Alicante y la exigencia del resultado

Los clubes de fútbol más importantes de la provincia valenciana, prefieren apostar por la experiencia antes que la juventud para lograr sus objetivos

Toni Ferrera Sulbarán
11 min readJan 15, 2018

En esto del balompié existen varias claves. Trabajo, sacrificio, dedicación, talento, educación, humildad. No hay una pócima específica para llevar a los más jóvenes a convertir su sueño realidad: ser futbolistas profesionales. Pero sí que se pueden encontrar algunas pautas muy específicas para ello. Directrices marcadas por el ambiente familiar y, sobre todo, por el trato de cantera.

Partido del Benjamín B del Alcoyano C.F.

La academia de jóvenes. Aquella tan olvidada en ciertos momentos. Y no tanto en otros. Al fin y al cabo, no habrá jugador que luche tanto por su equipo, que el que sale de allí. No obstante, sin porcentajes de por medio o cálculos matemáticos (básicamente, porque es imposible), ¿cuándo es más propenso un club a tirar de sus pequeñas promesas? ¿cómo influye el cambio de categoría? ¿y los presupuestos? En Alicante están muy acostumbrados a estas fluctuaciones. Un año en Primera División, cinco en Segunda, y tres en la división de bronce. Elche, Hércules y Alcoyano como protagonistas. Así es muy difícil lograr una regularidad en el fútbol base.

Ahora, las tres escuadras con más nombre en esta provincia, se hallan en la competición más complicada del fútbol nacional: la Segunda B. Y no lo es por la calidad de sus partidos. O de sus jugadores. Lo es por la dificultad de sus estadios. Por la gran cantidad de encuentros que se disputan. Por la mínima diferencia que se puede dar entre el líder y el colista. Ya lo avisó Valdano en su momento: “Es más difícil jugar en Segunda B, que en Primera División. Cuando tus compañeros son mejores, todo es más fácil”.

Y aquí es cuando entra en contexto la conclusión de José Antonio Palomino, coordinador de fútbol once en el Hércules C.F.: “Es muy probable que, si estuviéramos en Segunda, sacaríamos más jugadores para la primera plantilla que los que estamos sacando ahora. No tendríamos la necesidad y la obligación de ascender como estamos actualmente. Y tendríamos más medios para llevar a cabo mejoras en infraestructuras e instalaciones. Es una relación de causa-efecto”.

La plantilla del Hércules cuenta con siete canteranos. Siete jugadores de la casa que se han ido incorporando al primer equipo en el transcurso de los últimos cuatro años. Justo el tiempo que lleva Palomino en su cargo. Sin embargo, a él todavía le falta algo. Un rasgo que echa en falta dentro de la institución. Y que él mismo vivió durante su etapa como futbolista en los años 90: “El club está en un proceso de búsqueda de identidad. Durante mi estancia aquí, yo llegué a jugar con un combinado cuyo porcentaje de alicantinos era del 60%. Así es cómo se consigue atraer a más aficionados. Así es cómo podemos motivar a nuestros jugadores y decirles: ‘si trabajas, jugarás con ellos’. Por eso tenemos que lograr el ascenso lo antes posible. Es la clave de todo”.

Ascensos, campeonatos, promociones. Cualquier objetivo profesional, es más importante que la ilusión que genera ver a un chaval de la base debutar con el primer equipo. Porque los medios así lo exigen (obviamente, estando en categorías superiores, es mucho más fácil producir que perder), y porque la hinchada de una marca tan grande como el Hércules, prefiere ver a su equipo triunfar: “El trabajo de fútbol base no se ve a corto sino a largo plazo. Para eso hay que implantar una política de formación. Y creer en ella. No durante tres o cuatro años, sino durante generaciones. El Barcelona es lo que es porque hace 30 años inició el proyecto de Johann Cruyff y se creó la Masía”, comenta el coordinador.

