¿A qué puede haberse debido el descenso de la natalidad en España durante los últimos años?: Cambios en los tipos de relaciones amorosas y el descenso de la natalidad

Por: Antonio Marín Rodríguez, Francisco Javier Molina García, María Dolores Ocaña Ortega y Carlos Paredes Barea

Como hemos visto en entradas anteriores, son múltiples los factores que pueden estar relacionados con el descenso de la natalidad en relación a la mujer. Analizando todos los factores sociales y económicos que podrían influir en dicho descenso, nos hemos percatado de otro factor que hasta la actualidad no ha sido especialmente estudiado en relación a la natalidad pero que sí pensamos que puede tener una fuerte relación. Este nuevo factor al que nos referimos es el cambio en los tipos de relaciones que mantienen las jóvenes a día de hoy.

A día de hoy, si le preguntamos a gente joven si quiere tener hijos o casarse, probablemente digan que no lo desean. Esto era bastante distinto hace escasos 20 o 30 años, época en la que el deseo de formar una familia constituía uno de los objetivos principales en la vida. Creemos que esto puede deberse a un cambio cultural. Ya no se busca tanto formalizar una relación, sino que existe una gran diversidad de preferencias sexuales y de tipos de relaciones amorosas, por lo que formar un núcleo familiar ha pasado a tener una importancia menor.

Aunque la mayoría de parejas hoy día siguen estando conformadas por el estándar típico de un hombre y una mujer, cada vez son más los jóvenes que se plantean si este tipo de amor romántico es el adecuado para ellos, si este tipo de amor es sano para su salud mental o si realmente son capaces de amar o tener una relación con una única persona. En las generaciones más jóvenes encontramos que cada vez son más numerosos otros tipos de relación diferentes a la compuesta por un hombre y una mujer. Así, han nacido diferentes formas de relación tales como las relaciones abiertas, el poliamor o la anarquía relacional.

Si el principal órgano reproductor de la sociedad estaba formado por un hombre y una mujer y esto ha cambiado, ¿habrá afectado también el cambio en la manera de relacionarse al descenso de la natalidad?

Parece que la sociedad avanza hacia la anteriormente mencionada anarquía relacional, es decir, en la sociedad comienzan a verse formas de amor resultado de una reflexión interna acerca de lo que se siente y no como resultado de lo impuesto por la sociedad e incluso castigado, aunque tristemente aún quedan vestigios de esto último. Así comienzan a desarrollarse nuevas formas de amor, como las relaciones abiertas, el poliamor, la homosexualidad, etc., aparte de lo que hasta ahora ha sido “predominante”/impuesto por la sociedad, que son las relaciones heterosexuales. Estos nuevos tipos de relaciones que emergen gracias a la ‘apertura de la mente’ de los individuos dotan de menor importancia al hecho de reproducirse, y permiten disfrutar del amor en su totalidad.

https://www.youtube.com/watch?v=ZEspVGZhMTo&t=137s&ab_channel=GonzaloCatalinas

En esta entrevista que versa sobre la mencionada anarquía relacional, podemos observar cómo algunos jóvenes describen este tipo de relaciones. La primera chica manifiesta que, cuando se forma una pareja tradicional, el propósito de vida se convierte en el propósito que comparta esa pareja (y de entre todos los propósitos de pareja el más común es tener hijos), mientras lo que ella desea es gozar de libertad para buscar un propósito y unas metas individuales en la vida, en definitiva, para desarrollarse como individuo.

La segunda chica, también afín al anarquismo relacional, indica que lo es debido a que su forma de ver las relaciones es más horizontal, de forma que se ‘desjerarquice’ la relación, primando también las relaciones de amistad.

Así, todos los participantes en las entrevistas restan importancia al hecho de formar una familia con una única pareja y dotan de mayor relevancia al mantener relaciones interpersonales diversas en las que haya espacio para desarrollarse como individuo.

Hoy en día, podríamos decir que la sociedad se ha ido individualizando, y las metas y objetivos propios se han priorizado ante el hecho de compartir tu vida con otra persona. Por tanto, el concepto de la pareja ideal está más en desuso que nunca, y la tendencia es establecer relaciones como resultado de nuestras reflexiones personales, haciendo, valga la redundancia, que las relaciones de pareja sean más personalizadas y que tengan muchos matices que la pareja tradicional no tiene.

Algo a tener muy en cuenta es que, a diferencia del concepto tradicional de pareja, hoy en día, por lo general, las relaciones se han vuelto menos estables en el tiempo. Tradicionalmente, el concepto de pareja ha estado ligado al de matrimonio. Dos personas no solían estar juntas si no planeaban casarse. En la adolescencia podían existir los ‘rollos’, que normalmente se llevaban con secretismo y a las espaldas de los padres, aunque probablemente sería la forma más pura de relación que podrían tener en sus vidas. Hoy en día, esta forma de relación es bastante más común, incluso se podría decir que es la predominante. Relaciones basadas en el amor que se siente, en el placer y en la felicidad mutua, más que las centradas en planes de futuro y en la formalización de la familia.

Se dice que vivimos en una realidad líquida, lo que quiere decir que en la sociedad de hoy en día no hay estructuras fijas que podamos seguir, todo está en constante cambio. Se puede apreciar un gran cambio respecto a la familia tradicional que conformaba el modelo predominante, de modo que queremos más libertad y no atarnos a nada ni nadie. Esto genera una gran diversidad de relaciones que rompen con los estereotipos tradicionales y que, a su vez, se van asentando y normalizando poco a poco en la sociedad. Entonces, este florecimiento de nuevas formas de entender las relaciones, puede haber supuesto una clara merma para el crecimiento demográfico, puesto que las relaciones volátiles u otras ya mencionadas no priorizan el hecho de formar una familia, y por tanto resultan un factor importante en el descenso de la tasa demográfica.

Bibliografía:

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