Lisergia

Nicolás J. Engler
Postales de la tormenta
2 min readJun 19, 2019

Me despierta el tacto, el toque de una mano sobre la mejilla. Cuando abro los ojos, un poco alarmado y otro tanto aliviado, no puedo ver a nadie que haya disparado esa experiencia sensorial. Entre la niebla encuentro una especie de figmento dorado, un remanente de no sé qué. Se mueve de forma ondulatoria, sale de la lámpara rota que se encuentra en la mesita de luz y se dirige a la apertura milimétrica de la puerta de roble blanco, donde finalmente escapa. Las piernas me pesan como si de repente en mis muslos habitasen lingotes de oro en lugar de carne, músculos o hueso; pero aún así de alguna manera logro que respondan a mis comandos porque no puedo dejar que esa serpiente se escape sin comprender a qué lugar va. Luego computaré su mensaje en una seguidilla de unos y ceros.

La puerta se abre sin que nadie presione sobre ella, nadie empuja de adentro a afuera, de arriba a abajo, o de izquierda a derecha. La sorpresa reside en la puesta en escena que me recibe: un túnel de arco en punta, con sus laterales repletos de flores pintadas en colores fluorescentes que parecen aumentar su intensidad a medida que avanzo. Es claro que avancé un tramo considerable, pero hasta cierto punto siento que no lo hice de forma consciente. En un instante, en este etéreo somnoliento, existe otro plano de inconsciencia que se solapa con el del mundo real. No sé como ponerlo, sólamente siento estar en un segundo nivel del sueño, como una especie de recursión subconsciente.

Cuando ya decidí que caminé lo suficiente como para no replantearme mi dirección y destino, intento detener la fuerza motora de esos lingotes de oro que llevo dentro, sólo que ahora siento se han movido a mi pecho, un capricho permite a la pesadez dormir ahí. Sorprendentemente logro detener mi marcha, pero es aquí cuando las flores, esas que momentos atrás me acompañaban de manera gentil, comienzan a envolverme con cierta voracidad. Empiezo a experimentar la carencia de aire, y sólo puedo ver destellos y jirones de tallos verdes que brillan con una intensidad inconmensurable. Todo indica que Morfeo o Tánatos me recibirán.

Hago las paces, dejo de resistirme. Lo último que recuerdo es el fundido a negro.

--

--

Nicolás J. Engler
Postales de la tormenta

Digital product manager that also happens to do a bunch of other stuff on the side. Jack of all trades.