En las llanuras de la soledad

Pintura: “caminante sobre el mar de nubes”, Caspar David Friedrich.

Hoy estoy aquí, desde las llanuras de la soledad con la esperanza de transmitir mis ideas a toda la humanidad.

Hace unos días me encontraba haciendo un ensayo sobre el Liberalismo, así, cuando me encontré con los principios del Romanticismo. Aquel movimiento que sacudió las entrañas del mundo conocido, y que en la actualidad ha empezado a resurgir, de distintas maneras pero con el mismo fin. Esos mismos ideales son los que debemos rescatar en la actualidad: igualdad, fraternidad y libertad.

Durante una conversación rutinaria, salió a la luz, el tema de la libertad; exclamando una de las personas que se encontraban ahí, ¡Ya somos libres! Pero, me fue difícil no preguntarme: ¿Qué tan libre somos?, ¿libres?, ¿en qué sentido?

Cabe destacar que si bien hemos tenido avances en cuanto a la libertad, tanto individual, como colectiva, aún nos queda mucho por hacer, pero, poco es el tiempo que nos da la vida al nacer. Nacemos sin pedirlo y nos vamos sin desearlo, dado que lo único en lo que no podemos ser totalmente libres, es en la libertad de decidir, cuando es que nos toca morir. Entonces, no somos libres, peor aún, estando en uno de los siglos más volátiles de toda la historia de la humanidad. Debemos de regresar a nuestros orígenes, a lo que nos hace ser humanos y no a lo que nos hace ser seres inconscientes gobernados por nuestros impulsos, y por el materialismo del mundo.

Si nos alejamos de todo impulso, de todo materialismo y de nuestro ego, solo así lograremos acercarnos a nuestro yo interno; la capacidad de lograrlo reside en nuestra fuerza de voluntad, nosotros decidimos nuestro propio destino, no el vecino, ni el amigo, mucho menos la nación, solamente nosotros y todo inicia diciendo ¡No! Estamos en el punto de inflexión, en una revolución, no se atreven a decir su nombre porque esa es la realidad, basta con salir a las calles para darnos cuenta de lo que vivimos, pero sobre todo, debemos expresar lo que sentimos, este es el inicio de una nueva década, de un nuevo pensamiento y nos toca a nosotros decidir si sucumbiremos ante él o lo explotaremos.

El futuro del mundo reside en nuestro interior, las acciones de un solo individuo pueden cambiar el curso de la historia; no somos espectadores, sino los protagonistas de esta nueva realidad.

Si lograste llegar hasta acá, tomaste una buena decisión, leer buenas opiniones e ideales, cambian la forma de ser y de pensar. Dentro de unos días verás nuevos contenidos y en caso de tener una opinión distinta, me gustaría conocerla.

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