las razones que los motivaron, el movimiento de defensa de los derechos humanos también ayudó a la Escuela de Chicago a escapar de sus sangrientos laboratorios prácticamente sin rasguños.

Indiscutiblemente, el ejército es sólo un medio: el objetivo final era, es y será implementar en todo el mundo las ideas pro-corporativistas concebidas por Friedman y sus “Chicagos Boys”.

Los de Chicago difícilmente podrían haber escogido una región menos hospitalaria para su primer experimento que el Cono Sur de Latinoamérica en la década de 1970. Era, dice Naomi Klein, “como intentar una revolución proletaria en Beverly Hills”.

Pablo Neruda (Chile), Mercedes Sosa (Argentina) y Eduardo Galeano (Uruguay)

Y es que en esos años la izquierda era la cultura popular dominante en América Latina. Era la poesía de Pablo Neruda, la música de Víctor Jara y Mercedes Sosa, el teatro emancipador de Augusto Boal, la pedagogía radical de Paulo Freire, el periodismo revolucionario de Eduardo Galeano y Rodolfo Walsh. Eran los héroes de la historia reciente, desde José Artigas, pasando por Simón Bolívar hasta el Che Guevara.

Chile, 1973

Salvador Allende junto al “Che” Guevara

El gobierno de Allende ganó las elecciones de 1970 con un programa que prometía poner en manos del gobierno grandes sectores de la economía que estaban dirigidos por empresas extranjeras y locales. Allende pertenecía a una nueva raza de revolucionarios latinoamericanos: al igual que el Che Guevara, era médico; pero a diferencia del Che, también lo parecía.

Por supuesto, las empresas estadounidenses inmediatamente le declararon la guerra. Y fue Nixon (otro presidente republicano, 1969-1974), quien les daría a los Chicago Boys y a sus profesores algo con lo que siempre habían soñado: un país donde poner a prueba sus ideas. Si la democracia había sido poco hospitalaria con ellos, la dictadura se demostraría mucho más acogedora.

Richard Nixon junto a Henry Kissinger

En el documental “Los juicios de Henry Kissinger” se nos muestra la pasión que pone el Secretario de Estado, Henry Kissinger, en dejar contento a su jefe, Nixon, y demostrarle que se puede hacer con un país lo que Estados Unidos desee. No aún con Chile, porque Allende acaba de ganar muy limpiamente “y nosotros respetamos la democracia”. Nixon acepta este dogma, pero tiene claro que –en caso de llegar a imponer una dictadura– siempre es mejor una dictadura no-comunista que una comunista.

Ese mismo año (1973) Kissinger, definido por Gore Vidal como “el mayor criminal de guerra que anda suelto por el mundo”, recibió el Premio Nóbel de la Paz.

En noviembre de 2010, el director de “Documentation Project del National Archive” de la “Universidad George Washington” y recopilador de los 20 mil archivos desclasificados, Peter Kornbluh, señaló al ex secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, como el arquitecto de la conspiración contra Allende en 1973, ya que fuela persona que ayudó económica y militarmente a Augusto Pinochet a consolidar su régimen.

Seguramente compartían este criterio las empresas que le hicieron saber acerca de la gravedad del asunto: la ITT, la Pepsi Cola y el Chase Manhattan Bank. Todas se comunicaron con el presidente de la CIA, Richard Helms. También lo hizo Nixon, en una reunión relámpago: se sentó, tomó un vaso de agua, dijo un par de cosas y se fue. Destinó 10 millones de dólares para la tarea de desestabilizar al “hijo de puta –así le decía—, pidió acción inmediata, dejar de lado al embajador, poner los mejores hombres en la tarea y en 48 horas deteriorar la economía. A partir de ese punto empezaría el trabajo en serio.

Oficina central de la ITT (Manhattan)

Por si aún no queda clara la influencia de las multinacionales en estos emprendimientos, la telefónica ITT (empresa estadounidense que poseía el 70% de los teléfonos chilenos) se tomó incluso la libertad de preparar una estrategia de 18 puntos para la administración de Nixon, que contenía una petición clara de un golpe de Estado: “Contacten con fuentes fiables dentro del ejército chileno (...), alimenten y planifiquen su descontento con Allende y luego propongan la necesidad de apartarlo del poder.

El otro 11 de septiembre

El golpe, en su víspera, transcurrió por dos vías (de aquí el título del capítulo): los militares conspiraban para exterminar a Allende y a sus seguidores, mientras que los economistas se ocupaban de preparar el mejor plan en beneficio de las corporaciones.

Cuando el clima llegó al punto de ebullición, los 2 canales abrieron un diálogo coordinado. Así, los Chicago Boys trabajaron contrarreloj para tener listo un resumen de 5 páginas para el día posterior al golpe militar.
Escribió Letelier, el embajador de Allende en EEUU: “Los Chicago Boys convencieron a los generales de que podían complementar la brutalidad de éstos con los activos intelectuales de los que carecían”.

En resumen: el shock militar preparaba el terreno para el shock económico. Si bien el golpe no fue una guerra, ya que sólo había un bando, estaba diseñado para parecerlo, con el objetivo de generar un shock en la población.

Salvador Allende es derrocado el 11 de septiembre de 1973

Allende se suicidó con el fusil Ak-47 que le había regalado su amigo Fidel Castro, tal como se pudo ratificar en el año 2011, autopsia mediante.

En total, más de 3200 chilenos fueron ejecutados o desaparecieron. 80 mil fueron encarcelados, y 200 mil huyeron del país, perseguidos.

El mito del milagro chileno

Chile, aún en estos días, sigue siendo considerado por la derecha como una prueba de que el friedmanismo funciona. Cuando murió Pinochet (en diciembre de 2006, un mes después que Friedman), The New York Times le elogió por “transformar una economía en bancarrota en una de las más prósperas de América Latina”.

Lo cierto es que en 1982, 9 años después de asumir Pinochet, Chile se enfrentaba con una hiperinflación y un desempleo del 30% (10 veces mayor que con Allende). Esto llevó a Pinochet a tomar una medida desarrollista: nacionalizar empresas. Lo único que salvó a Pinochet es no haber privatizado el cobre, que generaba nada menos que el 85% de las exportaciones del país.

Quizás para los economistas neoliberales Chile fue un éxito porque sus objetivos fueron justamente los que sucedieron: que la clase rica se haga súper-rica, y que se borre del mapa a la clase media.

Orlando Letelier

Orlando Letelier, embajador de Chile en EEUU, llegó al extremo de escribir, en agosto de 1976, que Milton Friedman era corresponsable de los crímenes de Pinochet. El establecimiento de “una economía privada” no se podría llevar a cabo de forma pacífica. “El plan (de Friedman) ha tenido que ser impuesto, mediante el asesinato de miles de personas, el establecimiento de campos de concentración, el encarcelamiento de más de 100 mil personas en 3 años, el cierre de sindicatos...”.

Menos de un mes más tarde, al dirigirse en auto hacia su trabajo en el centro de Washington, una bomba detonada a control remoto le voló las 2 piernas. No llegó vivo al hospital. La investigación reveló que el autor material del atentado -uno más dentro del Plan Cóndor-, había sido un miembro de la policía secreta de Pinochet, y que había entrado a EEUU con pasaportes falsos con el conocimiento de la CIA.

Memorial de Orlando Letelier en el lugar que fue asesinado

La familia de Letelier llevaba décadas tratando de llevar a Pinochet ante la justicia. Pero en 2006 la muerte le dio al dictador la última palabra. En una carta póstuma defendía el golpe para evitar una “dictadura del proletariado”. “Cómo quisiera que no hubiese sido necesaria, que la ideología marxista - leninista no se hubiera interpuesto en nuestra vida patria!”.

Argentina, 1976

El siguiente país en unirse al experimento fue Argentina en 1976, cuando una Junta arrebató el poder a Isabel Perón. Así, Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, los países del Cono Sur abanderados del desarrollismo, estaban ahora todos dirigidos por gobiernos militares, que abrían paso a las medidas económicas de los Chicago Boys.

Simbólicamente, el mismo año Friedman recibió el premio Nóbel de Economía. ¿Blanqueo de imagen? ¿Una forma de legitimar lo inaceptable? Cualquier similitud con la entrega del premio Nóbel de la Paz a Obama NO es pura coincidencia. “A veces la guerra es necesaria”, dijo el actual presidente de EEUU al recibir su premio.

Sin embargo, tras el golpe, el principal puesto económico no fue para ningún Chicago Boy, sino para José Alfredo Martínez de Hoz.

Revista Caras y Caretas

Martínez de Hoz pertenecía a la alta burguesía rural. Había presidido la Sociedad Rural (asociación que desde hacía tiempo controlaba las exportaciones del país), al igual que su padre y su abuelo. A estas familias -lo más cercano a una aristocracia que tenía el país-, la idea les parecía perfecta: no tenía que preocuparse de que sus tierras se redistribuyeran entre los campesinos, ni de que el precio de la carne se redujera para que todo el mundo pudiera comer.

