Me Atormentas, Dulcemente.

Photo by Jake Melara on Unsplash

Y te recuerdo constantemente, porque brillas en mi mente como fulgor cálido y acogedor. Y eres tú quien brilla y me atormenta, pero también me maravilla aunque estés ausente.

Eres mi tormento predilecto, porque tu imagen dulce y amorosa, constantemente se inclina hacia mi atrevimiento, atemperando toda violencia que mis ojos brutales habían ceñido.

Y tú eres un resplandor poético entre esta mirada perdida y las lunas ciegas brillando.

Solo por recordarte en todas las proporciones que mi mente puede y como mi pensamiento lo exige, voy a admitir que se trate de un sentimiento novedoso y arriesgarme a quitarle la fascinación de lo que me intriga de ti. ¿Será tu labio abierto a la espera de mis halagos? ¿Será tu mirada expresa y atenta? ¿Quizá tu andar tranquilo y seguro acompañando el mío improvisado? ¿Tal vez mi fascinación sea tu anatomía? ¿Quizá tu expresión alegre profundamente inquieta? ¿O acaso no hay detalle preciso que me apegue a ti?

Ahora sabes porque constantemente solo pienso en ti, una brevísima claridad, que me inunda, que me maravilla repetidamente, aunque recuerde las mismas cosas vividas contigo, el resto las idealizo conforme lo permite mi creatividad ensoñada.

Y aquí como otros días te escribo las cosas que nunca te he dicho, no porque me falte valor, ni porque tenga miedo de soñar lo probable, no me asusta tu rechazo, me satisface saber que después de un año no hay señales de reproche alguno, pero no lo he hecho, porque no ha sido oportuno ningún encuentro casual y fortuito.

Por eso solo pienso en ti, y en esa probabilidad de que aumente mi pensamiento acostumbrándose a ti y tu exquisita hermosura.

Quizá en otra ocasión exprese mejor lo que siento con el lenguaje de mi tacto, palpando tu mano, acercándome a tu labio abierto con el mayor halago que tengo y resguardo en espera de tu boca.

--

--