No es un juguete

Durante el último año se recogieron en las asociaciones protectoras 137.782 animales de compañía que habían sido abandonados.

JUAN LUIS GARCIA MERINO
7 min readDec 20, 2017
Dos perros dentro de la jaula de cuarentena de la Asociación Asoka | JL García

Un hombre agarra a su perro que no para de ladrar porque tiene hambre por el gaznate, lo sube al maletero de su coche de mala gana y se dirije hacia una carretera apartada. Cuando llega, se baja, coge al perro, le ata una cuerda recia alrededor del cuello despeluchado del pobre animal y lo arrastra por el caliente asfalto hasta que el can deja de quejarse, de ladrar, de respirar. Corta la cuerda y se marcha, sin remordimientos. Solo lo hizo para que no le molestase más con sus agónicos ladridos. Puede parecer una historia aislada o algo exagerada, pero no es así. Sin ir más lejos, el pasado mes de mayo un hombre de 47 años fue arrestado por matar a su perro de semejante manera en Valverde de la Vírgen.

En España, en el último año, 104.447 perros y 33.335 gatos fueron abandonados y, posteriormente, recogidos por distintas protectoras, asociaciones o perreras según el estudio Abandono y Adopción 2017 publicado por la Fundación Affinity. Tras siete años reduciendo esa cifra curso tras curso (desde 2009 con 156.858 hasta 2016 con 137.821), el número de abandonos vuelve a mantenerse estable. Estos datos dejan a España como el país donde más casos de maltrato animal se producen por año. Y sí, el abandono también es maltrato.

Datos de la infografía “Abandono y Adopción” de Fundación Affinity

Si bien la tendencia es decreciente y a simple vista parece que ya no son muchos los casos, 137.000 siguen siendo demasiados. 137.000 casos de abandono animal al año, suponen que 375 mascotas son abandonadas cada día. Las causas de los abandonos son variadas y van desde camadas indeseadas, de lo que más casos hay, hasta un 15%, hasta la pérdida de interés en la mascota, los menos, con un 8%. Además, según manifiesta Luis Pérez de la Asociación Asoka el Grande, “muchos de los abandonos se producen en período de vacaciones, cuando te quieres ir a algún sitio y no tienes dónde dejar al animal”, además, añade que a las mascotas “se les quiere y se les cuida más que hace años, pero durante poco tiempo, hasta que surge algún problema”.

Un gato en la zona felina de Asoka | JL García

Aunque puede haber un pequeño repunte en la cantidad de abandonos en períodos vacacionales, el problema es constante durante todo el año, ya que si se divide en trimestres, prácticamente no hay variación; al menos, en el caso de los perros, donde encontramos que un 33% son abandonados tanto en el primer como en el tercer trimestre, mientras que en el segundo hay una pequeña subida de 1% hasta el 34% (debido a los meses de junio y julio). En cuanto a los gatos, si que hay más diferencia en este segundo trimestre, con un 42%, ya que coincide con la época de cría de los felinos y por lo tanto aparecen nuevas camadas indeseadas (principal motivo de abandono). Mientras que el primero se reduce a un 27% y el tercero a un 31%.

¿Qué pasa con los animales que llegan a las protectoras?

Cuando un animal llega a la protectora, principalmente recogido por propios voluntarios o encontrados en la calle, tienen que pasar un tiempo en cuarentena ya que “aunque sea mínima, pueden tener una afección e infectar al resto”, según argumenta Luis, voluntario en Asoka. Un 32% de los animales que llegan a las protectoras llegan heridos o con algún tipo de enfermedad y más de la mitad, son adultos (un 57% del total), mientras que un 30% son cachorros (la mayoría de las veces no deseados). Además solo un 23% de ellos están debidamente identificados con microchip (aunque por ley todos los animales deben llevarlo por si hay algún problema), asimismo, en cuanto a los gatos, solamente un 2% de los que llegan portan microchip.

