Entrevista a Carmen Benito, presidenta de la asociación MUM

Mujeres Unidas contra el Maltrato (MUM) es una entidad asentada en Madrid cuyo objetivo es ayudar a las supervivientes de violencia de género y trabajar contra la misma

Paula
4 min readMay 27, 2019

P: ¿Cuál es el proceso que sigue una mujer que ha sufrido violencia de género para insertarse en el mundo laboral?

R: Hay tantos casos como mujeres, ya que no hay un perfil de mujer maltratada. Una vez que salen, les viene muy bien la terapia psicológica para normalizar su estado. En ocasiones vienen tras un tiempo, por lo que quizá no les hace tanta falta ese terapia previa y se realiza un curso empoderador para que sepan como funcionar consigo mismas y de cara al mundo laboral.

P: ¿A qué limitaciones se tienen que enfrentar estas mujeres?

R: Normalmente la violencia que han sufrido es algo privado y, en caso de hacerse pública su situación no afecta a su valoración en el trabajo. El problema es ajeno a esto. No radica en la capacidad de la mujer para incorporarse al mundo laboral si no en la actitud del maltratador que, en muchas ocasiones, no cesa. Esto puede provocar la falta de seguridad en el empleo, e incluso, la necesidad de cambiar de estancia. En este momento es cuando la empresa expone a la mujer las facilidades que le brinda.

P: En vuestra asociación contáis con un proyecto denominado Laborando, ¿en que consiste?

R: Laborando es un proyecto para la inserción laboral de las mujeres. En él, trabajan una psicóloga y una trabajadora social. El procedimiento a seguir depende de cada mujer y comienza cuando la misma pide ayuda en nuestra asociación. La primera ayuda que se le presta es la psicológica con una terapia individual a la semana para trabajar su caso. En ciertas ocasiones, si es un caso muy reciente, hay que tratarlo de forma especial, otras veces basta con unas sesiones de orientación laboral para ponerlas al día con el currículum. Se simula una entrevista para refrescar ese proceso si hace mucho tiempo que no se han enfrentado a el.

Contamos también con talleres y cursos de formación específica con el objetivo de obtener un conocimiento y poder desarrollar su empleo por una rama concreta. Algunas mujeres necesitan simplemente un puesto de trabajo y otras tienen que empezar desde cero.

P: Renta Activa de Inserción (RAI) es un proyecto gubernamental que ayuda a los desempleados con dificultades para conseguir empleo. El gobierno considera que las supervivientes de violencia de género entrarían dentro de este grupo. Este es un proyecto que exige multitud de condiciones. ¿Que opinión te merece?

R: Hay una gran lista de condiciones como tener un hijo a tu cargo o estar apuntada en el paro. Sin duda, la condición más importante es que la mujer debe contar obligatoriamente con una sentencia del juez que la dictamine como víctima de violencia. Es totalmente comprensible y necesario que el RAI necesite de una serie de características para ser concedido pero también es cierto que dificulta en gran medida el camino. El problema de este proceso judicial es que en el juicio que conlleva la denuncia de la mujer, se juzga tanto al maltratador como a la mujer, por lo que, si el juez indica que no es víctima de violencia de género, el proceso se detiene y la mujer pierde el 90% de las prestaciones. La ayuda que proporciona este proyecto es en torno a 400 euros que, realmente, si te acabas de ir de casa y tienes hijos a los que mantener, no sirven de mucho.

Por ello, la asociación MUM lucha actualmente para conseguir la eliminación del juicio de la mujer, ya que consideramos que el juez solamente debe considerar la situación del maltratador conforme a su actos y las pruebas existentes. Nuestra alternativa consistiría en un informe psicológico previo hacía la mujer que dictamine la situación de violencia que padece tras una evaluación psicológica. Esto debería ser suficiente. Nuestro objetivo es que este informe ofrezca derechos a la mujer a prestaciones como una vivienda de acogida. La mujer no tiene porque ser juzgada, sí el denunciado. El problema aquí es que en vez de 3 mujeres al día dictaminadas como víctimas, serían 300.

P:¿Como estáis trabajando en ello?

R: Intentamos asesorar a la mujer en el proceso de denuncia. Actualmente si una mujer no quiere denunciar, no le recomendamos lo contrario siempre y cuando se encuentren en una situación que se lo permita, ya que es un periplo muy complicado. Por ejemplo, si tiene hijos, es un proceso de casi “obligado’’ cumplimiento, por el futuro de los mismos.

Lo más complicado que abarcamos es el tema legal. Cuando las entidades gubernamentales nos preguntan que queremos siempre insistimos en ello: que la mujer deje de ser juzgada.

P:¿Se dedican también a orientar a la mujer en el proceso judicial?

R: Orientamos, nunca decidimos por ellas. Le informamos sobre los caminos existentes y nuestras ayudas: terapias psicológicas, asesoramiento legal y laboral, inserción laboral mediante nuestra bolsa de trabajo, cursos y talleres, acompañamiento familiar…

P: La independencia económica que le aporta a una mujer un empleo es muy relevante pero también lo es la independencia psicológica. ¿Cual cree que es más relevante?

R: Es un conjunto de todo. El aumento de autoestima al encontrar un empleo es clave. La mujer comienza a valorarse a si misma en el momento en el que se siente valorada por los demás. En general, te hace volver a sentirte parte de la sociedad, lo que provoca inevitablemente el empoderamiento de la mujer.

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