Era digital (y es digital)

José Martín
Posts traumáticos
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2 min readMar 31, 2016
Designio digital

Que levante la mano quien no hace lo que puede para seguir tirando. La mayoría somos unos curritos, pero por lo que sea la mayoría parlamentaria no acaba de representarnos. Ahora bien, si en ese “por lo que sea” incluimos control de los medios de comunicación y nuestra beata costumbre de mirar para otro lado mientras nos dejamos distraer por gilipolleces, los cuatro rufianes con pasta lo tienen mascado. Cohortes de leguleyos sepultan cohechos, apropiaciones indebidas y un sinfín de palabros que estamos aprendiendo por la prensa. Mientras, cientos de nuestros representantes políticos evaden la cárcel después de haber evadido dinero de todos evadiendo dar explicaciones, pues les basta con comparecer ante la prensa y retarnos a que demostremos sus crímenes. Ejércitos de abogados y políticos al servicio de cuatro fortunas. Más de lo mismo desde que el mundo es mundo, a pesar de que de vez en cuando nos echen carnaza. No importa; cuanta más basura aparezca, más nos habrán sepultado y, para mantenernos narcotizados, siempre podrán tirar de cualquier maldad… de otros. Es decir, de las singularidades que hacen que nos llevemos las manos a la cabeza: “Pues fíjate, que este de las gafitas de Podemos, que propone que los funcionarios cedan su paga extra a los refugiados” o “que este sindicato aplica un ERE aprovechando la Reforma Laboral que tanto criticaba” o “que estos de la izquierda dan cancha a terapias pseudocientíficas”… Como si fuera moco de pavo la pensión que se embolsa el último presidente de Telefónica o el poder que sigue teniendo la Iglesia Católica para imponer la asignatura de Religión, puestos a hablar de creencias. ¿Acaso no hay una escala de valores? Digo yo que también la habrá de antivalores, ¿no?

Pero no: salta a las portadas que una trabajadora sisa algo de comida para su familia y es despedida. ¡Hala! ¡A debatir sobre la exigencia del cumplimiento de la norma! “¿Pero no me negarás que está mal lo que ha hecho? La norma es igual para todos”. Menos para los que son respaldados por un bufete que cobra cheques en blanco. Los demás, el noventa y cinco por ciento de la población, seguiremos bajando la cabeza para cumplir la norma. Y seguirán mandando, dictando órdenes a quienes creemos que nos gobiernan.

En fin, sigamos debatiendo sobre la verdadera izquierda, sobre el verdadero feminismo, sobre la respetabilidad de las creencias y sobre lo que aparezca en la portada de cualquier medio. ¿Digital? Sí, todo sigue siendo digital. Como siempre. Circulen.

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