¡Felicidades, papá!

Hace muchos años que sentía su presencia como un fantasma.

“Black and white shot of man in jumper with vintage classic car in village” by Les Anderson on Unsplash

Toda mi vida, desde tu desvanecimiento en mi infancia, fue una devastación emocional, una carencia de paternidad, que me arrastró hacia el apego irracional por cualquier figura con miramientos de rudeza innecesaria y un garbo de Sean Connery como en James Bond. Pero lejos de suspenderme en el vacío de mi personalidad incompleta, busqué llenar este vacío con aficiones inútiles hasta disimular el inhóspito sentimiento que me ahogaba.

Me convertí en un aprendiz de escritor. Incapaz de describir emociones o sentimientos, a pesar que mi hastío se volvía en un prematuro nihilismo y un rechazo constante por la vida, eso me hizo meditabundo, solitario y un poco desquiciado por mi entorno, aunque, bajo ninguna circunstancia ese entorno hubiera sido culpable de tu alejamiento. Y es que ni siquiera yo mismo, pude haber causado este desastre.

¿Qué fue lo que causó esta tragedia? Hace poco me lo preguntaba, mientras miraba una foto añeja de mi infancia afuera de mi colegio en 1989, yo vestía un sueter amarillo y un pantalón de mezclilla arriba de los tobillos, aunque tú no estabas presente en esa foto, ni en alguna otra, tenía la certeza y seguridad que estarías en cama aún dormido, porque te gustaba levantarte tarde y dormirte noche, yo trataba de seguirte el ritmo, pero a esa edad no podía mantenerme despierto más allá de las 10:00 pm. Llegaba a no hacer ruido, porque era molesto para ti. A pesar que el sol estaba en el zenit. Al día siguiente era similar. Hasta que desapareciste de repente y tu recuerdo empezó a desvanecerse. Dejaste de ser una figura, un padre, un buen recuerdo, incluso un consejero y te volviste una ficción que me seguía en cada momento.

Tú fuiste un fantasma para mí. Te comparé, años después, junto al padre de Nick Flynn a quién él recuerda, recrimina y al mismo tiempo desdeña en “Another Bullshit Night in Suck City”.

“De haberme preguntado por mi padre entonces — los años que vivió en un portal, en un asilo, en el recinto de un cajero automático — , habría respondido: murió, desapareció, o No sé donde está. Diría lo primero que se me pasara por la cabeza, y sería verdad. No lo conozco…” — Another Bullshit Night in Suck City, Nick Flynn.

En realidad no lo conocía. Lo conocí finalmente cuando yo iba a cumplir 20 años y no reconocí su rostro alegre, la última imagen que persistía de él en los recuerdos desordenados de mi infancia. A pesar que era un fantasma en mi vida. Estaba presente con su ausencia, pero era una ausencia indolora. Es curioso como Nick Flynn recuerda la ausencia temprana de su padre Jonathan Flynn por el recuerdo de sus cartas que le envíaba desde prisión hasta su vida como indigente queriendo escribir la “mejor novela” y que nunca logra concluir: una metáfora de una vida inconclusa y de aferrarse a algo vivo.

“Muchos padres desaparecen. Unos se van, a otros los dejan. Los hay que vuelven, desconocidos y hambrientos. Sólo el perro se acuerda de ellos. Y cuando no están, a muchos no se les ve el pelo en todo el día, tienen trabajos que sus hijos apenas entienden…” — Another Bullshit Night in Suck City, Nick Flynn.

Mi padre siempre estaba ahí, como ausente, al otro lado de la calle muy cerca de la avenida principal que conducía al bulevard, no se alejó físicamente de nuestras vidas, pero emocionalmente ya estaba muy distante, ¿podría recuperar ese sentimiento infantil? Se había ido el sentimiento, quizá, desde entonces yo ya no tenía ningún equilibrio emocional y simplemente, todo era para mí futilidad y banalidad. Yo no te recordaba, tu presencia me era ajena, tu ausencia me dolía menos y aunque tenga una verdad dolorosa, no te necesitaba demasiado.

“Mi padre siempre ha estado presente en mi vida como ausencia, vacío, nombre sin cuerpo. Mi madre, mi hermana y yo, sentados los tres a la mesa, llevando todos el apellido.” — Another Bullshit Night in Suck City, Nick Flynn.

Sabía que en algun momento, mientras vivía en la misma ciudad que tú, había que encontrarnos, tarde o temprano, aunque no pensaba en mi reacción, no ensayé el entusiasmo fingido, ni si habría solamente quejas por tu abandono. Quizá debía buscarte yo primero, solo para calmar este desorden mental y recuperar la imagen que tenía de ti cuando te fuiste. Mi idilio alimentado por el miedo constante a equivocarme en acercarme a ti, para volverte a ir más tarde cuando volvieras a estar insatisfecho, pero yo siempre he vivido insatisfecho y no he huido.

En tu ausencia estuviste más presente en mi vida. Porque me doy cuenta que sin buscarte y aún al rechazarte, soy idéntico a ti, yo también he sido un fantasma.

“En cierto modo yo sabía que acabaría apareciendo, que si me quedaba lo suficiente en un sitio él me encontraría, como te enseñan a hacer cuando te pierdes. Pero nunca nos enseñaron lo que hacer si los dos estan perdidos, si ambos acaban en el mismo lugar, esperando.” — Another Bullshit Night in Suck City, Nick Flynn.

Yo no quiero ser un fantasma esperando en el mismo lugar.

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