Conclusiones: este texto es parte de mi publicación en internet del libro Psicología de Masas del Fascismo de Wilheilm Reich (https://medium.com/psicología-de-masas-del-fascismo) y mi conclusión del mismo.

Fascismo en el siglo XXI

Miguel Ran
Psicología de Masas del Fascismo
13 min readJan 17, 2020

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Cada vez que logramos derrotar al fascismo, que sus crímenes se hacen públicos e innegables, tenemos la sensación que nadie va a olvidarlos nunca… y a los 30 años, el fascismo vuelve. Y no se trata del odiador social patológico que cree que los pobres aún no sufren lo suficiente. No, se trata de gente normal, buena gente, que inconscientemente repite barbaridades políticas, que invoca monstruos como solución a todo y que va construyendo la estupidez suicida como identidad política.
No es cuestión de atacar a estos individuos por su fascismo, pero tampoco es cuestión de ser indulgentes con su estupidez. Tampoco es cuestión de quejarse porque el poder construye al fascismo (es lo que tienen que hacer para seguir siendo el poder). Es cuestión de entender qué pasa para saber qué hacer.

Similitudes y diferencias

No queremos analizar al fascismo de 1930, sino al fascismo que debemos combatir acá y ahora. Veamos entonces similitudes y diferencias.

El termino fascista ha mutado y se utiliza, por extensión, para describir a personas o regímenes autoritarios. La idea aquí, en cambio, es referirnos al fascismo como un cuerpo ideológico coherente. El fascismo de principios de siglo contenía en su cuerpo ideológico, por ejemplo y entre muchas otras cosas, un proyecto de desarrollo nacional y una convocatoria a las masas(*). El neofascismo de nuestro tiempo, en cambio, es neoliberal y asume un alegre rol cipayo(**) subsidiario del capital financiero.
Claro que el neofascismo tiene el foco de odio donde descargar la violencia que todo macho fascista necesita: un buen fascista cree que “el mundo se arregla matando gente”. Pero este neofacismo sin proyecto de Patria no pretende “invadir Polonia”, su mundo se arregla matando pibes-chorros(***) del conurbano o expulsando inmigrantes. Los fachos posmodernos no saben de geopolítica: el neo-fascismo es un fascismo decadente, con un enemigo decadente.
(* Desde este precepto, J. R. Videla no fue un fascista, solo fue un dictador sangriento
** Soldado nativo de la colonia al servicio del imperio
*** jóvenes pobres delincuentes)

El neofascismo sí comparte con el fascismo su caldo de cultivo: la angustia de la clase media. Y la clase media de 1930 comparte con la nuestra los placebos a los que se aferra torpemente como armas defensivas: el modelo de familia patriarcal, la “moral” sexual y las buenas formas. ¿De quién se defiende la clase media?: de la pobreza.
Empecemos entonces por este sujeto social del fascismo, la clase media:

La clase media no existe, pero si

El marxismo define las clases de acuerdo a su rol en la producción, burguesía, clase obrera, pequeña burguesía, campesinado y otras. La clase media no aparece en las categorías marxistas.(*)
(* En el modo de producción capitalista la división social más importante es la que opone a la burguesía y al proletariado, aunque Marx también señaló variantes de estas clases sociales: 1. burguesía financiera (banqueros y propietarios de las materias primas); 2. burguesía industrial (propietarios de las grandes empresas); 3. pequeña burguesía (pequeña empresa, pequeños propietarios, comerciantes, …); 4. clase terrateniente (dueños de las tierras); 5. clase campesina; 6. proletariado (obreros de las fábricas y asalariados en general, que viven exclusivamente de su trabajo); 7. lumpemproletariado (clase desposeída situada fuera del mundo laboral y que sólo es contratada esporádicamente, en función de las necesidades del capitalismo). El factor fundamental que define a una clase es la relación que las personas que en ella se incluyen tienen con los modos de producción, pero, a partir de este factor principal, las clases sociales presentan también otras características: por ejemplo, en “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte” nos dice Marx que las condiciones económicas determinan “su modo de vivir, sus intereses y su cultura”.)