Otro tema peliagudo que envuelve las etapas de formación de los futbolistas, y que genera muchísimos dolores de cabeza a sus entrenadores, son los padres. Pero no los padres que van y simplemente observan a sus hijos disfrutar del juego. Esos no. Los otros, los que buscan desesperadamente que sus chicos se conviertan en Messi o Cristiano, y así los saquen de la quema económica y laboral: “El tema de los padres es complicado porque para mí, como tal, lo que más me interesaría es que mi hijo tuviese un buen técnico, que tuviese buenos compañeros. Yo soy profesor en el curso de entrenadores. Y del fútbol todo el mundo habla. Pero yo estoy seguro de que, si cogiésemos a un grupo de padres, y los pusiésemos a ver una sesión de un equipo de infantiles, de cadetes, o de juveniles, y les hiciésemos un examen para saber qué se está haciendo en ese entrenamiento, posiblemente, muchos no sabrían. Un monitor es un educador en potencia, y todos los jugadores que se sienten en armonía con lo que él dice, van a intentar imitarlo”, indica Palomino.

Padres observando un partido del Hércules en la Ciudad Deportiva de Alicante

Siguiendo esta línea, Julián Lerma, coordinador de la Fundación del C.D. Alcoyano, también sabe de la importancia que tienen los “mayores” del trabajo en las academias. Alcoy no es una ciudad muy grande (alrededor de 60000 habitantes), pero eso no quita que todos sus empleados, deban ser expertos en lo suyo. Como mínimo: “Aquí nosotros obligamos a que todos los entrenadores, todos los monitores, tengan su título. Ya sea nivel 1, 2 o 3. O licenciado en Educación Física. No puede haber nadie sin acreditación. Ojalá tuviésemos esa economía de los equipos grandes, pero intentamos con nuestros recursos, equiparar eso. Tenemos monitores específicos, psicólogos, nutricionistas, preparadores físicos, fisioterapeutas. Año tras año intentaremos ser un poquito mejores y más novedosos”.

Alcoy y Alicante están separadas por 40 kilómetros. Pequeña distancia. Pero más pequeña es aún, la diferencia que hay entre sus clubes de fútbol. Alcoyano y Hércules comparten categoría y grupo. Comparten historia en Primera División. Comparten jugadores. Y comparten hasta políticas de cantera. Ellos mismos se presionan para lograr sus propósitos: “Hay un poco de controversia. En el fútbol base trabajamos en base (valga la redundancia) para el primer equipo. Para que ellos puedan contar con jugadores de la casa. Pero tenemos un poco de polémica. Nuestra afición tiene el deseo y la esperanza de que el Alcoyano esté arriba y luche por la promoción. Y claro, el hecho de poder sacar un buen jugador de abajo para 2ªB, es muy difícil. Ese jugador tendría que estar unos años para aclimatarse. Al manager del primer equipo se le exigen unos objetivos, y él, cuando los analiza, suele llegar a la conclusión de que, a lo mejor con los jugadores de la cantera, no se puede hacer promoción. Por lo tanto, se prefiere firmar gente de otras divisiones o experimentada en esta”, asegura Julián.

La línea tan uniforme que están siguiendo estos clubes, es para analizar. Existe una vida deportiva en Segunda A, y otra en Segunda B. Lo condiciona todo. Las fichas, los seguidores, las instalaciones, los medios. Antes, las divergencias no eran tan notorias. Pero el fútbol ha avanzado mucho. O mejor dicho, ha cambiado mucho. Y consigo el dinero, su factor más importante actualmente: “Cuando el equipo estaba en Segunda A, había dinero para hacer más cosas. Al final las cuotas son prácticamente las mismas. Pero lógicamente cuando un equipo está en una categoría superior, tiene más privilegios. Nosotros teníamos una serie de pisos para traer a gente de fuera como Andalucía o Galicia. Ahora eso no podemos hacerlo porque no llegamos”, afirma el director.

