Gara Pulido Tacoronte
Si no está publicado no se ha hecho
Instagram es un arma de doble filo para las personas y su salud
El ser humano vive sometido a los cánones de belleza impuestos por la sociedad en la que vive. Por ejemplo (como se explica en un artículo publicado por Guiadeltrotamundos.es) en Karen Padagung, una pequeña aldea tailandesa, viven las “mujeres jirafa”, llamadas así por colocar poco a poco en su cuello una serie de anillas que van estirando con el paso del tiempo esta extremidad; para los hombres de la aldea eso ha sido y es un símbolo de belleza y sensualidad. Mientras, en occidente y países del primer mundo, lo “bello” ha ido cambiando con el paso de las épocas hasta que ha encontrado una pequeña estabilidad, definiéndose en que lo bonito y lo sensual son los cuerpos delgados y musculosos.
El antropólogo social Jordi Ferrús opina que: “Cuando se habla de culto al cuerpo realmente se está hablando de la adoración que se tiene por un cuerpo determinado que a su vez se identifica con lo saludable”
Antes cuando las personas se iban de viaje compraban y mandaban postales para demostrarle a los demás que habían estado en esos sitios. Hoy, gracias a las redes sociales, sobre todo desde que se ha expandido el uso de Instagram, ese exhibicionismo se ha convertido en una necesidad casi básica para las sociedades primermundistas.
A raíz de esa prioridad de las personas por obtener un cuerpo determinado para poder mostrarlo han empezado a surgir, sobre todo en Instagram, nuevas “modas”. Ejemplo de esto es el “abcrack”, esta tendencia consiste en profundizar en la línea que recorre nuestro torso dividiendo nuestra musculatura en dos partes definidas, se traduce literalmente como “rotura abdominal” y se consigue con ejercicios de gimnasio muy agresivos sumados a dietas muy estrictas. Otra de las tendencias más peligrosas y dañinas para el cuerpo es el “desafío A4” que se puede encontrar en Instagram con el hastag #A4Challenge, este reto anima a que la zona abdominal mida lo mismo que un folio, las personas que lo realizan sólo tienen que subir una foto a la red con un folio delante para comprobar así que no sobresalga nada de carne por los extremos del mismo. Estas y algunas más, son las modas con las que los usuarios de redes sociales se topan casi a diario y que están creando un tipo de belleza divina muchas veces inalcanzable para la mayoría de las personas y para nada saludables.
Según Jordi Ferrús, las modas surgen y se extienden por los intereses de algunas personas que sacan beneficios de ellas, en este caso pueden ser gimnasios, entrenadores personales o industrias textiles.
No obstante, Anastasia Téllez, experta en Antropología Social, considera que las redes sociales no están directamente relacionadas con el consumo masivo que se ha hecho de los gimnasios, sino que estas sólo son una herramienta de difusión del cuerpo en su ámbito más íntimo.
Crecimiento constante de los gimnasios en 2016
Hay empresas que se benefician de todas las modas, no sólo las industrias cosméticas hacen dinero aprovechándose del malestar ajeno. Son los gimnasios los que en estos últimos años han tenido mucho auge entre la población joven, sobre todo en hombres.
Life Fitness ha realizado un estudio de mercado para valorar la situación económica y de crecimiento de los gimnasios españoles, el tamaño de la muestra es de 250 centros.
Según este estudio el 70% de los gimnasios municipales españoles aumentó socios durante el año 2016
En el informe también se puede observar que son este tipo de gimnasios los que acaparan casi toda la clientela en España.
Obsesionarse tampoco es saludable
Unos de los problemas que está causando el uso de Instagram como escaparate de cuerpos es que cada día más personas no estén conformes con su físico. El medio digital 20Minutos ha estimado en un artículo que: “Entre 20.000 y 50.000 españoles padecen vigorexia”. Esta enfermedad es, según un artículo escrito por Cuidateplus.com: “Un tipo de trastorno dismórfico corporal que se relaciona con el trastorno obsesivo compulsivo y que implica que la persona se obsesione con sus imperfecciones, lo que hace que perciba una imagen distorsionada de sí misma.” Como consecuencia, el afectado deja de realizar sus actividades cotidianas e invierte la mayoría de su tiempo ejercitándose.
Por otra parte Daniel Ruíz, graduado en nutrición y dietética además de entrenador personal opina que las redes sociales sirven para automotivarse y demostrar a otras personas que cambiar el cuerpo de manera saludable y comiendo bien no es imposible. Sin embargo matiza que estas son peligrosas si no saben usarse de la manera adecuada y con fines concretos.
El culto al cuerpo entendido como la adoración del mismo como un dios ha acompañado a las sociedades occidentales desde hace muchos años, las redes sociales sólo han ayudado a ir manteniéndolo a flote permitiendo que las personas fijen unas expectativas concretas en cosas peculiares y que consideran diferentes.