Pero la clase media, como constructo social, existe. ¿Qué es la clase media?
A principios de siglo XX los revolucionarios suponían que una clase obrera con conciencia de clase, con cultura obrera, con partidos políticos propios y con organizaciones sindicales iba a ser un referente, un poderoso imán para las clases más timoratas, sean los campesinos, la pequeña burguesía o la naciente clase media. Eso no ocurrió.

En su lugar, la denominada clase media resultó un atractivo gigantesco para las otras clases sociales. Es referente cultural, hasta al punto que la gran mayoría de la población se reconoce en ella (en Argentina y en la mayoría de países). “…cuanto más numerosa e influyente en una nación es la clase media, tanto más hay que contar con ella como potencia social que actúa” (Reich, W.)

¿Cómo es que la clase media dirige políticamente a otras clases sociales a pesar de su notable debilidad política? Lo hace porque es una usina generadora de cultura, no solo de expresiones artísticas sino costumbres, gustos, modismos, moda. Y es referencia central en eso que llaman “opinión pública”. “Gracias a su estructura caracterológica, las clases medias disponen de una fuerza social enorme, que sobrepasa con mucho su poder económico.” (Reich, H). Es referencia cultural, y luego, política.

La clase media no es una clase social, es un constructo social en el que se ven contenidos obreros y policías, profesionales y desocupados, comerciantes y estudiantes. Sin estructura, sin lideres, sin lideres, se referencian en ella más del 70% de nuestra sociedad. Tan gigante como indefinida, en este texto en vez de la categoría clase media propongo usar otra: los que se-autoperciben-clase-media. Es más engorrosa pero mucho más precisa.

Estrategias para no ser pobre

El ánima que mueve (y el fantasma que desvela) a los que se-autoperciben-clase-media es no ser pobre. Pero la estrategia para no ser pobre aparece desligada al ingreso de riqueza. Se es pobre al parecer pobre, el objetivo final es no actuar como actúa el “estereotipo” del pobre.
Los que se-autoperciben-clase-media no tienen la tranquilidad económica de la clase alta, por eso se delimitan de la pobreza con algunas formas sencillas que se compran en el mercado: Para no ser pobre hay que mandar a los niños a una escuela privada, tener prepaga y en el trabajo vestir camisa.

Los que se-autoperciben-clase-media como foco de ataque

El foco de ataque del neoliberalismo son los que se-autoperciben-clase-media, en Argentina y en el mundo. Podríamos decir que el foco de ataque son los varones, blancos e incluidos(*), pero eso no significa desde ningún punto de vista que sean los que están en peor situación. Las minorías sexuales, no-blancas y excluidos la pasan peor(**) por el colchón económico y la vulnerabilidad en que está cada grupo social.
(* La paradoja es que, según reza el mantra de la izquierda posmoderna, los varones blancos incluidos son los privilegiados del sistema, pero ese es otro tema.
** Una mujer blanca e incluida es foco de ataque en cuanto blanca e incluida, un varón negro y excluido lo es en cuanto varón. Una mujer negra pobre y excluida no es foco de ataque, pero eso no significa que sea una privilegiada por el sistema.)

Debemos diferenciar foco de ataque de mayor vulnerabilidad. Los sectores vulnerables son daños colaterales, el objetivo del sistema es desposeer al que aún posee algo.(*) Podemos comprobarlo analizando los ataques macristas(**). Créditos UVA, aumento en prepagas, quita de subsidios a servicios a hogares y comerciantes, combustibles, viáticos, alquileres, aplicaciones tipo Uber, Globo, Rapid, etc. Cuanto más socialmente incluido, más en el centro del foco de ataque.
(* El objetivo son los incluidos europeos y norteamericanos. De acuerdo a la escala que tomemos, podemos considerar a los que se-autoperciben-clase-media argentinos como una periferia que la pasa peor sin estar en el foco de ataque. El foco de ataque macrista es a escala nacional, los grandes capitales atacan a los incluidos primermundistas.
** Mauricio Macri, político neoliberal Argentino, presidente del 2015-2019 )

Los grupos sociales con niveles de sufrimiento mayores están más lejos del corazón del capitalismo, o sea, de la producción de plusvalía. El capitalismo mata lo que descarta. Acercarse a los que más sufren puede ser un acto de piedad, pero la potencialidad revolucionaria disminuye al dirigirse hacia periferias más marginales, con menos gravitación política y social.

