Un pacto de silencio con el internauta caradura

Sergio Maldonado
PrivacyCloudES
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2 min readMay 13, 2022
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Hay una premisa que permite justificar la broma generalizada del “consentimiento informado” en internet. Lleva con nosotros desde tiempos inmemoriales, así que no me parece descabellado que siga alojada en el inconsciente de gestores de marketing, responsables de medios y profesionales de la publicidad digital en general.

El consumidor disfruta de contenidos gratuitos allá donde va. Se le acompañan de anuncios, pero un tercio de la audiencia navega con ad blockers, y el resto hace caso omiso a la publicidad de interrupción. Así que queda poco a lo que agarrarse, salvo las métricas y los datos, aupados a entidad autosuficiente. Una campaña puede no aportar nada a la marca o los ingresos, pero lo único que no se le perdona es volver con las manos vacías de datos.

De modo que se vuelve al pacto no escrito: si estás en mi web sigues mis reglas, te comes mis cookies y mis pixels. Y si no te gustan, te vas. O pagas por mi trabajo.

Y este prisma nos mostraría un ángulo muerto en el esquema de protección de datos en internet: cualquiera puede ampararse en sus recién adquiridos derechos para recibirlo todo y no dar nada a cambio (esta misma perspectiva es compatible con el uso de los propios datos como contraprestación aceptable por un servicio).

Si el consumidor de medios digitales no paga por ellos, ni aporta valor en su consumo porque no presta atención a sus desviaciones promocionales, ni puede renunciar a sus derechos… ¿Qué nos queda? Sencillamente, la apariencia de que no existe tal renuncia, porque hay consentimiento y la ley deja abierto ese descontrolado agujero.

¿Y en qué premisa se arraiga esta perspectiva? En la presuposición de que tratamos con borregos y caraduras. En la desconfianza. Y en una renuncia a la libertad individual y la capacidad de cada cual de ponderar racionalmente sus opciones y demostrar un respeto recíproco al medio, el periodista, la marca, el fabricante.

Pero no hace falta estar de acuerdo en los principios de base para encontrar una solución práctica que a todos garantice el primum vivere. Se puede exigir el registro, pero no para reincidir en el perfilado y la singularización, sino para pujar por la atención diferida, aceptando de una vez por todas que el momento presente está monopolizado por la tarea que ha venido a hacerse: leer noticias, digerir opiniones. O podemos aceptar que la interrupción tiene únicamente cabida en otros canales, que han hecho de la distracción su propósito principal.

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Sergio Maldonado
PrivacyCloudES

Dual-admitted lawyer. LLM (IT & Internet law), Lecturer on ePrivacy and GDPR (IE Business School). Author. Founder: PrivacyCloud, Sweetspot, Divisadero/Merkle.