Solicitada de la Sociedad Rural en el 1º aniversario del Golpe militar

Para cerrar el círculo, Martínez de Hoz formaba parte de los consejos de administración de varias multinacionales... entre ellas ITT. Quedaba claro que el golpe era una contrarrevolución de las corporaciones contra 4 décadas de avances de los trabajadores.
Al igual que en Chile, quien nuevamente alentó y apoyó a la Junta militar a que tomara el poder fue el Secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger. Lo han acusado de complicidad y del estímulo en la eliminación y “desaparición” sistemática de miles de opositores cometidas por la Junta Militar de Argentina del autodenominado Proceso de reorganización nacional o “guerra sucia” según han denominado varios historiadores. La aceptación de la “guerra sucia” Argentina por parte de Kissinger ha sido confirmada oficialmente por archivos desclasificados del Archivo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos (The National Security Archive). En estos archivos se confirma de Kissinger, entre otras frases hacia la Junta militar en referencia a la guerra sucia: “Si pueden terminar antes de que vuelva el Congreso, mejor”.

Antes que la Junta tomara el poder, Argentina tenía menos pobres que EEUU o Francia (9%), y un desempleo del 4,2%. En un año, los salarios perdieron el 40% de su valor, cerraron fábricas y la pobreza se generalizó.

Desapariciones

Los generales argentinos no querían repetir el error de Pinochet, que torturando abiertamente se había ganado la condena mundial, y se propusieron evitar dicha campaña internacional. Para ello, eran necesarias tácticas de represión menos espectaculares, que pudieran extender el terror sin ser tan obvias.

Para ello recurrieron a las desapariciones. La Junta argentina se destacó por saber mantener el equilibrio justo entre el horror público y el privado. Es decir, logrando que todo el mundo supiera lo que pasaba, pero manteniendo sus actos lo suficientemente en secreto como para negarlo todo.

Rodolfo Walsh

Así, ser de izquierda en esos años significaba ser perseguido. Los que no escaparon al exilio se vieron en una lucha minuto a minuto para mantenerse un paso por delante de la policía secreta.

Una de las personas que vivió de ese modo fue el legendario periodista de investigación argentino Rodolfo Walsh.

Rodolfo Walsh (1927-1977)

Hombre renacentista y muy sociable, escritor de novela policíaca y de relatos premiados, Walsh fue también un súper-detective capaz de descifrar códigos militares y espiar a los espías. Obtuvo su mayor triunfo trabajando como periodista en Cuba, al interceptar y descifrar un telegrama de la CIA que demolía la coartada de la invasión de Bahía de Cochinos (esa información fue la que permitió a Castro prepararse y defenderse con éxito).

Cuando la Junta Militar prohibió el peronismo y estranguló la democracia, Walsh decidió unirse a los montoneros como su experto en inteligencia (los montoneros, 1970-1976, se formaron como respuesta a la anterior dictadura, en respuesta al pedido de Perón desde el exilio de que sus jóvenes partidarios tomen las armas y luchen por la vuelta de la democracia, logro que alcanzaron en 1973).

A través de su gran red de contactos, Walsh se dedicó a rastrear los muchos crímenes de la Junta. Compiló listados de los muertos y desaparecidos, así como de los centros de tortura.
Por esto, durante el primer año de la dictadura docenas de sus amigos y colegas desaparecieron en los campos de concentración. También su hija Vicki, de 26 años, decidió suicidarse al verse acorralada por el Ejército, y tras pronunciar sus últimas palabras, “ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir”.

Esto hizo a Walsh enloquecer de dolor y, sabiendo que no contaba con mucho tiempo, tomó una decisión: mientras los diarios de deshacían en elogios hacia los generales, él escribiría su propia versión, sin censuras, de la depravación en la que su país había caído. Se titulaba, “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar”.

Carta Abierta a la Dictadura Militar de Rodolfo Walsh

La carta sería una decidida condena tanto de los métodos del terrorismo de Estado como del sistema económico al cual servían. El sistema que describía era el neoliberalismo de la Escuela de Chicago, el modelo que se iba a hacer con el mundo.
Firmó la carta el 24 de marzo de 1977, exactamente un año después del comienzo del Golpe. La distribuyó haciendo 10 copias y enviándolas a diez personas distintas, que luego seguirían distribuyéndolas.

Unas pocas horas después, Walsh asistió a una reunión que había organizado con la familia de un colega desaparecido. Era una trampa. “Tráiganme a ese bastardo vivo”, se dice que ordenó Massera. Walsh, cuyo lema era “no es crimen hablar, el crimen es ser arrestado”, desenfundó su arma y comenzó a disparar, hiriendo a uno de los soldados. Estos contestaron el fuego, hiriéndolo gravemente. Para cuando llegó a la Escuela Mecánica estaba muerto.

Quemaron su cadáver y lo arrojaron a un río.

Tortura patrocinada

En los años previos al golpe, el ascenso de la militancia de izquierdas había afectado a las empresas extranjeras, cuya suerte cambió con el golpe. Gracias a los Chicago Boys, ahora podían inundar el mercado local de importaciones, pagar salarios más bajos, despedir a trabajadores alegremente y enviar beneficios a casa sin ninguna traba legal.

Anuncio del tristemente célebre Ford Falcon, 1978

Varias multinacionales expresaron efusivamente su agradecimiento. En el primer Año Nuevo del gobierno militar, Ford publicó en los diarios un anuncio en el que se alineaba con el régimen. Pero no sólo felicitaba. Suministraba, por ejemplo, vehículos a los militares: el Ford Falcon fue símbolo de secuestros y desapariciones. El psicólogo y dramaturgo Eduardo Pavlovsky lo describió como “el coche de la muerte”.

Madres y Abuelas de Plaza de Mayo

Las activistas más famosas que emergieron en estas circunstancias fueron las Madres de Plaza de Mayo. En sus manifestaciones semanales frente a la sede del gobierno de Bs. As., las Madres no se atrevían a llevar pancartas, sino que mostraban las fotografías de sus hijos desaparecidos sobre una leyenda que rezaba "Dónde están?". En lugar de cantar consignas, desfilaban en silencio, con la cabeza cubierta por pañuelos blancos con el nombre de sus hijos bordados. Muchas de las Madres tenían firmes convicciones políticas, pero se cuidaban mucho de presentarse como nada que no fuera madres angustiadas, desesperadas por conocer el paradero de sus inocentes hijos.

Los emblemáticos pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, pintados alrededor de la Pirámide de Mayo

Al terminar la dictadura, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo se convirtieron en uno de los grupos más críticos con el nuevo orden económico en Argentina, y hoy en día lo siguen siendo.

El 24 de marzo de 2010, a 34 años del comienzo del Golpe, Estela de Carlotto -la titular de Abuelas- destacó: “La dictadura se hizo entre muchos. Militares y civiles. Son los mismos que hoy pretenden volver a las recetas neoliberales que tanto daño nos han hecho. Son los Macri, los Herrera de Noble, los Bunge y Born, los Pérez Compaq, la Sociedad Rural Argentina, Mercedez Benz, Ford, Techint. Son los mismos que defienden el pasado y quieren construir un futuro para pocos”.

La Guerra de Malvinas, 1982

Mientras tanto, en la Inglaterra desarrollista de aquellos años, Margareth Thatcher hablaba del “extraordinario éxito de la economía chilena”, y describía al país de Pinochet como “un impactante ejemplo de reforma económica del que podemos extraer numerosas lecciones”.

Augusto Pinochet junto a Margaret Thatcher

Pero a pesar de la admiración que sentía por quien acabaría siendo su amigo (y a quien terminaría visitando cuando éste se hallase bajo arresto domiciliario en Inglaterra, acusado de genocidio, tortura y terrorismo), Thatcher -al igual que Eisenhower y Nixon en su momento-, no se animaba a tomar medidas que generarían un poderoso rechazo en una población que más bien simpatizaba por las ideas keynesianistas.

En 1982, tras 3 años como 1º ministra, el desempleo y la inflación se habían duplicado. Los índices de aprobación de su labor habían caído al 25% (por debajo del más bajo alcanzado por Bush). En aquellos años, los friedmanitas se enfrentaban a la posibilidad de que su revolución, que apenas cumplía una década, no sobreviviera otra oleada populista.

Portada del diario Clarín, 3 de abril de 1982

Sin embargo, el 2 de abril de aquel año sucedió algo que cambiaría el destino de la cruzada corporativista: Argentina invadía las islas Malvinas (el último recurso de una Junta cada vez más aislada). Este hecho, menor en términos bélicos y territoriales (“es una pelea entre 2 calvos por un peine”, diría Borges), le proporcionó a Thatcher la cortina de humo perfecta para instaurar, por 1º vez en la historia, las políticas de la Escuela de Chicago en una democracia.

Thatcher hizo caso omiso de la ONU (como lo harían Bush y Blair en los momentos previos a la guerra de Irak), y realizó una contrainvasión denominada, proféticamente, Operación Empresario. Su sobrenombre, “Dama de hierro”, se transformó de insulto en alabanza, y su aprobación subió del 25% al 59%.