Independientemente de que Argentina posee una extenso progresismo clasemediero, donde el Kirchnerismo recluta su base, podemos afirmar que el núcleo votante macrista(*) está definitivamente en el corazón de los atacados, entonces: ¡¿por qué no reaccionan?!. ¿Qué mecanismo perverso hace que esta parte de los que se-autoperciben-clase-media voten a su verdugo? ¿Qué máscara ideológica les impide reaccionar aunque sea como un mínimo mecanismo de supervivencia?
(* Mauricio Macri, político neoliberal Argentino, presidente del 2015–2019)

Salud, educación, vivienda

Si la salud y la educación son mercancía, los que puedan deben pagar por ella. Los pobres no son rentables y entran en otro negocio (el de crédito privado al estado para demandas sociales de la población vulnerable). El mercado reclama a los que se-autoperciben-clase-media para sí, y censura la inversión estatal en estos rubros.

Hay un triunfo ideológico del neoliberalismo, no solo con las ONGs, sino en la militancia social e incluso de izquierda. El populismo/progresismo, con su retórica a favor de los sectores vulnerables, entra de lleno en el juego. Ya no es cuestión de una política obrera, esos privilegiados con sindicato y aguinaldo, sino de la defensa de los humildes.
A diferencia de la vivienda obrera, el barrio obrero, la salud obrera, hoy está en boga la sensibilidad social con los grupos vulnerables.

La rueda del hámster clasemediero

Los que se-autoperciben-clase-media hacen un gran esfuerzo por pagar su salud y educación. Exigen que este esfuerzo valga la pena, es decir, que su rueda de hámster eterna sirva para, por ejemplo, no caer en una escuela para pobres. Y acá el mecanismo perverso: no caer en una escuela para pobres que se note que es para pobres y en una salud para pobres que se note que es para pobres.
Si la educación y salud pública son de calidad, el esfuerzo del hámster no tiene sentido porque lo gratis es igual a lo que ellos pagan y entonces pagar sería una estafa. Pero no puede abandonar lo privado para compartir salud y educación con los pobres, porque entonces serían un pobre más y el mundo pierde su lógica.

La paradoja es que una política pública progresista que mejore la educación y salud pública creará desestabilización social, porque los que se-autoperciben-clase-media sentirán la injusticia de estar pagando algo que no es lo suficiente mejor de lo que el estado da gratis. Lo que está en juego para este sectos de los que se-autoperciben-clase-media es su derecho a la educación y a la salud privada.

Pero en la vivienda el esquema no cierra.

Esta rueda de hámster eterna hace crisis en la vivienda propia. Porque, con mayor o menor esfuerzo, los que se-autoperciben-clase-media pueden costear la educación y la salud privada, pero para comprarse una casa no hay sacrificio sobrehumano que alcance.

Y como los planes de viviendas estatales son para “grupos vulnerables”, la clase media ve cómo reciben gratis o subsidiado lo que ella debe adquirir en el mercado. Frases de un fascismo superlativo, que hemos escuchado todos, como “mirá la casa que les dan!” plantea este sentido común de que una casa para pobres se debe notar que es “para pobres”. Para los que se-autoperciben-clase-media queda el crédito UVA.

La rebelión es inevitable.

Expoliados por el neoliberalismo, condenados a una vida miserable, los que se-autoperciben-clase-media se rebelarán. Y es sano que lo haga. ¿Pero van a rebelarse por izquierda o por derecha?. La rebelión va a exigir justicia, pero existe una noción fascista de la justicia.

