Dios y Alá serían amigos

A Elche llegan muchos musulmanes y es labor de la administración, de las ONGs y de asociaciones propias conseguir que se integren en la ciudad

Veronica M. Richarte
10 min readDec 12, 2017

Zouheir Boulad Itani recuerda con nostalgia cómo llegó a España desde su país natal, Líbano, huyendo de la guerra hace ya más de 30 años. En aquel tiempo no era un refugiado. Nadie hacía una campaña de “Wellcome refugees” ni se le exponía en los medios para demostrar que gran país de acogida somos.

Boulad disfruta de la vida en Elche. Foto: Verónica Maciá

Siendo un chaval de 18 años, cogía el coche con sus amigos para disfrutar de la noche en el barrio cristiano de Beirut sin saber si encontraría la muerte en uno de los innumerables controles militares que plagaban las calles. No había más diferencia entre católicos y musulmanes que las del rito religioso. Un día todo eso cambió y huyendo de las bombas aterrizó en Elche. Sin hablar español y sin conocer a nadie, su adaptación fue dura al principio, aunque es total. Nunca ha abandonado sus raíces, pero se siente un ilicitano más.

“Yo soy musulmán, nací musulmán y me siento orgulloso pero Jesucristo forma parte de esa historia, porque está en el Corán” afirma Boulad

María Eugenia es una sevillana que hace ya muchos años se enamoró de Ahmed Zarrouk, un tunecino recién llegado de Francia. Cómo tantos otros inmigrantes, en 1980 acabó en Elche buscando un futuro mejor para su familia. Aquí nacieron sus dos hijos. Comenzó a interesarse por la religión de su esposo, leyendo el Corán y buscando respuestas a muchas preguntas y así se convirtió en una musulmana devota. Ahmed se formó cómo peluquero siguiendo el estilo francés y sus cortes eran muy demandados por lo que no le faltó trabajo. Cómo pluriempleo ocupaba sus noches de portero en discotecas, bebiendo, fumando y divirtiéndose. Dejó atrás toda esa vida que “dañaba su cuerpo” al profundizar en las enseñanzas de Mahoma.

Esto son solo dos historias de las miles que se podrían contar. Cada uno de ellos siguió caminos diferentes para llegar al mismo sitio: convivir en una ciudad que les brindaba esas oportunidades que su país de origen les negaba.

Boulad trabajó duramente desde el primer día en que el coche que lo traía desde Alicante se detuvo en el semáforo del Hospital General. Era 1985 y ahí decidió que, si tenía que hacer algo en la vida, sería en Elche. Limpiar ajos o tripas de cerdo, trabajar la piedra artificial, poner verjas de hierro en chalés de extranjeros pudientes… Su dominio del inglés le permitió comenzar por su cuenta buscando en la zona de playa a extranjeros interesados en hacerse una casa o reformas y presentándoles a constructoras. Hasta que un día su mujer, ilicitana y aparadora, le presentó a su jefe e inicio su aventura con el calzado. Ha tenido éxitos y fracasos, ha ganado mucho dinero y ha perdido otro tanto, pero su visión de la vida siempre le llevó por el camino recto. Sus convicciones de musulmán le han impedido que le pasara por la imaginación hacer algo ilegal. Durante la época de bonanza invirtió en propiedades inmobiliarias que le han permitido hacer frente a los malos momento. Para él el punto de inflexión fue la entrada del euro. El calzado dejó de ser competitivo y todas las miradas se dirigieron a China donde incluso llegó a tener una empresa. Tras unos años en Emiratos, ha vuelto a lo que considera su casa, Elche, para continuar desarrollándose cómo persona junto a su esposa y sus dos hijos.

Ahmed y María Eugenia un día se dieron cuenta de que, en su barrio, Carrús, mucha gente dormía en las calles. En el piso de un familiar comenzaron alojando a seis personas sin hogar a las que daban también desayuno, comida y cena. La voz se corrió y a la hora de comer, aparecía mucha gente para ver si se podían llenar el estómago con un plato caliente. Así, a finales de 2008, surgió la idea de abrir un comedor social, sin ninguna ayuda por parte de la administración. Cada vez acudía más gente, hasta los casi ochenta que cada día, a las 12:45, esperan ansiosos a que abran las puertas. Apenas hay ningún musulmán entre ellos y lo achacan a que entre ellos tienen muy arraigado el hecho de ayudar al que lo pasa mal y por eso no acuden a la caridad externa.

