Con el auge de las tecnologías, desde hace algo más de una década, hemos modificado nuestra forma de comunicarnos. Y desde que surgió la pandemia mundial, ha aumentado considerablemente el número de personas que se han sumado al uso frecuente de las nuevas tecnologías, como una forma alternativa de comunicarnos.
Hemos pasado de hablar cara a cara, a por llamada, y luego, por mensajes de texto. Esto ha hecho que la comunicación pierda alguno de sus ricos matices, y puedan darse con más asiduidad los malentendidos. Factores como: la expresión facial o el tono de la voz, resultan cruciales a la hora de interpretar los mensajes. Así, nos puede resultar complicado saber si alguien está bromeando, enfadado, triste, o si nos está vacilando.
Es más recomendable, aclarar los temas sustanciales en persona. Sin embargo, en caso de no ser posible, podemos ayudarnos de otras herramientas online que pueden suplir esas carencias. En cuanto a expresiones faciales, podemos valernos de emojis o stickers, y, respecto al tono, los audios de voz vienen genial. Y si ya queremos una conversación mucho más completa, podemos usar las videollamadas, que es lo más parecido a una conversación en persona, pero sin contacto físico.
