Desconectado

Lucas Oliveira
Por ahora es gratis
1 min readNov 12, 2014

En casa, cuando el pibe duerme o tiene ganas de jugar solo, aprovecho y escribo. Empecé una historia muy rara, con una imagen clarísima, prístina, de mi amigo Matías. Él trabaja para el noticiero de la tarde y en una de esas jornadas laborales lo vi envuelto en una capa de plástico y montando unas botas de goma en la inundación de Luján. Mientras le hablaba al micrófono su voz iba desapareciendo y daba lugar al ruido del sueño que empezaba a crearse en mi cabeza. Desapareció la tele, desapareció la cara, desapareció el agua, la iglesia, la señora, el niño mojado: todo desapareció, se fundió a negro y, cuando abrí los ojos, ya estaba en su auto. Volvía muy apurado. Su teléfono celular estallaba de mensajes y ruidos agudos. Sus amigos lo esperaban, su mujer le pasaba el parte de su pequeño hijo y yo lo atestiguaba todo, sin que me viera, invisible pero ahí.

Un minuto después volví a mis cabales, apareció la tele, el pibe que jugaba con un dinosaurio verde y amarillo, la piedrita de mis zapatos y mi máquina de escribir, la vieja Olivetti Lettera 32, me llamaba con sus ojos rojos.

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Lucas Oliveira
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Escribo. Actué en cortos y tres largos, jugué al fútbol, toco mal la guitarra, cocino y encuaderno.