Puede reclamar por el derecho a la educación, o puede reclamar su derecho a la educación privada. “Que, en caso de crisis, estas clases medias se levanten contra el ‘sistema’ no puede asombrarnos, pero el hecho de que aun estando arruinadas, teman el progreso y se alíen con los extremistas de derecha, no se explica directamente por causas socioeconómicas”. (Reich, W.)

Sin la lucha de clases como norte ordenador de la rebelión, el fascismo es una tentación. ¿Dónde están los activistas de izquierda de los que-se-autoperciben-clase-media? La mayoría de ellos nacieron entre los que se-autoperciben-clase-media pero, como los desprecian (y así desprecian su propio origen), militan en otros sectores sociales: sean inmigrantes, desocupados o género.

La izquierda anticapitalista y los que-se-autoperciben-clase-media

Ante la cada vez mayor dificultad de militar en la clase trabajadora, la izquierda a migrado, lentamente, hacia otros sujetos sociales o espacios: juventud, inmigrantes, género, minorías sexuales, cultura, arte. Esto podría haber sido un enriquecimiento de la izquierda, pero no lo fue: tenemos que asumir que fue una migración obligada a territorios menos hóstiles, que trajo como consecuencia la pérdida de influencia en un sector estrátegico y la posterior construción de una ideología para defender ese cambio no buscado ni querido, haciendo de la necesidad una virtud.

Independientemente de que todos los seres humanos producimos plusvalía, que existen distintos mecanismos para su extracción (el trabajo domestico, por ejemplo) y que tomemos en cuenta nuevos modos de extracción a través del consumo, del endeudamiento individual, de la privatización de servicios públicos, por ejemplo, sabemos que existen mecanismos más directos que otros. Perder posiciones en la clase obrera significa perder posiciones en el sector donde la extracción es más directa: La relación obrero-patrón a través del salario con el objetivo de producir mercancía para el mercado.

Los otros sujetos sociales son importantes y la militancia anticapitalista debe estar presente en todos los sectores y frentes, pero estos nuevos frentes militantes tienen la desventaja de estar lejos del eje opinión pública y de esa producción de plusvalía tan directa. Estar en el corazón de la extracción de la plusvalía le permite a la clase obrera interrumpirla a través de la huelga, por ejemplo.

Clase obrera

La clase obrera, cada vez más desclasada y con menos conciencia de si misma, es parte de los que se-autoperciben-clase-media. La izquierda busca a la clase obrera en los libros y desprecia a los que se-autoperciben-clase-media porque no son lo suficientemente obreros.

Hay, también, una ofensiva económica e ideológica que va conformando una nueva clase obrera como trabajadores “independientes”. Entre los sectores vulnerables hay quienes ni siquiera pueden entrar a ser esa clase obrera “emprendedora”: Ser explotado por Uber incluye tener acceso a un auto. Incluso ser explotado por Rapid o Globo incluye una bicicleta y un celular. Ser de la nueva clase obrera, precarizada y “proactiva” en su búsqueda del propio mecanismo de extracción de plusvalía, incluye tener cierto nivel de vida y ciertas herramientas culturales aunque sea para entender la aplicación. Las nuevas profesiones independientes son en realidad vínculos laborales sin protección para el trabajador. La vieja clase obrera sindicalizada es residual.

Feminismo

Un punto aparte merece el movimiento de género, que si bien está lejos de la producción de plusvalía debe su centralidad social a ser percibido como un movimiento integrado por clase media. Eso le da una gravitación cultural gigante en toda la sociedad, hasta el punto que casi todos los movimientos imitan al movimiento feminista, incluso los pañuelos celestes.

El movimiento piquetero en el año 2000, pujante, muy extendido, capaz de paralizar el país, con miles de miembros y coordinación a distintos niveles, no tuvo la centralidad política que tiene el movimiento de género por su composición de clase.
Otro punto es que el feminismo es un movimiento donde el militante no se va a militar a otro sector social, sino que se anima a hacerlo en el que nació.

