La inmigración del siglo pasado

¿Por qué se celebra la Feria de Abril en Elche?

Laura Dalama Veiga
6 min readDec 12, 2017

Según el padrón municipal de Elche, en 2016 el 17’6% de su población había nacido en otra comunidad autónoma. Esta población proviene principalmente de Andalucía y Castilla-La Mancha, zonas de economía agrícola que exportaron su mano de obra a zonas de economía industrializada. En este contexto, el desarrollo de la marroquinería en Elche supuso una gran demanda de fuerza de trabajo que permitió el crecimiento de la ciudad y sus pedanías.

Imagen del barrio de San Antón // Laura Dalama Veiga

Nos remontamos a 1880, cuando, tras una crisis en la agricultura y con la introducción del yute, crece el número de talleres de alpargatas y se crean las primeras fábricas. En este momento, el municipio de Elche compagina la actividad agrícola con la industrial. Un poco antes de la Primera Guerra Mundial, las casi 100 fábricas de alpargatas, yute y trenza ya agrupaban al 80% de la población obrera.

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Como explica Martín Sevilla Jiménez, catedrático de la Universidad de Alicante y autor de la obra Crecimiento y urbanización: Elche, 1960–1980, “la industria recobró vitalidad en los inicios de los años 50 cuando el incremento de la demanda de calzado a nivel nacional se vio ampliado gracias a acuerdos con EEUU que impulsaron las exportaciones”.

Esta industria se consolida entre 1965 y 1975, con la recuperación demográfica gracias a la migración interior, principalmente desde Andalucía, Murcia y Castilla-La Mancha. La situación de hambruna y opresión política provocó que el arco mediterráneo recibiera gran parte del movimiento migratorio interior, una situación potenciada por la fuerte crisis de la agricultura tradicional junto con los Planes de Desarrollo para incentivar los enclaves industriales. “El deterioro de las condiciones de trabajo y los salarios de los trabajadores agrícolas fueron fundamentales. Este proceso fue vertiginoso en algunos de estos años, temiéndose la desaparición de algunos pueblos” matiza el catedrático.

Por otra parte, Jose Antonio Larrosa Rocamora, profesor de la Universidad de Alicante y autor de la tesis doctoral El área urbana-metropolitana de Alicante-Elche. Delimitación y caracterización: aplicación de los criterios funcionales de movilidad, relata que “ la industria del calzado es muy manufacturera con lo que para su funcionamiento se requería, y se requiere todavía aunque en menor proporción, una gran bolsa de mano de obra barata. Esa bolsa de trabajadores llegó de ámbitos rurales empobrecidos, como los que abundaban en Andalucía, Murcia y Castilla La Mancha, pero también desde municipios alicantinos, como los de la Vega Baja del Segura”.

Diferentes calles del barrio de San Antón (Elche) // Laura Dalama Veiga

Cabe destacar, por encima de todas, la importante presencia de los andaluces: más de veinte mil personas que fueron instalándose en barrios como Carrús, El Toscar, San Antón o Altabix. Es en estas condiciones cuando surge el Plan de Ordenación Urbana de 1962 que considera la zona urbana, suburbana, ciudad jardín, las zonas industriales, de palmerales, deportiva… Además, para cada una de estas zonas, determina cotas de altura, alineación, usos del suelo y características estéticas.

Entre los aspectos positivos de esta movilidad, el doctor destaca “ el posicionamiento de Elche en el rango de ciudades tanto a escala regional como nacional -actualmente entre las 30 ciudades más grandes de España-, el intercambio cultural, el rejuvenecimiento de la población y el incremento de la actividad económica en general, ya que el aumento de población implicó igualmente un incremento de los servicios y equipamientos necesarios que demandaba una población de ese tamaño”.

No obstante, también aclara que “entre los aspectos negativos, se pueden citar sobre todo los derivados del crecimiento descontrolado de la ciudad: especulación, falta de infraestructuras, zonas verdes y espacios de ocio en general, construcción de edificios y viviendas de baja calidad, la pérdida de patrimonio provocada por la expansión urbana, por ejemplo con la tala y ocupación de parte del palmeral de Elche o con la destrucción de edificios históricos en el centro de la ciudad. También se puede considerar como negativo que la llegada de inmigrantes fuera tan masiva que dificultara la plena integración sociocultural de los nuevos habitantes. Como consecuencia, una de las señas de identidad de la ciudad, su lengua, el valenciano, se fue dejando de utilizar poco a poco”.

