Una Movida

Recordando Hulk Hogan vs. Andre the Giant en WrestleMania III

Exequiel Ortega
PROYECTO SUPLEX
6 min readFeb 8, 2017

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Un cara-a-cara que ha mantenido su magia y mangetismo

Hace 30 años World Wrestling Federation buscaba consolidar su estatus como la empresa número uno en EE.UU. tras la instauración de un agresivo modelo de negocios y adquisición de talento por parte de Vince McMahon.

Ante un inédito marco de público, con todas las fichas a su favor, la consolidación de la llamada era del Rock ‘N’ Wrestling de la Lucha Libre debía recaer en los hombros de sus figuras más importantes en la WWF: Hulk Hogan, Campeón Mundial de la compañía y nueva figura dominante -honor del que gozaron Buddy Rogers, Bruno Sammartino y Bob Backlund en el pasado-, y Andre the Giant, quien fuera la gran figura del Pro Wrestling a nivel mundial antes de la llegada de Hogan a la cima de WWE.

Unas de las mayores máximas que rigen en la Lucha Libre es el llamado paso de antorcha de veteranos a nuevas caras, cosa que los fanáticos vean que el espectáculo continuará más allá de sus viejos o nuevos héroes. Pero si bien en algunos rincones del mundo todavía eventos de esta clase se caracterizan por mantener el aura deportiva y el respeto entre rivales, el estelar de WrestleMania III mostraría ingredientes de carácter dramático que servirían para garantizar también un exitoso cambio de caras y como nuevo modelo a seguir en los años que vendrían después.

La Previa

Llevando tres años ya como Campeón Mundial de la, entonces, WWF Hulk Hogan parecía lograr lo que todo luchador que posee el cinturón máximo desea, no sólo tener el apoyo del público sino que trasmitir un aura de dominación e imbatibilidad. Su campaña como Campeón Mundial, desde su victoria ante The Iron Sheik en el Madison Square Garden, daba crédito de su capacidad de superar todo obstáculo y lograr el apoyo del público; ya que dió cuenta de todo adversario que lo retó en busca del título máximo. Parecía que a Hogan no le quedaban más rivales de la generación previa por vencer, ¿o sí los habían?

Fuera de las cámaras, luces y ring, Andre también se encontraba en un momento crucial en su carrera. No era la consolidación, sino aceptar la realidad de que su edad y dolores a la espalda ya no le permitirían seguir entreteniendo a los fans en el ring como acostumbraba a hacer, a través de muestras de fuerza bruta y en ocasiones caer ante el poder y espíritu de lucha de sus rivales. Tras su icónica incursión en el cine en The Princess Bride y una operación a la espalda, el Gigante de Francia se preparaba para quemar sus últimos cartuchos como leyenda viviente del pro wrestling.

Fuego en el Pozo

Para el inicio del año 1987, finalmente llegó la hora en que los entonces mejores amigos tuviesen que enfrentar a la pregunta que estaba en la mente de los fanáticos de la WWE y el Pro Wrestling, ¿quién ganaría cuando las dos figuras principales y más fuertes de la promoción se enfrenten uno contra uno en un ring?

En Piper’s Pit, Hogan recibió un trofeo por parte de Jack Tunney que reconocía su impresionante labor al mantenerse como Campeón Mundial de los Pesos Pesados por tres años, recibiendo las felicitaciones de Andre quien al parecer se comportaba más agresivamente que de costumbre. Una semana después, Andre también tendría su reconocimiento por llevar 15 años invicto en la Lucha Libre, pero tras las felicitaciones de Hogan y al ver que su trofeo era más pequeño que el de Hulkster ya no habían palabras, ni agradecimeinto a los fans por parte del francés. ¿Será que el Gigante Gentil…?

Las respuestas no tardarían en llegar puesto que a la semana siguiente, en el mismo Piper’s Pit, fue cuando un peso aún mayor que el del Campeonato Mundial y ser la cara principal de la WWE cayeron sobre los hombros de Hogan. Andre the Giant, su mejor amigo, quien fuera el primero en felicitarlo en el MSG tras derrotar a Iron Sheik, había contratado los servicios de Bobby ‘The Brain’ Heenan, su archienemigo de sus días en la AWA, con el fin de confrontarlo y retarlo por el Campeonato Mundial en WrestleMania. Incrédulo, pasmado y cabizbajo Hogan rechazaba el reto del Gigante hasta que un último insulto, arrancarle su crucifijo, gatilló la espontanea furia del Hulkster que finalmente pondría su título en juego.

La Hora de la Verdad

Con más de 90.000 fans en las gradas, Hogan, Andre y Heenan dieron los condimentos que hacían falta para todos los aficionados presentes y quienes veían el evento en sus pantallas. Hogan, pese a las dudas que recorrían su mente en su entrenamiento, confiaba en que el poder de la Hulkamanía haría temblar el mundo bajo sus pies cuando fuese capaz de finalmente derribar al objeto inamovible. Heenan, junto a un intimidante Andre que solo se limitó a mirar a la cámara, nos recordaba el increíble poderío del gigante francés, único e inigualable en el mundo y que la Hulkamanía moriría en cosa de horas al enfrentar un reto como nunca antes se había presentado.

Toda la previa estaba dando sus frutos, Andre era recibido bajo una lluvia de fuertes abucheos y basura, en cambio la algarabía se apoderaba de los fans en el Pontiac Silverdome cuando la música de Hogan sonó en los parlantes y Hulkster se encaminó al ring.

Sin embargo, todo lo mencionado previamente en los párrafos anteriores sería intrascendente si Hogan y Andre no hubiesen cumplido las expectativas de un electrizante ambiente, ni dado un espectáculo digno de ser recordado.

El Mundo sobre tus hombros y bajo tus pies

Tan pronto comienza la acción, Hogan se va a por Andre pero un fallido intento de levantar a su rival puso la balanza en favor del Gigante que casi se lleva la victoria rápidamente. A partir de aquí se evidencia el por qué Hogan y Andre siguen siendo figuras que siguen formando parte de la memoria colectiva de los fans de la Lucha Libre; el Gigante consigue mantener a raya al campeón castigando repetidamente su espalda con movimietos que no suponen mucho esfuerzo físico, pero que son un suplicio para Hogan; Hulkster en tanto ve que las pequeñas oportunidades de contratacar son mermadas una y otra vez por el retador. El público parece darse cuenta, de a poco, de que esta no es la noche de su héroe, que Andre dominaba pese a sus gritos de apoyo a Hogan, que efectivamente la Hulkamanía estaba por dejar de existir.

Pero no era lo que Hogan permitiría, no permitiría que la traición de Andre quedara impune, que Heenan se saliera con la suya, no frente a más de 90.000 personas y definitivamente no frente a los pequeños Hulksters a los que Andre les partió el corazón.

Eventualmente Hogan logra aprovechar la oportunidad que buscaba. Tras evadir la bota del retador, el Campeón consigue tumbar a su rival con un Lazo al Cuello, finalmente se siente cómo los Hulkamaníacos le dan a Hogan la fuerza necesaria que le hacía falta; Bodyslam, aquel movimiento que falló al principio, Hogan finalmente logra que el mundo tiemble bajo sus pies tras derribar al legendario Andre the Giant, la euforia estalla entre los miles de aficionados en el Pontiac Silverdom; Legdrop y cuenta de tres. Hulk Hogan ha logrado lo imposible. Su victoria, ante la mayor leyenda y atracción de la Lucha Libre, lo consolida como el indiscutido Campeón Mundial de los Pesos Pesados, y comienza a cimentarse como ícono del Pro Wrestling.

El resto, resto es.

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