María Eugenia y Ahmed se disponen a servir su comida diaria con una gran sonrisa. Foto: Verónica Maciá

La Comunidad Islámica Al-Taufik, literalmente Puertas Abiertas, ha ido creciendo en sus casi 10 años de existencia. Con ayuda de mecenas privados cómo el Club Rotary Illice, Tempe, Pikolinos, Fundación Pascual Ros, Susi Diaz de La Finca, supermercados cómo Carrefour y ya, por fin, con una subvención de 32.000 euros anuales del Ayuntamiento de Elche, todas las mañanas Ahmed y María Eugenia abren las puertas de su local y de su corazón a personas sin hogar que reciben un plato caliente y una palabra de consuelo. Ellos dos lo iniciaron todo sin ninguna ayuda, con sus ahorros y aportando lo que Ahmed gana en su peluquería. Cuando se plantearon pedir subvenciones, se les exigía un número de identificación fiscal y aprovechando que la asociación Al-Taufik ya estaba constituida, la utilizaron eliminando de sus estatutos toda referencia a fines religiosos que antes si había. Además de esta importantísima labor social, dan clases de español a los inmigrantes recién llegados y de árabe a muchos niños para intentar que no pierdan sus raíces y organizan campamentos de verano en familia para inculcar los valores de convivencia y amor a sus mayores.

La historia de un inmigrante no puede nunca tener un final feliz si no colabora la administración para guiarle en sus primeros pasos. Los extranjeros residentes en Elche a enero de 2016 ascienden a 26.405 sobre una población total de 233.262. lo que supone que un 11% de los habitantes tienen una cultura diferente a la nuestra. A pesar de que nuestra legislación impide preguntar por la religión, se asume que los originarios de países principalmente del norte de África y de Malí, nación que ha incrementado considerablemente el número de expatriados, son musulmanes. Continuando con los datos del padrón, 6.339 personas proceden de esa zona, un 3,7% del total de ilicitanos, y un 24% sobre todos los extranjeros.

Datos del padrón municipal de Elche. Gráfico elaboración propia
Datos del padrón municipal de elche. Gráfico elaboración propia

El Ayuntamiento ilicitano aprobó el Plan de Convivencia Intercultural, con vigencia para los años del 2017 al 2020. El objetivo principal es realizar todas las acciones necesarias para lograr la integración plena de los inmigrantes. Para la elaboración del Plan, se optó por un sistema participativo en el que “colaboraron entidades, colectivos y ciudadanía en general”. El resultado es un proyecto multicultural e interdepartamental que aúna esfuerzos de casi todas las áreas competenciales del consistorio y pretende implicar a la sociedad desde la premisa que para conseguir la convivencia es imprescindible la contribución de todos. Nieves Lillo, Jefa de Sección de Programas de la Concejalía de Bienestar Social, destaca que, a través del Consejo de Integración Social, las asociaciones musulmanas existentes en la ciudad tienen voz para cualquier asunto que les competa e intervienen activamente en todas las actividades que se organizan. Así mismo, desde Bienestar Social se pone un especial interés en el aprendizaje de las lenguas propias (español y valenciano) para que con unos conocimientos mínimos puedan desenvolverse en nuestro país. El problema del idioma preocupa especialmente entre el colectivo marroquí (el mayoritario que utiliza el árabe) ya que, sobre todo las mujeres, no aprenden a relacionarse lo que acentúa aún más su aislamiento y limita las posibilidades de integración. La Concejalía de Deportes también mostró su inquietud ante las reticencias de ese mismo colectivo a que sus mujeres participaran en talleres en los que los monitores son hombres.

Desde la Concejalía de Educación se advierte que ”centros educativos con un 40–50% y hasta un 90% de concentración de alumnos extranjeros repercute negativamente en su imagen”

Otra herramienta que se utilizó para la redacción del Plan fue la realización de encuestas cualitativas sobre el sentimiento que, tanto autóctonos cómo inmigrantes, tenían sobre sus conciudadanos, siendo satisfactorios los resultados, ya que apenas mostraron problemas de convivencia graves, salvo pequeñas disputas vecinales. De todas formas, dada la baja participación, 535 entrevistas personales, y 154 telefónicas, a las que solo respondieron 32 usuarios, las conclusiones no pueden ser excesivamente fiables.