Y así como el atentado a las Torres Gemelas brindó a un presidente impopular la oportunidad de emprender una oleada privatizadora (en el caso de Bush: de los sectores bélicos, seguridad y reconstrucción), las Malvinas le permitieron a Thatcher privatizar, entre 1984 y 1988: los teléfonos, el gas, los aviones y aeropuertos, el acero, y su participación en el petróleo.

La catastrófica derrota argentina en Malvinas, con un saldo de 910 soldados muertos (655 argentinos y 255 ingleses) desembocó en el final de la dictadura más sangrienta sufrida por Argentina. Por otro lado, a Thatcher le permitió demostrar que, mediante una fuerte crisis, y gracias a un enemigo en común (ya sea Argentina en 1982 o Irak en el 2003), es posible aplicar el modelo de la Escuela de Chicago en una democracia.

Informes sobre las dictaduras, 1985

El informe de Amnistía Internacional de 1976 sobre Argentina es un relato de las atrocidades de la Junta que supuso un enorme paso adelante e hizo a la organización merecedora del Premio Nobel de la Paz (paradójicamente, el mismo año que Friedman ganó el de Economía). A pesar de su meticulosidad, el informe no aporta ninguna idea sobre por qué se cometieron esos abusos.

Nunca Más

Lo mismo sucede con Nunca Más (1984), el informe emitido por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), presidida por el escritor Ernesto Sábato. La Comisión había sido creada por Raúl Alfonsín tras asumir la presidencia, el 10 de diciembre de 1983, y el mismo día que sancionó el decreto que ordenaba procesar a las 3 Juntas Militares. Así y todo, es absolutamente necesario conocer que dicho juicio, realizado durante 1985, fue el único realizado por un gobierno democrático contra sus militares en el mundo, hecho que contrastó fuertemente con las transiciones negociadas por aquellos años en Chile, Brasil, Uruguay o España.

Brasil: Nunca Mais

La idea de que la represión y la economía formaban parte de un único proyecto se refleja sólo en uno de los principales informes sobre derechos humanos de este período: Brasil, Nunca Mais (la única Comisión que publicó un informe independiente del Estado y de fundaciones extranjeras). “Puesto que la política económica era extremadamente impopular entre la mayoría de los sectores de la población, tuvo que recurrirse a la fuerza para implementarla”.

Galerías Pacífico, 1987

Uno de los vínculos más gráficos entre los asesinatos políticos y la revolución de libre mercado no se descubrió hasta 4 años después de finalizar la dictadura. En 1987 un equipo de rodaje estaba filmando en el sótano de Galerías Pacífico, uno de los centros comerciales más lujosos de Buenos Aires, cuando descubrieron horrorizados un centro de tortura abandonado.

Resultó ser que durante la dictadura, el 1º Cuerpo del Ejército escondió a algunos de sus desaparecidos en las tripas del centro comercial. En las paredes de las mazmorras todavía se podían ver las marcas desesperadas que habían hecho los prisioneros muertos hacía tiempo: nombres, fechas, súplicas de ayuda.

Fachada de las Galerías Pacífico

Hoy, Galerías Pacífico es la joya de la corona de la zona comercial de Buenos Aires, la prueba de su consolidación como una capital consumista globalizada. Techos abovedados y suntuosos frescos sirven de marco a una larga serie de tiendas de marca, desde Christian Dior a Ralph Lauren pasando por Nike, con precios inalcanzables para la gran mayoría de los habitantes del país pero que parecen una ganga a los extranjeros que acuden a la ciudad atraídos por las ventajas de su devaluada divisa.

Para los argentinos que conocen su historia, el centro comercial constituye un escalofriante recordatorio de que al igual que una forma más antigua de conquista capitalista se edificó sobre las tumbas de los pueblos indígenas, el proyecto de la Escuela de Chicago en América Latina se construyó literalmente sobre los centros de tortura secretos en los que desaparecieron miles de personas que creían en un país diferente.

Un simple campesino, 1990

En 1990 se produjo uno de los testimonios más conmovedores en contra de la dictadura: Sergio Tomasella, un cultivador de tabaco de Corrientes que fue torturado y encarcelado durante 5 años (al igual que su mujer y muchos de sus amigos y familiares) se presentó ante el Tribunal contra la Impunidad en Buenos Aires. Su testimonio fue distinto: se presentó ante el público urbano con sus ropas de granjero y sus botas de trabajo.

Explicó que él era una víctima de una larga guerra, una guerra entre los campesinos pobres que querían trozos de tierra para formar cooperativas y los todopoderosos rancheros que poseían todas las tierras de su provincia. “Es una línea continua: aquellos que arrebataron la tierra a los indios siguen oprimiéndonos con sus estructuras feudales”.

Así que en lugar de dar los nombres de los soldados que le torturaron, prefirió dar los de las empresas nacionales y extranjeras que se habían beneficiado de la prolongada dependencia económica de Argentina. “Los monopolios extranjeros nos imponen cosechas, nos imponen su tecnología y su ideología. Todo eso a través de la oligarquía que es dueña de la tierra y controla a los políticos. Pero debemos recordar que esa oligarquía está también controlada por esos mismos monopolios, esos mismos Ford Motor, Monsanto o Philip Morris. Es la estructura que debemos cambiar. Eso es lo que he venido a denunciar. Eso es todo”.

El público rompió a aplaudir. Tomasella concluyó: “Creo que la verdad y la justicia triunfarán al final. Llevará generaciones. Si debo morir en esta lucha, que así sea. Mientras tanto, sé quién es el enemigo, y el enemigo sabe quién soy yo”.

Sobre el Genocidio y J. J. López, 2006

En septiembre del 2006, pasados 23 años del final de la dictadura, Miguel Etchecolatz, comisario de la provincia de Bs. As. y uno de los principales responsables del terror, fue sentenciado a cadena perpetua.

Durante el histórico juicio, Jorge Julio López, un testigo clave que había sido torturado y desaparecido en los 70, volvió a desaparecer. La policía está prácticamente segura de que fue un aviso a los otros posibles testigos.

Miguel Etchecolatz y Jorge Julio

El juez del caso, Carlos Rozanski, encontró a Etchecolatz culpable de 6 homicidios, entre otros cargos. Pero aclaró, en interés de la “construcción de la memoria colectiva”, que los homicidios fueron contra la humanidad, en el contexto del genocidio que tuvo lugar en la Argentina entre 1976 y 1983.

Así, el juez interpretó que los asesinatos de gente de izquierda en ese período no formaron parte de una guerra, como repitió la historia oficial durante décadas. No fueron los desaparecidos meras víctimas de dictadores ebrios de poder: lo que sucedió fue algo más científico, más aterradoramente racional.

Churchill, Roosevelt y Stalin, en la Conferencia de Yalta (1945)

La Convención de las Naciones Unidas define genocidio como “un intento de destruir, en todo o en parte, un grupo nacional, étnico, religioso o racial”. No incluyó a un grupo unido por sus ideas políticas. Pero Rozanski señaló que en respuesta al Holocausto nazi, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución de forma unánime prohibiendo los actos de genocidio “en los que grupos raciales, religiosos, políticos o de otro tipo han sido destruidos en su totalidad o en parte”. La palabra políticos fue eliminada 2 años después porque Stalin así lo exigió. Sabía que de otra manera, sus sangrientas purgas y encarcelamientos masivos de opositores políticos entrarían dentro de la definición. Stalin contó con el apoyo de otros líderes que también querían reservarse el derecho de exterminar a sus oponentes políticos, así que la palabra se eliminó.

Pero Rozanski escribió que consideraba la definición original de la ONU como la más legítima, pues no había sido producto de ese compromiso interesado: el genocidio es un intento de asesinar a un grupo, no a una serie de personas individuales; así pues, argumentó el juez, fue genocidio.

El 81% de los 30 mil desaparecidos tenían entre 16 y 32 años. "Estamos trabajando ahora para los siguientes 20 años", le dijo un conocido torturador argentino a una de sus víctimas.

En resumen: Esta aventura de los Chicago Boys en el Cono Sur en la década del 70 (la segunda de las oleadas capitalistas desde el final de la Segunda Guerra Mundial) debió haber servido de aviso a la humanidad. Pero al no hacer responsable a la ideología de los crímenes cometidos en su primer laboratorio, se les dio inmunidad y se les liberó para que recorrieran el mundo en busca de una tercer oleada.

Capítulo 3: Neoliberalismo sin Militares

1990/2000 — 3º Oleada

“Ahora las torturas se llaman «apremios ilegales». El imperialismo se llama «globalización». Y a las víctimas del imperialismo se las llama «países en vía de desarrollo»”.
Eduardo Galeano

Sobre el Banco Mundial y el FMI

El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional habían sido creados, al igual que la ONU, como respuesta directa al horror de la Segunda Guerra Mundial.