Diferentes calles en el barrio de Altabix (Elche) // Laura Dalama Veiga

A finales de los años 90, el sector del calzado se sume en una crisis sin precedentes debido a la competencia de las exportaciones procedentes de China y de otros países con bajos costes de producción. Sin embargo, la recuperación económica hizo que en 2007 Elche se situara por delante de Alicante en términos de crecimiento demográfico, recibiendo casi el doble de población. En su momento, el concejal de Fomento, Federico Buyolo, estos datos reflejaban que Elche es una ciudad dinámica en constante crecimiento “que sigue siendo un referente y un polo de atracción para personas que desean vivir y trabajar aquí”.

En la actualidad, según los datos que constan en el censo municipal, son 14.239 los andaluces de origen que viven en Elche; números a los que hay que sumar sus descendientes, quienes han conseguido que se consoliden un gran número de celebraciones típicas del calendario andaluz: la localidad ilicitana acoge anualmente y con bastante popularidad celebraciones como la Romería del Rocío, las Cruces de Mayo o la Feria de Abril. Como relata Larrosa “ la nueva comunidad de ciudadanos necesita mantener elementos identitarios que les recuerden de dónde proceden: la Feria de Abril y festividades de ese tipo, junto con centros sociales como la casa de Andalucía, cumplen esa función. Por el contrario, las fiestas locales o el equipo de futbol local sirvieron de forma efectiva como aglutinantes de la nueva colectividad, que de esa manera se sintieron más ilicitanos”.

Sobre esta progresiva integración bromea Sevilla Jiménez: “ las peculiaridades de sus zonas de origen delimitaron mayores o menores integraciones que se fueron modificando en las siguientes generaciones que, hoy en día se consideran tan ilicitanos como los procedentes de familias de mayor arraigo temporal. Los ‘8 apellidos ilicitanos’ serían aquí más difíciles de encontrar”.

Además, el profesor de antropología social en la Universidad Miguel Hernández, Antonio Miguel Nogués Pedregal, explica que “en la fiesta, definida como momento lúdico festivo, se crean sentimientos y complicidades que no se pueden forzar: como surge espontáneamente es difícilmente controlable, pero al mismo tiempo, difícil de romper. Esto se puede aplicar igualmente a la migración y a la convivencia entre culturas”.

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Laura Dalama Veiga

En cuanto a la industria del zapato, en la que actualmente se comercializan unas 350 firmas, Elche ha pasado de tener poco más de 27.000 habitantes a finales del siglo XIX a superar los 227.000 en la actualidad. Ahora, a pesar de su pasado de inmigración andaluz, la migración interior hacia la provincia de Alicante está liderada por Madrid, Murcia y Valencia.

Hoy en día, Elche supone el 39% de la producción española, por un valor que alcanza más de los mil millones de euros además de dar trabajo a cerca de 17.000 empresas en unas 900 empresas. Además, también supone un 40% de las exportaciones españolas de zapatos, exportando a más de cien países, principalmente Francia, Estados Unidos y Alemania. No obstante, Martín Sevilla Jiménez aclara que “ el turismo, la construcción, y una industria diversificada complementan a la tradicional industria del calzado aunque esta sigue siendo una seña de identidad que simboliza el éxito de Elche como un entorno de crecimiento y riqueza”. Además, recuerda el profesor de antropología, “conviene mencionar el proceso de relocalización del capital que sufrió la industria en los años 90”.

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A esta declaración del profesor Nogués, se suma Estefanía Moreno, responsable de comunicación de Elche Acoge, una fundación que lucha por los derechos de personas migrantes, en este caso, extranjeras.

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En definitiva, la ciudad de Elche tiene una larga historia de migraciones que la han convertido en una gran ciudad de convergencia entre diferentes culturas y cuya historia de movilidad continúa hoy en día, tanto a nivel nacional como a nivel internacional.

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Laura Dalama Veiga

Estudiante de Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela. Fotógrafa de Noitábrega. Voluntaria en Asociación Ámbar.