La siguiente pieza fundamental a la hora de alcanzar la plena convivencia es la labor de las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs)

Trini Urban es la coordinadora de Elche Acoge, una ONG que pretende ser la puerta de entrada a los inmigrantes recién llegados a nuestra ciudad. Siempre escasos de fondos, su acción se basa principalmente en fomentar la convivencia mediante una serie de programas y actuaciones que desarrollan los 14 trabajadores y más de 30 voluntarios que integran la asociación.

Para poder acceder a fondos institucionales, se les exige mucho más que a las propias administraciones, cuando su trabajo, hoy por hoy es más eficaz que el desarrollado desde instituciones públicas, y eso se aprecia en el momento que entras a sus instalaciones.

Una parte importante de su trabajo se basa en estudios cualitativos realizados por ellos mismos y que aportan mucha más información que la de los datos fríos de un informe oficial. En 2011 realizaron un trabajo de campo (La representación social de la inmigración en el barrio de Carrús de Elche. 2011. Fundación Elche Acoge de la CV) en el barrio de Carrús de la ciudad de las palmeras, que aun hoy, a pesar de los años transcurridos está plenamente vigente y que da mucha luz sobre la situación del emigrante, su adaptación a la ciudad de acogida y la percepción que los vecinos originales tienen de ellos. Esta encuesta, realizada entre personas con gran arraigo en el barrio, lo que implica que casi todos sean nacionales, pone de manifiesto uno de los principales problemas que muchas veces no tenemos en cuenta: hay una gran diferencia entre los datos objetivos y la percepción subjetiva. La mayoría de los entrevistados respondía que en su barrio había “muchísimos inmigrantes” y cuando veían los datos reales quedaban sorprendidos ya que no son tantos.

Entre los musulmanes, aunque Trini prefiere que nos refiramos a ellos como árabes, hay casos de los que se siente especialmente orgullosa. Mohamed, un joven conflictivo e inadaptado, ha terminado siendo un participante activo de la sociedad deportiva Intango, en la que disfruta y entrena a otros chavales que, como él, pueden encontrar en el fútbol su futuro. Es un éxito más de su propuesta de convivencia entre iguales. Un proyecto que se desarrolla en los centros educativos y que ya lleva funcionando más de diez años. Su acierto radica en el hecho de mediar en los conflictos que surgen con la población inmigrante dentro de los colegios, pero sin la intervención de un adulto. Son los propios estudiantes los que dirimen sus disputas, lo que les llena de satisfacción y les motiva a seguir.

El problema de la mujer musulmana es quizá el que menos futuro a corto plazo tiene. Es la que menos aprende el idioma y la que se queda en casa cuidando a la familia. Eso crea problemas añadidos como el que tengan que depender en todo momento de un varón hasta para ir al médico a una revisión ordinaria ya que son incapaces de comunicarse. Con esto es con lo que luchan desde Elche Acoge. Sus clases de español impartidas por voluntarios son un éxito absoluto y es un primer paso a la hora de conseguir que la doble discriminación por ser mujer e inmigrante comience a diluirse.

La administración y las ONGs intentan en la medida de sus posibilidades y con resultados dispares conseguir que la convivencia entre inmigrantes y autóctonos sea lo mejor posible y se pueda ir mejorando poco a poco. La realidad es que al final cada uno encuentra su propio camino para encontrarse a gusto en la sociedad en que vive y lo principal es no tener que enfrentarse al rechazo. Boulad y Ahmed, salvo casos muy puntuales no se han sentido discriminados. Incluso Ahmed, que pasó por Francia antes de recalar en Elche habla de que “allí si había racismo. Una vez llegué a España en el año 1978, y dos personas me acogieron sin conocerme de nada me di cuenta de que aquí era diferente”. Ayuntamiento, Elche Acoge, Boulad y Ahmed coinciden en que el idioma es fundamental para poder plantearte una vida en un país diferente al tuyo. Zouheir con su primer sueldo “me compré una tele para ver series y películas en español e ir así aprendiendo”.

Está claro que los fenómenos recientes del terrorismo yihadista no ayudan a la convivencia, pero como miembros de “una de las religiones del Libro” como así considera el Corán a musulmanes, judíos y católicos estamos condenados a entendernos y si todos ponemos de nuestra parte, al final será posible vivir en paz y compartiendo un mundo mejor.

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