El rol utópico del Banco Mundial sería el de realizar inversiones a largo plazo para desarrollar a los países del Tercer Mundo y así sacarlos de la pobreza. El del FMI, entrar en acción -mediante entrega de préstamos- cuando un país diera síntomas de estar cayendo en una crisis.

Tal utopía ilusionó al mismísimo Keynes: “Si ambas instituciones se mantienen fieles a sus principios fundacionales, la hermandad del hombre se habrá convertido en algo más que meras palabras”.

Pero ni el Banco Mundial ni el FMI estuvieron a la altura de semejante proyecto universal. Desde el primer momento, el poder no se distribuyó sobre la base de “un país, un voto” (como en la Asamblea General de las Naciones Unidas), sino en función del tamaño de la economía de cada país. El resultado: un sistema que le otorga a EEUU un poder de veto efectivo sobre todas las decisiones importantes, y permite que Europa y Japón controlen el resto.

Eduardo Galeano ironiza sobre el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y las Naciones Unidas

Consenso de Washington, 1989

En 1989 se “oficializó” el verdadero papel pro-corporativista de ambas instituciones (Banco Mundial y FMI), al revelarse el “Consenso de Washington”: un listado de políticas económicas que se consideraban el “mínimo exigible” a cumplir para un país que solicitase ayuda. Aquellas políticas, camufladas bajo el manto de lo técnico e irrefutable, incluían exigencias tan descarnadamente ideológicas como la “privatización de empresas estatales” y la “abolición de las barreras que impiden la entrada de empresas extranjeras”.
El listado equivalía al triunvirato neoliberal preconizado por Friedman:

> Privatización
> Libre Comercio
> Recorte drástico del Gasto Público

Joseph Stiglitz ha escrito que “Keynes se revolcaría en su tumba si viera lo que ha sido de su criatura”.

Muro de Berlín, 9 de noviembre de 1989

Simbólicamente, el mismo año caía el Muro de Berlín. Hoy, pasados 20 años de este histórico hecho, muchos se atreven a recordarlo descorchando botellas. Pero José Pablo Feinmann les advierte: “Un triunfo lo es cuando puede superar el problema que había dado origen a su enemigo. Si el comunismo surge en el curso de la historia para expresar el descontento de los expoliados, de las clases obreras con salarios magros, la injuria de la extrema desigualdad social, las ganancias excesivas de los poderosos, la formación de los monopolios, la rapiña del capital financiero, sólo la solución de estas cuestiones habrá de sellar su aniquilación (...). Uno sospecha que si el socialismo es la dictadura del proletariado, la democracia es la dictadura de la burguesía”.

Así, cada país que en medio de una crisis recurrió al FMI en busca de ayuda, lo único que recibió fueron exigencias equivalentes a las que la Escuela de Chicago había elaborado para Pinochet. Un claro ejemplo de esto fue Bolivia.

Bolivia, 1985

Comenzó aquí la 3º contraofensiva capitalista, en la que predominarán los golpes financieros, sucedidos por gobernantes tan democráticos como corruptos, elegidos cual superhéroes para combatir principalmente los procesos inflacionarios.

Víctor Paz Estenssoro

Víctor Paz Estenssoro, el rostro de la transformación desarrollista de Bolivia (ya que había nacionalizado las grandes minas de estaño del país), había sido una figura compleja pero omnipresente, algo así como Perón en Argentina. Durante la campaña de 1985, ya envejecido, juró lealtad a su pasado: los bolivianos le creyeron y el 6 de agosto lo eligieron presidente para que solucionase el terrible problema de hiperinflación que azotaba al país. Sin embargo al asumir, al igual que Menem en 1989, Paz haría todo lo contrario a lo prometido durante su campaña.

Su plan, acordado a puertas cerradas, proponía:

> Eliminar los subsidios a los alimentos
> Anular los controles de precios
> Subir en un 300% el petróleo
> Recortar drásticamente el gasto público
> Abrir por completo las fronteras a las importaciones sin límites
> Reducir las plantillas de las empresas estatales como paso previo a su privatización

Bedregal, el Ministro de Planificación de Paz, arengó a los demás ante el miedo a la reacción de la gente: “Tenemos que ser como el piloto de Hiroshima. Cuando lanzó la bomba atómica, no sabía lo que estaba haciendo, pero cuando vio la nube de humo que dejó atrás dijo: ‘Huy, cuánto lo siento!’. Y eso es lo que tenemos que hacer nosotros: lanzar las medidas y luego pedir perdón.

Como resultado, una reducida elite se hizo mucho más rica, mientras que la desocupación subió en 2 años del 20% al 30%, y el ingreso medio de los campesinos se ubicó en tan sólo 140 dólares, menos de la 5º parte del ingreso promedio.

Era más que evidente que la hiperinflación había desempeñado en Bolivia el mismo papel que la guerra de las Malvinas para Margaret Thatcher. Es decir, había creado el contexto preciso para la aprobación de medidas de emergencia. O, en los términos de Friedman, había creado “una oportunidad de oro”, que sin duda debían intentar reproducir en otros países. Por ejemplo, en Brasil.

Brasil, 1990

En los comicios de 1990 fue electo presidente del país Fernando Collor de Mello por el pequeño y derechista PRN (Partido de Reconstrucción Nacional), en segunda vuelta contra el candidato Luiz Inácio Lula da Silva. Su campaña presidencial básicamente se basó en promesas de combatir la inflación e impedir el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos.

Fernando Collor de Mello

Su gobierno se caracterizó por el uso de políticas neoliberales, dando inicio a una serie de privatizaciones que continuaría con sus sucesores. Desde su 1º día como Presidente propuso medidas radicales para controlar la inflación, y aunque al comienzo esas medidas parecieron efectivas, a largo plazo se mostraron ineficaces.

En 1991, su hermano, Pedro Collor, dio una entrevista donde confesó que Fernando Collor tenía un gran esquema de corrupción en la Presidencia, lo que llevó a que el Congreso iniciara unas investigaciones. El mismo pueblo que había escogido a Collor unos años antes volvió a las calles para pedir su renuncia, destacándose la actividad del sector estudiantil denominado “Caras pintadas”. También se vivía un bloqueo en los bancos de los “activos financieros”, principal medida adoptada para refrenar el desastre inflacionario.

En septiembre de 1992 se alejó de la Presidencia debido a la profundización de las investigaciones, y pocos meses después presentó su renuncia.

Fernando Henrique Cardoso

En 1995 asumió Fernando Henrique Cardoso. Su gobierno continuó la política neoliberal y tuvo respaldo suficiente para cambiar la Constitución; se habilitó la reelección presidencial inmediata, para que así pudiera lanzarse a la Presidencia nuevamente. En 1998, Cardoso volvió a enfrentar Luiz Inácio Lula da Silva, como había pasado en el 1994, y ganó una vez más.

En 2003 fue sucedido finalmente por Luiz Inácio Lula da Silva, máximo representante de la izquierda brasileña. Desde entonces, Cardoso se ha dedicado a seminarios y a un Instituto que lleva su nombre. Sin embargo, sigue actuando en los bastidores de la política, criticando el gobierno Lula y promoviendo los candidatos de su partido.

Lula da Silva

Recuerda el actual presidente de Brasil, Lula da Silva: “Viví los años 80 y 90 en que el Dios Mercado podía todo. El Dios Mercado iba a resolver el problema de la educación, del desempleo, del desarrollo del país. ¡Pero el Dios Mercado falló! Porque cuando se lo necesitó no supo qué hacer. Ahí fue cuando el Estado fracasado tuvo que entrar para salvar la economia.

Argentina, 1983

Lo cierto es que gran parte de América Latina había entrado en esa espiral hiperinflacionaria, consecuencia principalmente de 2 factores: la insistencia de Washington para que las deudas acumuladas por las dictaduras fueran trasladadas a los nuevos regímenes democráticos, y la decisión (de pura inspiración friedmanita) de que la Reserva Federal estadounidense suba los tipos de interés, lo que incrementó, de la noche a la mañana, la magnitud de esas deudas.

Ricardo Alfonsín

En Argentina, la deuda había pasado, gracias a la Junta, de 7900 millones de dólares a 45000 millones. A esto hay que sumar que en 1982, 1 año antes de la caída, la Junta le hizo un último favor al sector empresarial: Domingo Cavallo, entonces presidente del Banco Central, anunció que el Estado asumiría las deudas de grandes empresas multinacionales y nacionales que se hallaban al borde de la quiebra. Para las compañías (entre ellas Ford, Citibank, IBM y Mercedez-Benz) significó seguir siendo dueñas de sus activos, mientras que para la población significó hacerse cargo de entre 15000 y 20000 millones de dólares ajenos.

La única forma de afrontar semejante deuda era contratando nuevos préstamos. Así fue como nació, en Argentina, la espiral de la deuda de la que habla John Perkins.

