Las insuficiencias que sufren las personas trans, a escena

La falta de una ley estatal y la alternancia de partidos dificultan la consumación efectiva de los derechos trans

Alfonso
proBeta
9 min readJan 16, 2018

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La incomprensión, el victimismo o la discriminación son algunas de las taras que han de soportar las personas que, en un momento dado, sienten que están viviendo en el cuerpo equivocado o simplemente ejercen un papel que solo sirve para contentar al resto. Lydia Na vivió 40 años con un aspecto que no le pertenecía. Ahora, intenta reivindicar los derechos de un colectivo trans que ve cómo las promesas políticas se convierten a menudo en papel mojado.

A pesar de que hasta hoy 13 de las 17 comunidades autónomas en España ya han iniciado acciones legales en este ámbito, la diferencia entre territorios provoca que la gente intente empadronarse en una zona u otra dependiendo de las necesidades que se cubran en cada región. Para paliar esta situación, en mayo, Unidos Podemos promovió una proposición de ley en contra de la discriminación de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI).

Fuente: Leyes autonómicas sobre la transexualidad

Meses después, el Congreso de los Diputados admitió a trámite el documento, que permitiría, entre otras cosas, el cambio de sexo y nombre de los menores en el registro. Sin embargo, Lydia Na, portavoz de la asociación Alicante Entiende, confía en que el tema se generalice definitivamente y que se cumplan los principios acordados. “La Constitución dice que nadie será discriminado por sexo, raza o religión y eso es mentira; espero que la ley LGTBI no acabe siendo una norma escrita que luego no se acata”.

A la falta de un documento que aúne los preceptos aprobados por las autonomías se suma la alternancia continuada de partidos que difieren en sus criterios y modos de actuación. En Galicia, por ejemplo, el PP tumbó este verano la ley de identidad de género que pretendían impulsar el PSOE, En Marea y Bloque Nacionalista Galego (BNG).

Lydia Na es coautora de un libro autobiográfico llamado “Work In Progress”, además de locutora en un espacio cultural de un programa de radio local / Alfonso Fernández

La ley trans en la Comunidad Valenciana

En España, la causa trans empezó a llegar a las altas instancias a partir del 2004. Tres años después, se permitía legalmente el cambio de sexo y de nombre en el DNI. En 2009, Navarra fue pionera a la hora de facilitar a las personas que quisieran transformar su identidad o expresión de género el acceso a unos servicios especiales.

Más adelante, se unirían comunidades como la del País Vasco, Andalucía, Canarias o Madrid, entre otras. En la Comunidad Valenciana, por su parte, se aprobó en marzo de 2017 una ley que ampliaba los derechos y libertades que ya existían en otras autonomías.

La capacidad de elegir la vestimenta independientemente de que seas hombre o mujer, la posibilidad de entrar al servicio público que más se acerque al género que predica la persona, las grandes sanciones económicas en casos de discriminación o la protección del menor por encima de la familia son algunos de los avances que integra la ley trans elaborada por la Consejería de Igualdad y Políticas Inclusivas.

Fuentes: Texto: LEY 8/2017, de 7 de abril, de la Generalitat, integral del reconocimiento del derecho a la identidad y a la expresión de género en la Comunitat Valenciana (DOGV núm. 8019 de 11.04.2017) Foto: Izada de bandera en el Ayuntamiento de Alicante (07/07/2017) / Alfonso Fernández Vídeo: YouTube

Esto no impide que surjan voces críticas que no ven todavía colmados sus derechos. Paula Villagra vive en Alicante. Trabajó mucho en su momento para conseguir el dinero que le diera la posibilidad de operarse y así empezar una vida que deseó desde pequeña. La intervención llegó a principios de los ochenta, cuando “era bastante problemático llegar hasta un juez y exponer esa demanda”.

Paula Villagra, conocida en su mundo laboral y artístico como Ula, fue una de las primeras personas en España que inició un proceso de reasignación de sexo y de cambio de nombre en el registro / Alfonso Fernández

En lo que se refiere a la ley trans promulgada en la Comunidad Valenciana, Paula Villagra tiene la sensación de que “son palabras vacías que no valen para nada”. Este pensamiento viene, según ella, al comprobar que “no hay ningún tipo de dotación ni integración ni programación” a este respecto. Lo achaca sobre todo a que no es un caso de masas. “Muchas palabras bonitas y campaña televisiva, pero, como no le influye a nadie, esto siempre se queda en el ámbito personal”, concluye.

