Lecciones de historia
Negro Navarro vs. Solar, Satánico vs. Blue Panther
En Cemetery of Splendour, la última película de Apichatpong Weerasethakul, Jen acompaña al soldado Itt a través de una medium en un paseo a través del palacio que Itt ve cuando en sueños viaja a una época pasada en la que varios reyes luchaban por la supremacía del pueblo de Khon Khaen. Aunque lo único que vemos en pantalla es un bosque, la superposición de las descripciones de Itt hace que el palacio aparezca, que se abra una ventana para mirar a aquella otra época que se esconde en los sueños de nuestro mundo.
Como el paseo de Jen e Itt, los gestos en la rivalidad entre Negro Navarro y Solar abren un puente entre dos mundos. Como Jen e Itt, Negro Navarro y Solar (AULL, 9/5/2015) recuerdan un pasado mítico, una especie de edad de oro que quizás nunca haya existido. Los dos maestros llevan ya una década enfrentándose, construyendo en sus viajes por México el mito de un pasado que los espectadores añoran pero que sin embargo nunca han vivido. Que probablemente nunca pudiesen haber existido. El estilo de las luchas entre Negro Navarro y Solar se fundamentan en los años de experiencia, en el tiempo que les ha permitido crear más de mil llaves y fabricar un relato sobre la belleza de un tiempo perdido.
Otra película: Cavalo Dinheiro de Pedro Costa. Ventura y los otros supervivientes de Fontainhas se mueven entre ruinas como si fuesen zombies, atrapados en el pasado, caminando lentamente porque arrastran el peso de toda la historia de sus vidas. El cuerpo de Ventura se diluye entre la sombra de la imagen o entre la sombra de su memoria. Ventura no puede mirar ni contar el pasado, solo puede vivirlo, porque no ha podido dejarlo atrás.
Aunque también son maestros de la misma generación que Negro Navarro y Solar, Satánico y Blue Panther (CaraLucha, 25/7/2015) no han tenido el privilegio de deshacerse del pasado. Puede parecer una paradoja cuando toda la presentación de Navarro y Solar surge de su condición de luchadores de otra época, pero ellos han podido desaparecer y rehacerse en torno a esa mirada al pasado que construyen en sus luchas. Sin ese momento de pausa, Satánico y Blue Panther no han dejado de cargar en sus cuerpos la historia de cada uno de sus movimientos.
Varias preguntas: ¿se puede fundar un futuro desde un relato mitológico? ¿se puede contar un mito cuando la historia vuelve en cada gesto? ¿se puede mirar al pasado cuando se lleva a cuestas? ¿se puede liberar al cuerpo de toda el tiempo que ha vivido? ¿se puede citar toda esa historia, ponerla en escena para que al menos otros miren al pasado?
En el llaveo de Satánico y Blue Panther se materializan dos historias, las de dos cuerpos, y se ponen en diálogo. La Fujiwara armbar de Satánico al comienzo del combate remite no solo a sus décadas de experiencia, sino también a su tradicional papel de villano y a la historia de todos los combates que Blue Panther ha ganado aplicando por sorpresa la misma llave. Cuando han pasado cerca de cinco minutos de lucha, Panther y Satánico se enzarzan en una rápida secuencia de llaves que nunca llegan a aplicarse; se revierten cuando cada uno de ellos intuye las intenciones del otro, cuando la memoria (de los cuerpos) reconoce el gesto y lo evita antes de que termine. No se representa el dolor, sino que se evoca todas las veces que ese gesto ha hecho sufrir a otro cuerpo. Es también la memoria la que obliga a Panther a seguir luchando por liberarse aun cuando ha conseguido evitar la Satánica: tiene que recordar, hacer volver la historia de todas las veces que ha desequilibrado un cuerpo como lo hace con Satánico, pero también todas las veces que Satánico ha caído al ser desequilibrado así.
El final: puesta en escena toda la historia del cuerpo de Satánico, se materializa también el recuerdo de cada engaño y cada trampa, que toma la forma de una falsa rendición y el roll-up. El gesto cargado de historia, como la armbar de Blue Panther, como cada uno de los movimientos en los apenas quince minutos de combate.
En algún momento de este año Satánico dijo: “Seguimos aquí no porque queramos ser eternos. Somos eternos.” La eternidad se pone en escena, se materializa y se actualiza en el cuerpo.