En 1985 la inflación era tan grave, que Alfonsín se vio obligado a instaurar una nueva moneda, el Austral, jugándoselo todo a que ese nuevo comienzo desde cero le permitiría recobrar el control. Pero en los siguientes años los precios se dispararon tanto que comenzaron los saqueos generalizados.
Alfonsín tenía en contra, para variar, a la misma Sociedad Rural que venía de apoyar el golpe de Estado más sangriento en la historia del país.

Ricardo Alfonsín siendo silbado en La Rural (1988)

En junio de 1989, con una inflación del 203% (sólo en ese mes), y 5 meses antes de la fecha prevista, Alfonsín se rindió y convocó a elecciones anticipadas.

Carlos Menem junto a Ricardo Alfonsín (1989)

Este auténtico golpe económico, el primero un tumbar a un jefe de Estado argentino sin necesidad de usar balas, es algo poco recordado actualmente por la población del país, que suele atribuir esta caída a un presidente débil al que la cosas se les fueron de las manos. Pero ciertamente es imposible combatir a los sectores de poder cuando se pierde el apoyo popular, y esto fue lo que le sucedió a Alfonsín.

Argentina, 1989

George Bush (padre) jugando al golf con Carlos Menem

Las corporaciones se habían salido una vez más con la suya: al llegar Menem al poder, lo primero que hizo fue plegarse a los flamantes principios del “Consenso de Washington”. Así, entre otras medidas neoliberales, comenzó a privatizar varias empresas estatales, entre ellas Entel y Aerolíneas Argentinas. Continuó luego con la red vial, gran parte de las redes ferroviarias, los canales televisivos (la única excepción fue ATC, hoy canal 7), Gas del Estado e YPF.

Portada de Clarín tras la venta de la petrolera YPF a la española Repsol (1992)

Dichas medidas, sin embargo, no lograrían frenar la hiperinflación, por lo que en 1991 Menem nombra como ministro de Economía a Domingo Cavallo (medida que hace subir la Bolsa de Bs. As. un 30%). Al asumir, Cavallo llena la administración pública de antiguos alumnos de Milton Friedman. El presidente del Banco Central, por ejemplo, sería Roque Fernández, quien había trabajado tanto en el FMI como en el Banco Mundial.

Así, durante la década del 90 el Estado argentino vendió la riqueza del país tan rápida y totalmente que la obra sobrepasó con mucho la realizada en Chile por Pinochet una década antes. En 1994, ya se habían vendido el 90% de las empresas estatales a compañías privadas como Citibank, Bank Boston, las francesas Suez y Vivendi, o las españolas Repsol y Telefónica.

Por supuesto, antes de realizar aquellas ventas, la dupla Menem-Cavallo se había encargado de despedir cerca de 1 millón de trabajadores de dichas empresas (27 mil empleados sólo en YPF).

Publicidad durante los años 90 fomentando las importaciones, en detrimento de la Industria Nacional
Domingo Cavallo, promoviendo la Convertibilidad, Ley que equiparaba el peso argentino con el dólar

Cavallo también implementó, en parelelo, la Ley de Convertibilidad, un programa que a largo plazo resultaría desastroso para Argentina. Su método de estabilización de la moneda -vinculando el peso al dólar- la encareció tanto para los fabricantes de bienes que no pudieron competir con las importaciones que inundaban el país. Se perdieron tantos empleos que más de la mitad de la población quedó por debajo del umbral de la pobreza.

Recién en enero del 2006, los argentinos se enteraron de una sorprendente noticia: al parecer, el "Plan Cavallo" no había sido para nada idea del propio Cavallo. Por si todavía no está claro de qué hablamos cuando hablamos de Corporatocracia: el plan fue redactado íntegramente en secreto nada menos que por los bancos J. P. Morgan y Citibank, 2 de los principales acreedores privados del país.

Con motivo de una demanda judicial contra el gobierno argentino, el renombrado historiador Alejandro Olmos Gaona descubrió un asombroso documento de 1400 páginas elaborado por los 2 bancos estadounidenses, en el que se detallan las políticas que el gobierno argentino aplicaría a partir de 1992 (como, por ejemplo, la privatización de las empresas de servicios y suministros públicos, la reforma de la ley laboral, o la privatización del sistema de pensiones). Todo aparece allí expuesto con gran minuciosidad. Solemos creer que el plan económico aplicado a partir de 1992 fue obra de Cavallo, pero no fue así. Cavallo tan sólo fue la cara que encontraron las corporaciones para implementar sus medidas, librándolas de cualquier costo social.

Argentina, 2001

El gobierno de la Alianza había asumido en 1999 en medio de una recesión, causada en gran parte por la Convertibilidad, ley que el presidente Fernando De la Rúa, con apoyo popular, decidió mantener. Esto provocó que el endeudamiento del país fuera cada vez más grande.

Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Fernando De la Rúa y Domingo Cavallo

La inestabilidad económica se percibía por los constantes cambios en el Ministerio de Economía: José Luis Machinea (1999-marzo de 2001); Ricardo López Murphy (marzo-abril de 2001, quien debió renunciar por el fuerte rechazo que generó su plan, el cual consistía, entre otras cosas, en un fuerte recorte del presupuesto educativo y el despido de más de medio millón de empleados públicos); y por último Domingo Cavallo, quien era visto como una gran alternativa, ya que había sacado a la Argentina de la hiperinflación de 1989-1991, y también porque se pensaba, insólitamente, que sólo podía sacar al país de la crisis quien lo había hundido en ella.

La situación llegó a un punto insostenible el 29 de noviembre de 2001, cuando los grandes inversionistas comenzaron a retirar sus depósitos monetarios de los bancos y, en consecuencia, el sistema bancario colapsó por la fuga de capitales.

Todo este proceso, hijo del capitalismo salvaje que reinó el país durante más de una década, culminó en la peor crisis en la historia del país.

Cacerolazo en Argentina, 20 de diciembre de 2001

Los cacerolazos del 20 y 21 de diciembre del 2001 dejaron un saldo de 39 muertos en todo el país.

Chacho Álvarez diría, tras su renuncia: “Más allá del debate económico de si estamos frente a un proceso recurrente de la expansión capitalista, pocos dudan de que la globalización financiera rompe con todo lo que conocimos, en tanto que el capitalismo victorioso a escala mundial es más duro, más móvil, más implacable y más seguro de lo que necesita para avanzar. Es lo que Edward Luttwark llama ‘turbocapitalismo’, en contraste con el capitalismo, más regulado y controlado de los años 50 y 60”.

La crisis argentina provocada por el capitalismo salvaje y sus medidas enumeradas en el “Consenso de Washington” dejó un saldo de 57,5% de pobres, en un país acostumbrado a no tener pobres. Como diría Rodolfo Walsh: “Muchas más vidas serían arrebatadas por la miseria planificada que por las balas”.

Capítulo 4: Neoliberalismo con Medios

Parte 1: Sobre la Opinión Pública

“Cualquier dictador admiraría la uniformidad y obediencia
de los Medios de Comunicación”.
Noam Chomsky

El Espejo

Mariano Moreno, en un pasaje de su “Plan de operaciones” (1810), dice: “Los pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que se les enseña y muestra, ni oyen más que lo que se les dice”.

En este sentido, el filósofo José Pablo Feinmann afirma: “Todo consiste en tener el capital suficiente para apoderarse del aparato comunicacional, el que más desarrollo ha tenido, la verdadera revolución de nuestro tiempo. Esa revolución es profundamente colonialista: se dedica a colonizar la subjetividad de los demás, a apropiársela. Una vez que la posee, ha triunfado. De aquí la férrea defensa del monopolio comunicacional. Cuantos más medios tengas, más mentes colonizarás. Cuantas más colonices más serán tuyas. Cuantas más sean tuyas, más te harán caso y votarán por quién les digas y odiarán a quien les señales”.

Alejandro Dolina explica la función de los Medios de Comunicación con una metáfora

Heidegger habla de una “existencia inauténtica”. Vivimos, decía, en “estado de interpretado”. Nos dejamos llevar por la trivialidad de los placeres inmediatos, escapando a la complejidad de lo que lleva tiempo y olvidando la profunda tragedia de la existencia. No hace falta que interpretemos, porque alguien más ya interpretó por nosotros.

Ese alguien son los Medios de Comunicación, el sostén de las Corporaciones en este siglo XXI, así como el Ejército las sustuvo durante el siglo XX.

Un Mundo Feliz

Los Medios de Comunicación son fascistas tanto en lo ideológico como en la manera de entretener de un modo distractivo; ¡te vamos a entretener hasta reventarte, hasta volverte tarado!

Un mundo feliz, por Aldous Huxley (1932)

En su novela “1984” George Orwell habla del omnipresente “Gran Hermano”, un ente que nos vigila las 24 horas del día. Muchos analistas se cansaron de recrear paralelismos entre dicho mundo y la sociedad actual.

Sin embargo 17 años antes, Aldous Huxley había descrito en “Un mundo feliz” (A brave new world) algo que se asemeja mucho más a la triste realidad de nuestros días.