Datos de la infografía “Abandono y Adopción” de Fundación Affinity | JL García

Uno de los problemas que tienen en las protectoras o en las asociaciones es que cuesta darle salida a los animales que son más mayores, mientras que los cachorros pasan una media de dos meses en estas entidades, los animales de edad adulta o ya más mayores, pasan cuatro veces más tiempo en estos lugares que los más pequeños, hasta una media de ocho meses sin que nadie los adopte, lo que acaba suponiendo un overbooking de animales de mayor edad en las en las asociaciones. Que además, al ser más grandes, suponen un gasto mayor en comida y agua entre otras cosas y ocupan más espacio.

Un can dentro de la jaula de cachorros de la Asociación Asoka | JL García

El año pasado, el SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza), realizó un total de 12.542 actuaciones contra el maltrato animal, un 24% más respecto del año anterior. Las denuncias pueden ser por peligro del bienestar animal o falta de higiene o transporte seguro entre otras, pero solo los casos más graves, como acabar con la vida del animal, pueden llegar a sentencia de cárcel para el agresor. Estos delitos de maltrato o abandono de animales domésticos tienen estipuladas penas que pueden llegar a los 18 meses de prisión en el primer caso y una multa e inhabilitación en el segundo.

Luis Pérez, voluntario en Asoka: “A los animales se les cuida más que hace años pero durante poco tiempo, hasta que surge algún problema”

Layka en la zona de recreo para perros grandes de la Asociación Asoka | JL García

En España, los animales no tienen derechos como propios seres vivos sino que son tratados, más bien, como objetos. Por ejemplo, si una persona ve que otra está pegando a su mascota y se la quita, el maltratador tendría las de ganar en un juicio, ya que “le ha robado” un objeto que era suyo. Esto es debido, sobre todo, a la falta de legislación y a que en España no existe una ley marco de protección animal a nivel estatal que armonice las distintas leyes autonómicas. Entonces, las competencias están derivadas a las comunidades autónomas que entre ellas tienen leyes muy dispares y lo que es delito en Galicia, puede no serlo en la Comunidad de Madrid. Por ejemplo en Cantabria, Andalucía, Cataluña, Extremadura e Islas Baleares está prohibida la venta de animales en escaparates, mientras que en otras comunidades como la Comunidad Valenciana está permitido. Si bien es cierto que el recientemente modificado Código Penal en su artículo 337, recoge los casos en los que el maltrato animal es delito, sigue siendo insuficiente. Penas de prisión de 3 a 18 meses, en los peores casos (con menos de 24 meses, existe la posibilidad de no entrar a la cárcel si el juez así lo decide) y multas o inhabilitaciones especiales en otros, no llega a ser suficiente. A día de hoy, solo una persona ha ingresado en prisión por un delito de maltrato animal, fue hace dos años, cuando el caballo Sorky das Pont no logró el resultado que su dueño quería y éste la emprendió a palos con el animal hasta matarlo. Una muerte “atroz” como la calificó la jueza que le condenó, horrorizada de esa “aberración en el siglo XXI”.

Datos de la infografía “Abandono y Adopción” de Fundación Affinity | JL García

El 15% de los animales abandonados es por problemas de comportamiento, mientras que el 8% por pérdida de interés en el animal

Hay que aprender. Hay que aprender que un animal no es un objeto y aunque sea poco parece que esta consigna va calando en las personas, pero todavía no es suficiente. Tener un perro, un gato, un huron, un cerdo vietnamita (o minicerdo) o cualquier animal de compañía es más que una responsabilidad, es casi como tener un hijo. Hay que tener en cuenta muchos factores (vacunas, comidas, peluquería…) y reflexionar antes de incorporar un animal a tu vida. Hay que saber que al animal se le debe educar y que no se va a criar solo. Muchas veces, los problemas de comportamiento de un perro o de un gato son culpa de los dueños, porque los han criado para ser así, o mejor dicho, porque no los han criado como se debe. Se debe tener en cuenta que los animales no se compran (ni se venden), se adopan. Y al adoptar un animal hay que saber que es algo más que comprar un juguete, que lo que se está haciendo es darle una casa a un ser vivo. Una casa y una familia, porque más de lo que ese animal va a querer a los que estén con él, no lo va a hacer nadie. Adoptando a un perro se asegura un buen sitio para vivir para él y un hueco en una asociación para otro animal sin hogar. Y como diría aquella frase: “no compres, adopta”, serás feliz y harás feliz a un ser vivo.

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