“Tan solo 9 futbolistas nacidos en Alcoy, han llegado a jugar en Primera, Segunda División A o Segunda División B”

Esta situación seguro que no le es ajena al Elche C.F. Un combinado asentado en la máxima categoría del fútbol español en 2015. Con grandes deportistas a su espalda (Carles Gil, Jonathas, Fajr, Adrián González, Pasalic). Con un estadio espectacular (33000 espectadores). Y con una afición detrás alentándolo. Pero cuyo sueño fue cancelado cuando La Liga decidió aplicar el descenso administrativo por no pagar su deuda con Hacienda en el plazo previsto. Borrón y cuenta nueva: “El descenso en 2015 frustró todos nuestros planes. Teníamos pensado muchísimas novedades para mejorar las infraestructuras del club, pero todo eso se vino abajo. Y ahora con la llegada a Segunda B, peor todavía”, manifiesta Jesús García, director de cantera del club.

Sesión de gimnasio del Juvenil A del Elche

Y no le falta razón. Con la caída al pozo de la tercera categoría del balompié español, el Elche se ha visto obligado (como los otros dos equipos antes mencionados) a “reformar” su metodología. El semiprofesionalismo que te aporta jugar cada domingo contra equipos como el Ontiyent, el Marbella o el Sanguntino. Y no ante escuadras de la talla de Zaragoza, Valladolid o Levante, casi que te obliga a ello. Por eso se ha reducido en hasta un 50%, el dinero destinado al fútbol base (cuando antes podía rondar los 500000 euros, este año ha superado por poco los 200000). Por eso se destituyó al anterior jefe de cantera, Domingo Grau. Para reducir gastos, y que la mayor parte del presupuesto, se destine a la confección de la primera plantilla.

Presupuestos destinados al fútbol base esta campaña

Sin embargo, hay un dato curioso en todo esto. Es cierto que el Elche no se quiere complicar mucho la vida. Que quiere lograr sus objetivos lo antes posible. De hecho, sus dos únicos “canteranos” que están peleando esta temporada por un puesto, son Primi Férriz y Sory Kaba. Eso sí, para Jesús García, eso no significa que Alicante no sea una cuna de futbolistas: “En las canteras más importantes de la zona (Alcoyano, Elche, Hércules) tenemos jugadores muy buenos, muy destacados. Entonces claro, estos jugadores, cuando son pequeños, ya sean benjamines, alevines, cadetes o incluso juveniles, terminan marchándose a los grandes clubs, como son Valencia, Villarreal o Levante. O incluso otros equipos de España. Por eso es muy difícil contar con jugadores competitivos cuando hay que dar el salto. Mira el caso de Liberto (20 años). Iba a ser importante este curso, pero decidió marcharse al Betis. Se juntan la necesidad de los resultados, con la falta de aptitudes en nuestro principal filial, ya que los mejores siempre se van. Así es muy difícil”.

Después de estas palabras, lo mejor es hacer perspectiva de ello. ¿Es Alicante el “origen” de muchos futbolistas? Lo cierto es que sí. Según la página BDFUTBOL, la provincia valenciana ha aportado, entre Primera División, Segunda A y Segunda B, hasta 239 jugadores en toda su historia. Los últimos casos más destacados son Saúl Ñíguez (comenzó en el Elche, pero se marchó muy joven al Atlético de Madrid), Berenguer (Torino) y Gayá (emigró al Valencia).

Resulta llamativo que Las Palmas, una provincia que ocupa el puesto número once en cuanto a población dentro de España respecta (110000), cuente con un mayor número de pupilos que Alicante, situada en la posición número cinco (182500). La cultura que hay en el fútbol canario lo explica. En las islas existe una tradición muy arraigada del juego. Un método de entrenamiento capacitado a generar el mayor número de profesionales. Allí se trabaja. Y mucho.