Vivimos en un mundo donde todos somos ignorantemente felices. Se ha destruido la familia, la diversidad cultural, la filosofía y el arte. En su novela la población consume soma, una droga diseñada para alcanzar inexorablemente la felicidad. En el siglo XXI son los Medios de Comunicación el soma que consumimos a diario, y que nos ayuda a distraernos de nuestras tristes e intrascendentes vidas. Estamos tan estupidizados que el Poder no requiere de ningún “Gran Hermano” que nos controle. Somos inofensivos.

El comediante de stand-up y crítico social “Bill Hicks” dedicó gran parte de su obra a señalar la pasividad con que la sociedad acata la bajada de línea de los sectores dominantes.

Bill Hicks, sobre Reagan y George H. W. Bush

La “Opinión Pública”

El conflicto entre Georgia y Rusia comenzó cuando el gobierno de Georgia arrestó a 4 oficiales rusos acusándolos de espiar en su país en noviembre del 2006.

Inmediatamente, los Medios de Comunicación salieron a establecer “la verdad” incuestionable sobre los hechos:

> Georgia es un país modelo
> Rusia es el país agresor
> EEUU es el gendarme de la paz mundial

Durante el conflicto casi todos se referían a la RTS serbia como “la televisión oficial de Belgrado” (al igual que en Argentina se refieren a Canal 7 como el canal oficialista), como si BBC, CNN, CBC, ABC y otros fueran “independientes”, alejados remotamente de las oficinas de sus respectivos gobiernos y administraciones estatales. Si realmente lo son, ¿cómo es posible que tiren para el mismo lado en cada conflicto, cada guerra, cada confrontación? ¿Cómo se logra un consenso tan amplio respecto a cada problema internacional? ¿Cuándo se formó ese coro tan perfectamente unísono, incluyendo a millones de periódicos, revistas, sitios en la Red, estudios de televisión y agencias noticiosas?

Observemos por un instante las siguientes fotos de Reuters sobre el conflicto.

Fotos de Reuters sobre el conflicto entre Rusia y Georgia (2006)

> En ambas fotos el hombre de camisa a cuadros parece muerto, pero en diferentes poses y sitios
> En la foto inferior los georgianos transportan un cadáver junto a otro que resulta ser el de la 1º foto, al que dieron vuelta
> Se aprecia también que el hombre de negro en la 2º foto es el mismo que abrazaba llorando al cadáver de la 1º, lo curioso es que entre ambas fotos se haya cambiado de pantalones, unos vaqueros nuevos y limpios.

Está claro que las fotos fueron armadas con el objetivo de provocar la empatía del espectador hacia el país atacado (Georgia), así como despertar odio únicamente hacia el supuesto “país agresor” (Rusia).

Pero ¿es posible que semejante montaje haya sido publicado por algún diario serio? La respuesta en las siguientes imágenes:

Portadas de “The Washington Post” (eeuu), “El País” (españa) y “The New York Times (eeuu)

En perfecta coordinación

Si bien los Ejércitos que derrocaron a sus gobernantes de turno durante el siglo XX parecieron no estar relacionados entre un país y otro, todos actuaron bajo la estricta orden y supervisión de la CIA.
Algo similar ocurre con los Medios de Comunicación en el siglo XXI. Clarín (Argentina), Globovisión (Brasil), Univisión (Venezuela), Prisa (España) o Fox (EEUU) parecieran no tener ninguna relación entre sí. Sin embargo, todos se ayudan generosamente entre sí.

Noticia en la versión online del diario Clarín (13 de febrero de 2010)

Una estrategia muy usada es la siguiente: El País -por ejemplo-, uno de los diarios más importantes de España, publica algo en contra de un gobierno latinoamericano que no acepta aplicar medidas neoliberales. Esto no sólo desalienta inversiones españolas en nuestro país, sino que le deja en bandeja el siguiente titular a Clarín: “En España dicen que...”, como si ésta fuera la opinión de un país y no de una empresa privada, ferviente defensora de intereses corporativos.

La S.I.P.

Los empresarios de los Medios de Comunicación latinoamericanos se nuclean en la S.I.P., Sociedad Interamericana de Prensa. En cada asamblea que organizan se dedican a denunciar con palabras altisonantes cualquier límite que un Estado intente establecerles, por supuesto siempre en nombre de la libertad de prensa.

Al mismo tiempo, este organismo -que defendió todos los Golpes de Estado del Cono Sur-, suele sentar en sus reuniones a cuanto opositor al gobierno esté dispuesto a aprovechar de ese espacio, vistiendo el disfraz de demócrata.

A mí me tiene sin cuidado lo que diga la SIP”, asegura Rafael Correa, el actual presidente de Ecuador. “Yo no sé quién ha legitimado a esta organización, Sociedad Interamericana de Prensa, que es conformada por los propietarios, ni siquiera por los periodistas, por los propietarios de los medios de comunicación. Es decir, empresas privadas que se dedican a la comunicación social” (...). “Respeten la ley. ¿O ustedes por ser medios de comunicación están por encima de la ley? (...) O si no, propongan una reforma a la Constitución de que la ley se aplica a todo el territorio ecuatoriano menos a los medios de comunicación”.

El siguiente es un fragmento de la excelente película “Network, del año 1976 (el mismo año del comienzo de la dictadura argentina y del premio Nóbel a Friedman). El monólogo del protagonista tiene una vigencia notable. A pesar de todos los elogios que recibió, sugestivamente el Oscar ese año fue para “Rocky...

Fragmento de la película “Network” (1976)

Capítulo 4: Neoliberalismo con Medios

Parte 2: Sobre Latinoamérica

Venezuela, 2002

El 11 de abril de 2002, la República Bolivariana de Venezuela sufrió un intento de derrocamiento contra el presidente constitucional de Hugo Chávez.

Enmarcado en fuertes protestas y una huelga general convocada por Fedecámaras, la oposición convocó a una marcha que luego fue desviada hacia al Palacio de Gobierno ubicado en Miraflores, Caracas. Alrededor del mismo se habían congregado simpatizantes de Hugo Chávez, y cuando ambos bandos se encontraron se produjeron enfrentamientos que causaron varios muertos en ambos bandos.

Si bien todavía se discute quién inició y quién continuó el tiroteo esa tarde, en la madrugada del día siguiente el Alto Mando Militar venezolano anunció que Chávez había renunciado tras habérselo solicitado. Inmediatamente, militares adversos a Hugo Chávez ejecutaron un Golpe de Estado que colocó en la Presidencia al presidente de Fedecámaras Pedro Carmona Estanga. Luego de fuertes protestas de los simpatizantes de Chávez y algunas presiones internacionales, ya que muchos países no reconocieron a Carmona, los militares leales al Gobierno retomaron el poder y Chávez reasumió la Presidencia en la madrugada del 14 de abril de 2002.

Chávez y sus seguidores lo llamaron un “Golpe Mediático”, argumentando que los medios privados de comunicación venezolanos, tuvieron una gran cuota de responsabilidad en el Golpe de Estado, e incluso de ser ellos los principales promotores.

Los chavistas también mencionan que fue un golpe empresarial, pues el efímero presidente Carmona no sólo era empresario, sino que era el presidente de la principal organización patronal, llamada Fedecámaras.

Honduras, 2009

El 28 de junio de 2009, a primeras horas de la mañana, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, fue detenido en su domicilio por militares a las órdenes del Jefe del Estado Mayor y conducido en avión militar a la capital costarricense. Fue un golpe en las sombras, de noche, por sorpresa. Tanto que aún vestía el pijama de dormir.

Manuel Zelaya

Para la tarde del 28 de junio en el Congreso se leyó una carta de renuncia de Zelaya, que prontamente fue desmentida desde Costa Rica por el propio presidente. El Congreso aceptó la supuesta renuncia y designó como sucesor al presidente del Congreso, Roberto Micheletti, con el compromiso de que él mismo permanecería en el cargo sólo hasta la terminación del mandato de Zelaya (enero de 2010).

Desde Costa Rica, Zelaya pidió a los presidentes de América que aclaren “si Estados Unidos está atrás de este golpe”.

El golpe que tuvo lugar en Honduras debe importarnos y mucho, puesto que se trata de una nueva forma de golpe de Estado, tan atípica que los militares que secuestraron al presidente de madrugada y lo sacaron del país por la fuerza de las armas estaban obedeciendo órdenes de la Corte Suprema de Justicia. Que el Partido Liberal, al que pertenece el presidente Zelaya, avaló el golpe. Y que el Congreso en su conjunto lo validó. Toda esa torta de instituciones, nunca antes vista en una maniobra de una ilegalidad vehemente, grotesca y desfachatada, se saca de encima así a la molestia que es Zelaya, elegido constitucionalmente, pero que había virado a las políticas del Alba, en desmedro del ALCA.

Cristina Fernández, en la Cumbre del Mercosur 2009, realizada en solidaridad con Honduras, sugirió “condenar cualquier intento de lo que denomino los Golpes Benévolos, que serían: destituir, a través de una gestión cívico-militar a un gobierno constitucional, dejar pasar un tiempo y luego convocar a elecciones, que seguramente tendrán la observación y la presencia de numerosos delegados internacionales, y de esta manera legalizar el golpe. Esto constituiría, sin lugar a dudas, la defunción de la Carta Democrática de la OEA”.

