Desbloqueando el potencial de las familias

Tania Beatriz Martínez
Poverty Stoplight
Published in
3 min readOct 9, 2019

En el corazón del Chaco paraguayo se encuentra Loma Plata, una ciudad conocida por su extraordinario desarrollo en la industria ganadera y láctea. Aquí el Semáforo se está implementando en cuatro comunidades a través de nuestra alianza con la Asociación Civil Chortitzer. Nuestro equipo viajó allí durante una semana para desarrollar un plan de acción que aborde las privaciones de pobreza a través de un modelo de mentoría. Junto con el coordinador del Semáforo en Chortitzer y el mentor asignado para el proyecto, visitamos a las familias dos meses luego de terminar la encuesta y priorizar los indicadores. Era hora de trabajar en las intervenciones.

El equipo del Semáforo visitando familias en Loma Plata. De izquierda a derecha: Lelia (Mentora del Semáforo para Chortitzer), Melissa (Técnica de Sociedad Civil), Eri (Coordinador de Sociedad Civil), y Guillermo (Coordinador del Semáforo para Chortitzer).

Comenzamos nuestras visitas temprano en la mañana. Como mentores del Semáforo, fuimos bienvenidos por las familias no sólo como trabajadores sociales, sino como facilitadores que pueden ayudarles a sentirse más conectados entre ellos. Las personas hablaban de sus experiencias de vida con tanto entusiasmo que uno se preguntaba cuánto tiempo se habían estado aferrando a esa historia, guardándosela cautelosamente para una ocasión especial. Entre tereré y ráfagas de polvo caliente, la gente desentrañaba detalle por detalle sus propias vidas, desafíos y sueños. Se sintieron felices de ser escuchados, confiados en la perspectiva de trabajar con un mentor para mejorar sus condiciones, y por sobre todo motivados por la idea de disfrutar una vida donde todos sus indicadores están en verde.

Escuchamos diferentes historias en nuestra corta visita. Desde familias que trabajan temprano por la mañana hasta entrada la noche para proporcionar agua potable a su comunidad hasta un grupo de mujeres que luchan por mantener el comedor de la escuela local en funcionamiento. La gente conocía sus privaciones, y mientras la conversación iba fluyendo, nos dimos cuenta que conocían cómo mejorar su situación.

Pronto empezamos a elaborar estrategias con las familias.

El Semáforo fue el punto de partida para todos los proyectos, desde los más pequeños hasta los más ambiciosos. Tuvimos que trabajar con rapidez para captar todas sus ideas de soluciones y convertirlas en un plan de acción. Las personas intuitivamente mapeaban sus recursos disponibles, buscando aliados dentro de sus propias comunidades y estableciendo los siguientes pasos. Cuando reconocimos que todo este conocimiento ya estaba dentro de ellos, surgió una pregunta inevitable: ¿Qué les impidió abordar estas privaciones antes del Semáforo?

Al analizar la interacción entre las familias y el mentor, se hizo visible un patrón sutil. Con palabras y acciones, un mentor experimentado puede lograr que las familias se sientan acompañadas en su camino para salir de la pobreza. Entonces ya no se trata de un viaje solitario, o una tarea imposible de alcanzar, sino un esfuerzo en conjunto. Las familias saben que en momentos de duda o ante una dificultad, un mentor puede orientarles en el diseño de otra estrategia para alcanzar sus metas. Esta es la clave para desbloquear su potencial.

Nuestra experiencia en Loma Plata nos permitió comprender cómo el Semáforo facilita que las familias eliminen la pobreza, pero también destacó el papel del mentor. Ellos son el vínculo entre las familias, comunidades y organizaciones que trabajan en este proyecto. Se les capacitó para sensibilizar, motivar y guiar a las personas en el proceso de solución de sus privaciones específicas. En nuestra búsqueda de un impacto más profundo, estamos trabajando para fortalecer este modelo de intervención. De esta manera, Loma Plata no será un caso aislado, sino otra comunidad unida por el Semáforo para identificar y abordar sus necesidades, familia por familia.

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