Las etiquetas, objeto de debate

Una de las reclamaciones más importantes que promueven las asociaciones y activistas es la supresión de etiquetas. La ley valenciana se centró en esta cuestión, dejando de considerar la transexualidad como una patología. Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta decisión. Según apunta Purificación Heras, profesora de Antropología en la Universidad Miguel Hernández de Elche, “para muchas personas será imprescindible considerarlo enfermedad siempre que sea necesario para que la Seguridad Social lo cubra”.

La ley trans en la Comunidad Valenciana proponía una despatologización que no impidiera a la sanidad pública financiar los costes de la cirugía. De todas formas, a tenor de lo expuesto por Purificación Heras, las reivindicaciones en este sentido vienen ya de atrás. “Es un movimiento mucho más amplio que tiene que ver con las identidades generizadas y con las orientaciones sexuales, ya que todo lo que ha tenido que ver con saltarse el sistema impuesto de sexo o género ha sido históricamente rechazado”, afirma la socióloga.

“Hay que quitar etiquetas de las leyes para que de verdad haya una igualdad”, postula Joaquín Andreu, delegado de zona de Alicante Sur de UPYyD

Uno de los partidos que más atención puso en la cuestión de las etiquetas en territorio valenciano fue UPyD. Así lo asegura Joaquín Andreu, antiguo candidato a las autonómicas por el partido rosa: “Hay que quitar etiquetas de las leyes para que de verdad haya una igualdad”.

La sede de UPyD en Alicante sufrió un ataque vandálico en 2013, manteniendo hasta hoy la pintura lanzada entonces sobre el rótulo del partido / Alfonso Fernández

Al igual que sucede con síndromes como el de Asperger y el autismo, la transexualidad “ha de tener un código para que se quite de patologías propiamente dichas, ya que se ha comprobado que son personas distintas con necesidades diferentes”, opina Joaquín Andreu. Y continúa: “Aunque tengamos que poner una etiqueta, al final, en vez de referirnos a la sanidad exclusivamente como algo médico, vamos a empezar a hablar de bienestar social en lo más amplio del término para llegar a la felicidad”.

La visibilidad como parte vital del movimiento

Toda persona que se inmiscuye en la pelea por garantizar los derechos del colectivo LGTBI saca la palabra “visibilidad”. Lydia Na, mujer transexual y portavoz de Alicante Entiende, no es una excepción. “El problema que tienen con nosotros y nosotras es que que no les gusta vernos tal y como somos, por lo que salir a la calle, para las personas que formamos parte de la comunidad trans, ya constituye una forma de activismo”, afirma con orgullo.

La asociación Alicante Entiende lleva desde el año 2005 defendiendo al colectivo LGTBI, promocionando y organizando eventos en toda la provincia / Alfonso Fernández

Los medios de comunicación juegan un papel clave en la visibilización de los distintos grupos sociales. La socióloga Purificación Heras considera que existe un apagón informativo en materia de transexualidad: “Todo viene de una teoría de la construcción de la realidad a partir de la cual algunas sociólogas inciden en la idea de que los medios hablan sobre lo que interesa a una mayoría o sobre lo que interesa a las propias redacciones”.

Televisión, diarios, radio y ahora internet construyen, de este modo, la realidad. A raíz de esto, la profesora de la UMH considera que hay asuntos, como la falta de acceso a los medicamentos, que no se tratan, “pero luego apareció el autobús aquel de Hazte Oír y entonces todos los medios de comunicación se volcaron con el tema”.

Dos factores que determinan el grado de visibilización de un grupo social son, por un lado, el número de individuos al que representa y, por otro, la importancia que detenten estos. A este respecto se pronunciaba también la socióloga Purificación Heras: “No quiero decir que solamente provoquen cambios sociales las personas que tienen formación académica, pero sí que es verdad que determinadas personas, en ciertos lugares y con determinadas relaciones sociales y capacidad de influencia, pueden generar más cambios”.

Fuente: Paula Villagra Foto: Alfonso Fernández

Paula Villagra se muestra aún más tajante: “Creo que la cosa no va a cambiar demasiado porque es un colectivo tan pequeño que, en realidad, a nadie le va a soliviantar ni perjudicar; la gente vive y le da igual todo ese tipo de cosas”.

Joaquín Andreu, en cambio, pone el foco en los avances que se han conseguido en los últimos años. “Que se hable de igualdad de derechos es un paso tremendo; que de verdad se sepa en la legislación que existen y que son iguales que todo el mundo”, comenta. De hecho, según un informe presentado en 2012 por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, el 96% de las personas trans respaldaban el mero hecho de que hubiera políticos que hablaran del tema.