Es posible que el Golpe de Estado en Honduras sea parte de la 4º oleada capitalista desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Honduras es el laboratorio, como lo fue Irán en la 1º, Chile en la 2º o Bolivia en la 3º.

Pero a esto hay que sumarle una herramienta clave con la que cuentan las Corporaciones en el siglo XXI: los Medios de Comunicación, a través de los cuales pueden avalar y legitimar cualquier ataque contra un gobierno que no baje la cabeza y aplique sin chistar las medidas impuestas desde Washington.

Ecuador, 2010

El 30 de septiembre de 2010, en Ecuador, se inició como una revuelta policial contra una ley salarial, la cual es calificada por el gobierno de Rafael Correa como un planificado intento de Golpe de Estado en su contra. Varios periodistas, analistas políticos, otros gobiernos de la región y varios organismos internacionales utilizan la misma calificación o identifican matizadamente la revuelta como un “intento de desestabilización”.

Rafael Correa, el día del intento de Golpe de Estado

La revuelta dejó un saldo de 10 muerto y 274 heridos. Dos días después, Correa dijo que “Les falló el plan porque posiblemente no se esperaban que fuera al Regimiento Quito, y al fallar el intento desestabilizador aplican el plan B para asesinar al presidente, ‘¡Llévenlo al punto Nono!’, ordenaban por radio, que equivalía a decir ¡Asesínenlo!. La maldad era tan grande”. Dijo además que “quisieron partirme la rodilla recién operada, al salir del Regimiento Quito, y uno de los escoltas se cruzó en el golpe cuando me iban a dar un toletazo y es a él a quien le parten el tobillo”.

Sobre el corredor de seguridad que la policía ofreció a Rafael Correa antes de abandonar el hospital escoltado por las fuerzas especiales dijo que era realmente “una emboscada para matarlo” porque a su salida dispararon al auto con balas de grueso calibre, las que perforaron el chaleco de quien lo protegía y lo mató, e impactaron cinco veces en el vehículo.

“Nunca esperé que ese intento viniera de la policía nacional, que este gobierno le ha incrementado el salario a todos en 81% como promedio, pero son 42 000 miembros y los insubordinados fueron un grupo proporcionalmente muy pequeño de esa fuerza”, declaró Correa.

Bolivia, 2012

El presidente Evo Morales recuerda cómo ha derrotado tres intentos de golpe de estado, a la vez que denunció que detrás de la huelga policial del 2012 habría un plan de la derecha boliviana para acabar con su gobierno.

Evo Morales

El primer intento fue en 2008, que se saldó con un referendo revocatorio, en el que fue ratificado con más del 60%.

El segundo golpe fue durante la marcha de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia, antes del 15 de agosto del 2011 cuando estaban llegando (a La Paz) los dirigentes del nivel intermedio decían, esta marcha es para tumbar al Evo”, señaló en conferencia de prensa.

El tercero ocurrió con la movilización armada de la Policía que, a su juicio, “es una sedición”, orquestada por el MSM, el ex mayor de la Policía, David Vargas, y el dirigente de la Central Obrera Regional (COR) de Oruro, Jaime Solares, entre otros.

“Ellos se reunieron planificando esta forma de usar a los movimientos sociales (…). Hace semanas dijeron que iba haber una sorpresa y la sorpresa era el amotinamiento de la Policía, haciéndolo coincidir con la llegada de la marcha indígena”, añadió Morales.

Paraguay, 2012

En agosto de 2012 se produce en Paraguay un Golpe de Estado parlamentario, el cual se desató a raíz de la moción de censura contra el entonces presidente Fernando Lugo por la Cámara de Diputados de Paraguay.

Fernando Lugo

Este órgano parlamentario acusó al gobernante electo en el 2008 por mal desempeño de funciones, acusándolo -entre otras cosas- de responsabilidad política por los enfrentamientos entre campesinos y policías ocurridos días antes en Curuguaty, departamento de Canindeyú, con un saldo de 17 muertos. Posteriormente, una mayoría de 115 parlamentarios de 5 partidos políticos diferentes sobre un total de 125 congresistas decidió destituirlo de su cargo.

Eduardo Galeano Claramente opinó al respecto que “claramente fue un golpe de Estado, que además estuvo mal maquillado. Se cayó la mascarita a los pocos minutos, y son vanas las pretensiones de disfrazar eso cuando dicen ‘bueno, se trata de un acto legal’. Hasta la propia sentencia que declara culpable a Fernando Lugo, termina aclarando que no hay pruebas, pero que no son necesarias porque se tratan de acontecimientos de público conocimiento, o sea que ellos mismos confiesan que esto es un perfecto mamarracho, y es un mamarracho al servicio de los intereses opuestos a la independencia del Paraguay”.

Capítulo 4: Neoliberalismo con Medios

Parte 3: Sobre Argentina

Ultimátum, 2003/2004

A sólo 20 días de que Néstor Kirchner asumiera la presidencia de Argentina, el subdirector del diario La Nación, Claudio Escribano, le enumeró a éste un pliego de condiciones. Los siguientes son algunos de los puntos allí expuestos:

> “La Argentina debe alinearse con los Estados Unidos. No son necesarias relaciones carnales, pero sí alineamiento incondicional. Es incomprensible que aún no haya visitado al embajador de los Estados Unidos”.

> “No queremos que haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión. Está a punto de salir un fallo de la Corte Suprema de Justicia en ese sentido. Nos parece importante que el fallo salga y que el tema no vuelva a tratarse políticamente. Creemos necesaria una reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas en el contexto histórico en el que les tocó actuar”.

> “No puede ser que no haya recibido a los empresarios. Están muy preocupados porque no han podido entrevistarse con usted”.

Poco caso hizo Kirchner al virtual ultimátum, lo que llevó a que comenzara a sentirse en el país un aire destituyente, tal como advertía en 2004 el ex-presidente Ricardo Alfonsín: “La clase media, sobretodo, tiene que tener cuidado con lo que hace. Tengo indicios suficientes para hacerme un juicio de lo que está sucediendo. Le aseguro que no tenemos la democracia agarrada de las patas. Van a venir presiones de Estados Unidos fortísimas, y van a estar acompañadas por estos grupos cipayos que todavía tenemos”.

Entrevista a Ricardo Alfonsín, 2004

Paro Agropecuario, 2008/2009

El paro agropecuario de 2008 fue un extenso conflicto en el que las cuatro organizaciones que reúnen al sector empresario de la producción agro-ganadera de la Argentina, entre ellas la Sociedad Rural, protestaron contra la decisión del gobierno de incrementar las retenciones a las exportaciones.

El paro se extendió por 129 días. Durante este tiempo las patronales declararon una serie de medidas con el fin de interrumpir algunas actividades económicas de sus asociados, así como el transporte interurbano y las exportaciones agrarias, realizando cierres patronales parciales (lock out), bloqueos de rutas y puertos y otras medidas de acción directa. Posteriormente, al conflicto se le sumó un paro de los empresarios transportistas con bloqueo de rutas, que agravó la situación y el abastecimiento de las ciudades.

El proceso se politizó rápidamente y el oficialismo y sectores cercanos a éste, como la CTA y la Asociación Madres de Plaza de Mayo, acusaron a los dirigentes ruralistas, al ex-presidente Eduardo Duhalde y al multimedio Clarín de buscar la desestabilización del gobierno con el fin de provocar la caída de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Algunos dirigentes empresariales expresaron su oposición al gobierno y el sentido de la medida de fuerza diciendo que “nos pintamos la cara para la guerra, nos hartamos de este Gobierno que nos ningunea, que nos humilla”.

Portada del diario Clarín del día 28 de mayo de 2008

La presidenta Cristina Fernández pronunció un discurso cuestionando la medida llevada a cabo por los empresarios del campo, calificándolo de piquete de la abundancia, comparándolos negativamente con los piquetes del 2001 en donde “los argentinos cortaban las calles porque les faltaba trabajo” y advirtiendo que no se sometería a “ninguna extorsión”. “Estos piquetes son casi un paso de comedia. Los lleva adelante el sector que mayor rentabilidad consiguió en los últimos cuatro o cinco años. Es una conducta rara, cuando hay pérdidas debemos socializarlas y cuando las vacas vienen gordas, las ganancias para ellos y las penitas para los demás”.

Luego del discurso de la presidenta criticando las medidas de fuerza, se produjeron manifestaciones callejeras en distintos puntos del país en apoyo de los empresarios agropecuarios, exigiendo en varios casos su renuncia.

Los manifestantes llevaban pancartas, cacerolas o simplemente realizaban acto de presencia para unirse a la protesta. En la Ciudad de Buenos Aires se concentraron en los barrios Belgrano, Recoleta y Barrio Norte. Entre los partidos políticos opositores se encontraban la Coalición Cívica liderada por Elisa Carrió, y PRO de Mauricio Macri. Esa misma noche se produjeron actos de violencia entre opositores y defensores del gobierno en la Plaza de Mayo.