Campo Mundial 82, Las Palmas

No obstante, Víctor Afonso, ex entrenador de Las Palmas y Atlético de Madrid, y que ha hecho debutar a grandes estrellas como Jonathan Viera, Vitolo, Theo Hernández o Roque Mesa, cree que hay algo que no se está haciendo bien en el club amarillo. Desde el ascenso a Primera División, muchas cosas han cambiado: “Yo he trabajado siete años en Las Palmas Atlético. Y cuando yo estaba, no había una metodología y una manera de trabajar unidireccional. Y a resultados me remito. Ahora mismo, en ese equipo hay un entrenador “amarrategui” total (Juan Manuel Rodríguez). Nada que ver con los últimos que han venido al primer equipo (Quique Setién, Paco Jémez, Ayestarán). Y, es más, en Las Palmas C, también hay un técnico muy distinto a estos (Ángel Sánchez). Entonces claro, así es imposible lograr una confección y una línea de entrenamientos semejante. No hay banquillo más inestable que el de Las Palmas. Por donde hay que empezar es por arriba, no por abajo”.

Justo lo contrario que pasa en el FC Barcelona. Allí no tienen este problema. Allí, independientemente de quién aterrice en la Ciudad Condal, siempre será el mismo perfil de entrenador. Incluso en el Atlético de Madrid han adoptado esta doctrina: “En el Atlético de Madrid se hace mejor. El primer equipo trabaja de una manera, y ellos te obligan a hacerlo igual. Pero claro, ahí se compite. En Las Palmas no. En Las Palmas da igual que juegues con un estilo o con otro, porque vas a ganar igual ya que tienes a lo mejor de toda la isla. La misma competición te condiciona. Al Barcelona le da igual la competición. En el Barcelona, que es el estilo más definido que hay en Europa, les da igual la competición, lo que ellos quieren es el estilo. Y ese estilo prevalece. Aquí no. Aquí si Las Palmas Juvenil División de Honor no queda campeón es un fracaso”.

Más o menos, la misma tesitura que están viviendo los conjuntos alicantinos. Desde que la UD llegara a Primera División, no ha salido ningún chaval capaz de asentarse con los mayores. Ninguno. La responsabilidad de lograr los objetivos (permanencia) te limita: “¿Cuántos jugadores han salido desde que yo me fui de Las Palmas Atlético? Nadie. Estábamos en Segunda. Nosotros, en el filial, hacíamos una gran labor, y después de la famosa eliminatoria contra el Córdoba, el club se ve sin dinero y está forzado a subir futbolistas. Suben a Roque Mesa, Tyronne, David Simón, Tana, y se unen a los que ya se habían subido antes como Viera, Vitolo, etc.”.

“En el fútbol profesional, es difícil valorar el trabajo de cantera de las superpotencias. Porque el Barcelona o el Real Madrid, van al mercado juvenil, y te firman a un promesa por tres millones de euros. Para mí el ejemplo claro, es el Athletic de Bilbao”.

Todos estos grandes deportistas, ya están situados en la élite futbolística y va a ser muy difícil sacarlos de allí. Porque crecieron de la mano de Víctor. Y el técnico canario, sabe qué es lo más importante que necesita un jugador para crecer: “A mí muchos entrenadores me enseñaron a pelear, a luchar el balón, a tirarme al suelo. Pero muy pocos, me enseñaron a entender el juego. Tú sabes jugar al ajedrez. Pero no lo entiendes. Tú juegas contra un profesional del ajedrez, y en un movimiento solo, te gana la partida. Tú lo que sabes es mover fichas. Una cosa es jugar al fútbol, y otra cosa muy diferente es entender el juego. A todos esos futbolistas con talento puro, tú lo que tienes que enseñarles, es entender el juego. Y eso es complicado. No todo el mundo sabe hacerlo”.

Las etapas de formación nunca terminan. Siempre se puede progresar. Siempre se puede ser mejor. Pero el trabajo desde pequeños en las categorías inferiores, es primordial. Porque todos esos niños sueñan con vivir de ello algún día. Y ya no solo se trata de crear grandes personas (esto siempre tiene ser básico), sino de mantener la ilusión. El hambre. El fútbol es más internacional que nunca. Los clubes ya no escatiman en gastar millonadas en cualquier jugador a cualquier edad. Por ello, en los equipos más humildes, una gestión más adecuada de sus jóvenes, sería lo más idóneo. Las Palmas, Hércules, Alcoyano y Elche, no lo están haciendo. Y eso se nota.

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