Andreu, no obstante, aboga por el diálogo como manera de entender las peticiones de unos y de otros: “Independientemente de que sean más conservadoras o religiosas o incluso fundamentalistas, el sentarte a una mesa y conocer los problemas de los demás elimina prejuicios; solo las leyes consensuadas, donde todos puedan vomitar sus ideas y estén obligados a escuchar al resto, podrán prosperar”.

Discriminación laboral y delitos de odio

A pesar de las leyes, los discursos políticos y la presión ejercida por las diferentes asociaciones, el 70% de las personas transexuales han sido excluidas del mercado laboral debido a su identidad de género y hay un 85% de paro entre los individuos trans. Las cifras pertenecen a un estudio del año pasado realizado por el Colectivo LGTB de Madrid (COGAM).

El 85% de las personas transexuales y transgénero esá en paro, según un estudio de 2017 realizado por el Colectivo LGTB de Madrid

“En el caso de las personas trans, tenemos que cargar con una tara porque seguro que una señora de 60 años, por ejemplo, llega al paro e intentan ubicarla con algún tipo de programa, pero a una mujer, si es transexual, igual no saben dónde meterla”. Son palabras de Paula Villagra Romero, mujer transexual que actualmente trabaja en un bar de Alicante. En los ochenta y noventa, ganó dinero participando en espectáculos e incluso formó parte de un grupo de música. “Si algo intentaba en ese momento era evitar lo que en aquel momento constituía la única posibilidad: ser puta”, cuenta con tono severo. Para las personas transexuales, “esto siempre ha sido así, aunque ahora parezca una cosa que supuestamente está aceptada socialmente”.

Otro de los factores discriminatorios es el de los delitos de odio. De acuerdo al informe de 2015 sobre incidentes relacionados con los delitos de odio en nuestro país publicado por el Ministerio del Interior, el 66% de los españoles percibía que se había extendido la discriminación por identidad de género, un 10% más que aquellos que opinaban que se había expandido por motivos de orientación sexual.

Según un informe publicado en 2015 por el Ministerio del Interior, el 66% de los españoles percibe que se ha extendido la discriminación por identidad de género

Lydia Na sostiene, en relación a las agresiones de este tipo, que la gente “necesita siempre una cabeza de turco para poder sentirse mejor que el resto”. Se refiere con esto a “una sección de la sociedad retrógrada, radical y militante que no quiere cambios porque prefiere que una parte siga estando discriminada”.

Fuente cartel: Informe sobre la evolución de los incidentes relacionados con los delitos de odio en España elaborado por el Ministerio del Interior

Según publicaba el Ministerio del Interior en 2015, de los 1.285 casos registrados y tipificados como delitos de odio ese año, el 40% se debió a la orientación sexual de la víctima. El delegado de zona de UPyD en Alicante Joaquín Andreu opinaba que “hay que poner nombre a determinados comportamientos para poder corregirlos porque aquí el problema no lo tiene la persona que ha nacido de una forma u otra, o ha nacido con una asignación u otra, sino que es más de la sociedad, que no ha sabido crecer de una manera lógica y razonable”.

La educación, según Lydia Na, constituye el factor clave para que todos empiecen a respetar cualquier expresión o identidad de género: “Para muchos los transexuales son esos drag queens que actúan con plataformas y de manera exagerada; piensan en los tópicos: en una puta o alguien que se droga y que sale a un escenario con lentejuelas a cantar una copla”.

Joaquín Andreu incide en la misma idea, recomendando la formación de “profesores, maestros y personal sanitario con el fin de que puedan eliminar prejuicios, premiando, además, esa actualización y destinando a los centros partidas económicas que ayuden a los profesionales a enfrentarse a posibles casos de discriminación”, expone el comisionado. Y concluye: “Si tú detectas al vuelo a una persona trans, podrás darle una solución, pero si la mayoría pasa olímpicamente, no sirven de nada los esfuerzos”.

Fuentes del Quizz: Milenio.com, Oxford Dictionaries, Guías de práctica clínica para la valoración y tratamiento de la transexualidad, ElCorreo.com, transexualidad.wordpress.com, “INFORME SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LOS INCIDENTES RELACIONADOS CON LOS DELITOS DE ODIO EN ESPAÑA” del Ministerio del Interior

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Fuente del vídeo: Lydia Na

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