Con el tiempo comenzó a hacerse notar el desabastecimiento de alimentos de los grandes centros urbanos, especialmente de leche y carne, así como un aumento de los precios (en algunos casos de hasta 100%). Desde que se inició el paro se perdieron más de 6 millones de litros de leche y 2 millones de kilos en frutas y verduras, y debieron sacrificarase 1,3 millones de pollos. “Hemos demostrado que se puede desabastecer, diría Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agragria.

Con el tiempo se difundió la existencia de una campaña difundida por internet de movilizaciones sincronizadas y la iniciativa de juntar firmas para convocar a un plebiscito para exigir nuevas elecciones.

En un acto público en la Plaza de Mayo, la presidenta Cristina Fernández hizo un comentario muy crítico sobre el desempeño de los medios de comunicación: “Esta vez no han venido acompañados de tanques, esta vez han sido acompañados por algunos “generales” multimediáticos que además de apoyar el lock out al pueblo, han hecho lock out a la información, cambiando, tergiversando, mostrando una sola cara”.

Reunión de “Carta Abierta”

El martes 13 de mayo, unas 750 personalidades se reunieron en el Café Gandhi de la ciudad de Buenos Aires para constituir un espacio desde el cual expresarse sobre el conflicto del campo por medio de cartas abiertas:

Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional. Pero no hay duda de que muchos de los argumentos que se oyeron en estas semanas tienen parecidos ostensibles con los que en el pasado justificaron ese tipo de intervenciones, y sobre todo un muy reconocible desprecio por la legitimidad gubernamental.

Mempo Giardinelli

El día 15 de junio, el escritor Mempo Giardinelli publicó en el diario Página/12 un artículo titulado “El golpe y la torpeza”, en el que sostiene que el país se encuentra ante un movimiento que busca derrocar al gobierno:

Ya no es sólo el sector rural –completamente sobrepasado por la irresponsabilidad de sus cuatro dirigencias–; éste es un golpe forzado por la ultraderecha y la ultraizquierda vernáculas, a fuerza de mentira periodística, de fogonear el miedo con mails incendiarios y de programas de telebasura que han posicionado un hartazgo que no es más que hartazgo de la mala onda mediática pero astutamente disimulado. Han enfurecido a una parte de la sociedad. Han hecho todo lo que antaño precedía a los golpes militares.

El rol de los medios hegemónicos durante este conflicto desencadenó una pelea sin retorno con el Gobierno, la cual culminó en la creación de una nueva Ley de Medios, con la idea de sustituir la promulgada en 1980, durante la última dictadura militar.

Ley de Medios, 2009/2013

La “Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”, fue aprobada por amplia mayoría en el Congreso de la Nación, tanto por el oficialismo como por distintos sectores de la oposición, y promulgada el 10 de octubre de 2009 por la Presidenta.

No obstante, el Grupo Clarín impugnó sistemáticamente la aplicación de cuatro artículos de la Ley mediante el uso de sucesivas medidas cautelares, cuestionando aquellos aspectos que limitaban la acumulación de licencias de televisión por aire y por cable y que obligaban a la desinversión, en consecuencia, de aquellos grupos económicos que se hallaran más allá de esas limitaciones (entre ellos el propio Grupo Clarín).

Finalmente, el 29 de octubre de 2013, más de 4 años después de la promulgación de la Ley, y tras haber pasado el proceso por distintas instancias judiciales, la Corte Suprema de Justicia dictó un fallo final de 392 páginas en el que determinó la validez de los cuatro artículos en cuestión y la constitucionalidad general de la ley.

La Ley incluye 21 puntos presentados en 2004 por la Coalición para una Radiodifusión Democrática, integrada por organizaciones sociales, sindicatos, universidades, radios comunitarias, pueblos originarios y organismos de derechos humanos, entre otros. El espíritu antimonopólico de la Ley espera abrir la competencia en un mercado muy concentrado:

> El Grupo Clarín tiene 4 canales de televisión, 5 radios, la editorial Tinta Fresca, parte de Papel Prensa y de la agencia de noticias DyN, los diarios Clarín, Olé, La Razón, La Voz del Interior (Córdoba) y Los Andes (Mendoza), y las revistas Pymes, Genios y Elle (por nombrar los más importantes, se calcula que en total posee más de 230 medios)
> Telefónica, 9 canales
> Prisa, Radio Continental (AM) y 18 radios FM
> El Grupo Vila-Manzano, Canal 2 de la Plata, Canal 10 de Junín y Canal 7 de Mendoza y 14 radios de AM y FM
> Cadena 3, 13 radios
Entre otros...

Frank La Rue

Dijo Frank La Rue, Relator de Libertad de Expresión de la ONU (un organismo independiente, a diferencia de la S.I.P.): “Esta propuesta de Ley es un modelo único en el mundo y un ejemplo para todos los demás países, en virtud de que garantiza el acceso de todos los sectores a las frecuencias de la radio y la televisión, manteniendo el principio de pluralismo y diversidad en el ejercicio de la libertad de expresión”.

El Círculo Rojo, 2013/2014

Mauricio Macri, junto a dirigentes del PRO

En septiembre del 2013 el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, reveló la existencia de un círculo rojo de la política. Y lo definió como grupo de personas del ámbito del “hacer y del pensar” que impulsaron una alianza para terminar con el Kirchnerismo en Argentina. Aunque evitó dar nombres sobre quienes operan en ese círculo, sus declaraciones despertaron la polémica en todo el arco político.

Tweet de Cristina Kirchner sobre el “Círculo Rojo”
Hernán Arbizu

El ex ejecutivo del JP Morgan, Hernán Arbizu, relata las operaciones que se promueven todos los días desde ciertos sectores para intentar desestabilizar al gobierno: “Siempre se basa en generar desconfianza sobre el activo del que uno está hablando, en este caso Argentina. Si yo me la paso repitiendo que todo está mal, la gente empieza a desconfiar. Le pongo un ejemplo con una empresa que es aplicable para todo. Usted recordará la quiebra del famoso banco de inversión Lehman Brothers. A quienes trabajábamos en JP Morgan nos pedían, seis meses antes -cuando el banco todavía estaba bien-, que les dijésemos a nuestros clientes que el banco tenía problemas de liquidez. Obviamente la gente lo primero que hace frente a eso es ir a sacar la plata del banco. Y si todos sacan la plata a la vez, el banco quiebra. Bueno, con los países pasa lo mismo. Por ejemplo, con la deuda. Si todo el tiempo se dice que la Argentina está mal, que hay riesgo de default, la gente empieza a vender deuda argentina. Acuérdense del 2001, un chico de segundo grado sabía lo que era el riesgo país. Ahora sabe lo que es el dólar blue”.

Mientras tanto, los Medios de Comunicación insisten en la férrea tarea de reemplazar a los Ejércitos como instrumento defensor de las Corporaciones.

Epílogo

“La tragedia final no es la opresión y la crueldad de los malos,
sino el silencio de los buenos”.
Martin Luther King, Jr.

Mi intención es que cada uno pueda sacar sus propias conclusiones. Escribí esto porque pienso que cuanto más conozcamos nuestra historia y las tácticas de los sectores hegemónicos, más difíciles seremos de explotar.

Es claro que quienes arman el juego son las grandes Corporaciones, haciendo uso del Ejército en el pasado o de los Medios de Comunicación en el presente.

Pero es igual de claro que ninguna medida neoliberal hubiese sido aplicable en democracia frente a un pueblo que conoce las reglas de juego. Las generaciones anteriores a la nuestra las conocían, y por eso debió recurrirse a la fuerza armada y las desapariciones. Esto produjo el efecto deseado, y aún hoy sufrimos sus consecuencias.

Sin embargo es muy poco probable que en la actualidad se lleve a cabo un Golpe de Estado militar. Lo que no es tan poco probable es que se fomente un Golpe Institucional. Para esto alcanza y sobra con unos pocos ingredientes:

> Medios de Comunicación que generen temor y desconfianza en la población, repitiendo las 24 hrs que vivimos en un país a punto de quebrar, aislado del mundo, y con altísimos grados de corrupción e inseguridad
> Una oposición corrupta, que juegue a favor de las corporaciones
> Una oposición con pocas luces, que compre pescado podrido y termine siendo funcional a dichos intereses
> Esta receta puede sazonarse con una clase media bien intencionada pero muchas veces manipulable, dispuesta a apoyar medidas diseñadas para beneficiar únicamente a las clases dominantes

Creo que no es posible decir “no me gusta la política, porque la política influye directamente en nuestras vidas. Y si no nos involucramos en la toma de decisiones, alguien más lo hará por nosotros.

No hablo específicamente de hacer militancia, sino de intentar observar con más detenimiento los hilos que mueven al mundo, algo que sin dudas nos hará más libres.

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