Recapitulando

  • La clase media no existe: es un constructo social. Las clases realmente existentes son los trabajadores incluidos y excluidos, los profesionales, los comerciantes, los empleados estatales, etc… Pero como Dios, la clase media no existe y es omnipresente:
    - En todos los-que-se-autoperciben-clase-media, que sueñan con su nivel de consumo,
    - en los políticos del regimén, que sueñan con seducirla y ocupar la centralidad de la política nacional
    - y en la militancia de izquierda, que culposa de su origen tiene pesadillas donde la persiguen fantasmas de clases timoratas
  • La clase media ocupa la centralidad política, por lo menos en cada situación coyuntural. Sin dirección política, con lazos débiles entre si, sin organizaciones propias ni una ideología que les de coherencia, allí se referencian clase obrera, desocupados, precariado, estudiantes, comerciantes, profesionales… más del 70% de la sociedad(*). Reaccionan políticamente como clase media indignada, esa es su fortaleza y también su debilidad.
    (* del 70 al 80% de la población en Argentina, según E. Adamovsky)
  • Para el sistema es (casi) imposible evitar la rebelión de los que se-autoperciben-clase-media. Están en el foco de ataque neoliberal y su sufrimiento económico se traduce en una angustia desesperante. Las rebeliones chilenas, francesa, la argentina del 2001, la española del 15M fueron protagonizadas por los que se-autoperciben-clase-media. Las clases sociales participan de la lucha política diluidas en la clase media.
  • La lucha política por la 125, en cambio, fue una lucha clásica donde clases sociales definidas por su posición en la producción (productores agropecuarios, terratenientes, etc), con sus organismos de clase (Sociedad Rural, Federación Agraria, CRA, Coninagro, etc) dieron una pelea política por el reparto de la renta. En cambio la clase obrera, con sus sindicatos capturados por una mafia burocrática, lucha diluida en la clase media.
  • El sistema (aún) no ha logrado mecanismos ideológicos para reprimir a los que se-autoperciben-clase-media, o por los menos son más débiles. Las volteretas discursivas sobre los infiltrados que ensucian un reclamo genuino, de Piñeira por ejemplo, son innecesarias para reprimir otros sectores sociales. Eso es porque un reclamo de los que se-autoperciben-clase-media es hegemónico de por si. Incluso la policía, a la hora de disparar, necesita recurrir a mecanismos fetichizantes para poder sentir que le está disparando a otros distintos.
  • Contra el fascismo y el neoliberalismo, el progresismo sostiene al capitalismo con inclusión. ¿La rebelión sera contra el capitalismo o será contra el capitalismo inclusivo? Sin lucha de clases, no hay ordenador político en la rebelión. Es nuestra tarea proponer una utopía superadora de capitalismo. La Rebelión puede ser por izquierda o por derecha. Es una rebelión que surge de la angustia, sin un norte político superador del capitalismo. Se puede reclamar no ser pobre o se puede reclamar “no ser el más pobre”. El sistema hará su trabajo para terciar en esta rebelión, ¿y nosotros?.
  • La izquierda anticapitalista debe militar estratégicamente en los-que-se-autoperciben-clase-media. Es un sector social difícil por su propia composición, su individualismo y porque no posee un ámbito de vinculación (¿el barrio?). Pero a su vez los que se-autoperciben-clase-media son la clase obrera, los estudiantes, los profesionales y los comerciantes. Es el deseo de todas las clases sociales de ser clase media lo que le permite la hegemonía.
  • La izquierda anticapitalista debe combatir sus prejuicios, admitir orgullosa el origen en este sector social trabajador de la mayoría de sus cuadros y, sin olvidar la definición de cada clase social por su rol en la producción, asumir con pragmatismo la centralidad política de los-que-se-autoperciben-clase-media.

Bibliografía

Reich, W. Psicología de masas del fascismo.

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